Hay un dicho popular que afirma que de una boda sale otra. Y, aunque la tradición que algunos mantienen sobre el lanzamiento del ramo suele ser premonitoria, lo cierto es que es habitual que a una pareja le apetezca dar el paso tras a acudir al enlace de otros amigos o familiares. De las celebraciones previas a tu gran día se puede aprender mucho, acerca de lo que se quiere repetir y de lo que se quitaría de la lista. A Rocío el hecho de haber estado en bodas anteriores a la suya, le permitió construir al milímetro su día ideal. “Durante 2019 habíamos ido a varias bodas juntos y al día siguiente poníamos en común aspectos que queríamos copiar y aquellos que jamás querríamos en nuestra boda. Una de las cosas que aprendimos fue que queríamos poner un aperitivo reforzado y un solo plato, más postre, sentados en mesa”, nos explica. La sevillana dio el ‘sí, quiero’ a Nicolás, quien ya es su marido, en una celebración más íntima de lo previsto inicialmente, el pasado 12 de septiembre.
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Una ceremonia muy emotiva en Sevilla
La ceremonia tuvo lugar en una de las iglesias más emblemáticas de la capital andaluza, la Parroquia de la Magdalena, con la que los novios mantienen un vínculo especial: “Cuando me pidió matrimonio en la celebración de nuestro séptimo aniversario de noviazgo, fuimos en primer lugar a la iglesia a solicitar disponibilidad y entre los días que nos ofrecieron fue el que más nos gustó, por celebrarse el Dulce Nombre de la Virgen María”.
Sin duda, la celebración fue todo un éxito a pesar de los contratiempos y ahora Rocío solo puede recordar anécdotas tan divertidas como el comentario que le hizo el sacerdote, familiar del novio, ya en el convite. “Recuerdo que empezó a reírse y nos dijo: ¿Sabéis qué recordaré siempre de vuestra boda? La imagen de Rocío sin parar de sonreír y de Nico sin parar de llorar. En ese momento nos reímos muchísimo porque Nico, días antes, aseguraba que él no lloraría en la boda porque se moriría de vergüenza”, confiesa Rocío. La emoción del momento se entiende porque la pareja llevaba esperando su enlace con ganas, desde que iniciaran la relación, muy jóvenes. “Empezamos a salir con 17 años gracias una amiga en común que nos presentó. Hemos crecido y madurado juntos. Ambos estudiamos una carrera y tuvimos la suerte de ser contratados en la misma empresa donde hicimos las prácticas”, concede.
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Su vestido, sencillo y atemporal
Para su gran día, Rocío confió en la firma sevillana Cherubina, que estuvo detrás del diseño de su vestido sencillo y atemporal, con tejido ligero, drapeado central y mangas largas de estilo obispo. “Soy ingeniera y, aunque me guste, no tengo ninguna idea de moda así que decidí confiar ciegamente en Ana Cherubina que era la experta. Fue una de las mejores decisiones que tomé alrededor de la boda. Ana es una persona increíble en lo personal y lo profesional”. Explica que acudió a la tienda que la firma tiene en el centro de la ciudad, pero que al principio no se sentía cómoda con los diseños, porque con su rostro juvenil, la hacían parecer muy niña.
“De repente dijo Ana, muy ilusionada, ‘Rocío, tengo tu vestido’. Mientras lo buscaba en el burro, contaba que justo lo encargó hacer hacía unos días por una inspiración y lo había recibido ese mismo día de Madrid. Cuando me lo probé, supe que era mi vestido, tanto es así que mi madre se puso a llorar”, apunta. Con el fin de adaptar el diseño a las temperaturas que se daban en esa época en Sevilla, cambiaron el material de las mangas por la gasa e incluyeron el detalle de la empuñadura y los de la espalda. Para completar el look recurrió a una de las mascarillas homologadas que Cherubina había lanzado al mercado y no se olvidó de las joyas: lució un collar familiar a modo de tocado, que acompañaba al peinado.
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¿El mejor de todos los accesorios? Su ramo, a medio camino entre lo tradicional y lo minimalista, elaborado con un solo tipo de flor, como marca una de las tendencias de la temporada. Así lo relata ella misma: “Tenía muy claro que el ramo lo encargaría a El Recreo, ya que Mariapi la encargada fue mi profesora en el ‘cole’ y no dudaba en que sabría plasmar mi personalidad en un ramo sencillo, clásico y especial a la vez”. La magia del gran día se hizo notar en una de las casualidades más bonitas tal y como cuenta Rocío. “Me hacía ilusión que mi ramo tuviese fresias, porque son las flores preferidas de una gran amiga mía, pero la verdad es que se me olvidó indicárselo a Mariapi. Recuerdo que cuando quedamos por primera y última vez, apenas unas semanas antes de la boda, me dijo: ‘Rocío, he diseñado un ramo para ti pero dime si quieres que cambiemos algo’. Y me enseñó un ramo de fresias… Fue increíble”.
Más tarde, ya en la boda, optó por entregarle el ramo a su madre, una escena que recuerda como el momento más especial de todos: “Ella ha sido siempre mi referente y apoyo, siempre ha estado a mi lado guiándome y enseñándome a ser mejor persona cada día. Cada vez que me preguntaba a quién le entregaría los ramos le cambiaba de tema para no contarle la verdad, recuerdo que hasta un día se enfadó conmigo por no querer decírselo”.
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Un look de belleza sin excesos
Como otras de nuestras novias virales comentaban, Rocío tampoco quiso renunciar a la naturalidad en su look de belleza y optó por un maquillaje ‘cara lavada’ y un peinado sencillo, pero poco previsible, que iba más allá del tradicional recogido de bailarina. “Desde un principio quería contar con Julia Hidalgo, porque aparte de ser familia, me encanta su trabajo tan delicado y natural… Era justo lo que buscaba para mi gran día”. Explica que ella no suele maquillarse y por eso al ver el resultado con Julia, tras salir de la prueba, estaba muy contenta. “En cuanto al peinado me pasaba lo mismo. Buscaba un recogido sencillo, porque así es mi personalidad. Me gusta pasar desapercibida”, cuenta.
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Enamorarse del proceso de organizar una boda
La boda tuvo lugar en pleno mes de septiembre y tanto la pareja como sus invitados tuvieron que seguir las medidas establecidas entonces en Andalucía. “Mentiría si dijera que no me importó que en mi boda tuviésemos que llevar mascarilla. Es evidente que es incómodo, da calor (haciendo más duros los 40ºC que hizo en Sevilla ese día), te deteriora el maquillaje y pierdes todo el glamour en las fotos. Afortunadamente yo me la tuve que poner en pocas ocasiones, pero sufrí por mis invitados”, indica. Sin embargo, “insisto que todo tiene su lado bueno y yo me fui dando cuenta a medida que iba aceptando que mi boda sería de tal forma y no de la otra”.
Para organizar el enlace no contaron con ayuda externa, se valieron del apoyo de sus respectivas familias para que nada se les quedara en el tintero. “Lo más parecido a una wedding planner que tuvimos fue una agenda planificadora para bodas de Mr Wonderful que nos regaló mi amiga Carmen. Durante ese año y pico la he llevado siempre en el bolso, y cada vez que me daban alguna recomendación lo apuntaba sobre la marcha”, relata. Lo que recuerda como más complicado fue asumir la incertidumbre de las circunstancias, que obligaban a hacer cambios de última hora. “Aunque, sinceramente tuvimos muchísima suerte con cada uno de nuestros proveedores. Nos mostraron mucho cariño, profesionalidad y facilidad todos ellos”.
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Una de las medidas más duras y complicadas de la temporada es la que obliga reducir el aforo, también bautizada como ‘desinvitar’ y fue difícil para Nicolás y Rocío que imaginaban, en un principio, una celebración con 300 invitados. “Tuvimos que asumir que no podíamos contar con la familia materna de mi marido, ya que viven todos entre Madrid y Pontevedra y no estaba permitido el desplazamiento entre comunidades autónomas. Lo que no podíamos imaginar era que días antes de la boda tuviésemos que prescindir de toda mi familia sanluqueña -por parte de padre- por haberse contagiado algunos de ellos, fue una pena”, admite. Para ofrecer un plan B a todos esos ‘ausentes’, la iglesia les dio la opción de retransmitir la ceremonia en directo, lo que les permitió incluso contactar a más amigos y compañeros interesados en verlo.
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Marcar una nueva tendencia nupcial
A pesar de la presión que sentían por ser los primeros en casarse en su grupo de amigos, contaron con el apoyo de profesionales como Israel, encargado del catering Barros, que les ayudó a hacer de su día una fecha memorable no solo para ellos, sino para sus convidados. Tanto, que llegó a marcar tendencia en su entorno: “nuestra boda fue un antes y un después en la vida de nuestros amigos. Es muy curioso que todos han coincidido, sin saberlo, en que tras nuestra boda han cambiado el concepto de boda “ideal”. Antes soñaban con una boda multitudinaria con grandes derroches, pero ahora sueñan con una boda íntima y cuidando los pequeños detalles”.
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Posiblemente porque ellos también estuvieron en ese punto de plantearse posponer la boda, están más seguros que nunca de que no podrían haber hecho nada mejor que casarse y así lo recomiendan a todos los que estén dubitativos. “Si algo nos ha enseñado este virus es que la vida te puede cambiar de un día para otro, por mucho que creamos que lo tenemos todo bajo control. Si esperáis a que no haya Covid, ¿quién os garantizará que no habrá otro caos en vuestra vida?”, defiende Rocío. Nada mejor que su reflexión para animar a empezar una nueva etapa en la vida.