Actrices que han marcado, no solo la historia del cine, sino también la de la moda, ha habido pocas. Y ninguna ha conseguido crear leyenda del mismo modo que lo ha hecho Brigitte Bardot (París, 1934). No es de extrañar su vínculo con la industria del traje, pues aunque fue el séptimo arte el que la catapultó a la fama, ya había hecho sus pinitos como modelo entre revistas y fotografías mucho antes, como su madre quiso. Ahora retirada de la esfera pública, por su vida han pasado numerosos diseñadores que encontraron en ella una inspiración, una musa sin precedentes que derrochaba naturalidad. En sus looks más icónicos siempre se ve reflejada su esencia, sin artificios, que hizo de sus estilismos de novia un referente que hoy continúa siendo actual.
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Los cuatro matrimonios de su vida
En los planes de B.B (el apodo cariñoso de la afamada intérprete) no entraba la idea de convertirse en actriz, sino en bailarina. Pero fue un joven Roger Vadim quien la descubrió cuando tan solo tenía 16 años, para después pedirle matrimonio y lanzar su carrera en la gran pantalla. Con la desaprobación de su familia, Bardot dio el 'sí, quiero' a Vadim en 1952 y también a los proyectos que él tenía en mente para ella, empezando por sus comienzos en las cintas La chica del bikini y Le trou normand. El amor les duró cinco años, hasta que llegó un sonado divorcio, consecuencia de las nuevas relaciones de la intérprete con otros personajes de la sociedad francesa, cuando su matrimonio ya se conocía como roto. No obstante, Vadim y ella siguieron manteniendo el contacto y colaboraron en numerosos proyectos.
Tras algunos romances fugaces, el actor Jacques Charrier aterrizó en la vida de Brigitte para celebrar su segundo enlace. Ella quedó embarazada antes de que ambos acudieran al altar, por lo que cuando se celebró su boda en 1959 ya estaba encinta. Fue en Saint-Tropez, un rincón que tenía gran significado para ella y conocía muy bien: era su refugio, donde había remodelado La Madrague, un palacete (que aún conserva) para uso propio. Poco después, con la inminente llegada de su primer hijo, se decidió a no dar a luz en público y se refugió en casa. Allí nació Nicolas-Jacques Charrier en enero de 1960. La relación se volvió complicada cuando el padre fue llamado a filas para combatir en la Guerra de Argelia. No mucho después la intérprete cerró capítulo y decidió apostar por una nueva vida.
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La historia quiso que, tras algún que otro flirteo, se cruzara en su camino el millonario Gunter Sachs una noche en su querido Saint-Tropez cuando un buen amigo les presentó. El flechazo fue indudable, ambos se cruzaron las miradas y surgió la química. Los primeros días el empresario llegó a sobrevolar la Madrague en helicóptero para lanzarle millones de pétalos de rosa a B.B. En poco más de un mes se prometieron y en cuestión de días ya estaban casados con una boda en Las Vegas que fue cuestión de minutos. Lo hicieron en secreto, en la clásica ceremonia exprés de la zona y con el apoyo de algunos amigos de la pareja, que encubrieron el momento. Pero, consecuencia de las sonadas infidelidades por ambas partes desde apenas un año después y de los ritmos de vida tan diferentes que llevaban ambos, el compromiso llegó a su fin en 1969.
Hubo otros hombres que marcaron su pasado, pero desde 1992 su cuarto y actual marido es Bernard d’Ormale, al que conoció en una cena a la francesa. Desde que comenzara aquella etapa, sigue refugiada en su palacete del sur de Francia, hace pocas apariciones públicas y vive una vida tranquila, apartada de los focos. Los animales son, desde hace años, su única preocupación (tiene cientos en casa) y la defensa de estos se ha convertido en parte de su filosofía.
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El look más clásico no era predecible
Al analizar los diseños que Brigitte Bardot escogió para su boda, se puede intuir que fue capaz de crear tendencia por encima de las tradiciones y reglas conocidas para su tiempo. El primer look de novia de la actriz, escogido para su enlace con Roger Vadim, combinaba un vestido de corte recto, con unos peep-toes blancos, un velo con detalles florales y un tocado similar al que escogió Grace Kelly. El diseño fusionaba en una sola pieza la manga larga, una sobrefalda drapeada, cuello Mao y botonadura delantera.
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El Vichy: su mejor vestido
Frente al primer vestido, de aires clásicos, Bardot quiso romper con lo establecido con un diseño midi, de manga francesa, cuello babero y estampado Vichy. El rosa era el color escogido para su sí, quiero en esta propuesta firmada por Jacques Esterel que dio la vuelta la mundo y que aún hoy sigue siendo un referente para quienes buscan celebrar un enlace íntimo o una ceremonia en el campo. Completó el estilismo con unos salones de tacón medio y su popular melena ondulada con flequillo, sin recoger.
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Un diseño sixties para su tercera boda
A la una y media de la madrugada del 14 de julio de 1966 Brigitte Bardot y Gunter Sachs se convirtieron en marido y mujer, poco después de volar desde París dirección Las Vegas. Fue un medio de comunicación francés el que consiguió grabar la ceremonia y el posterior paseo. Para la ocasión, la interprete recurrió a la esencia sixties: un vestido recto con minifalda, de un estilo habitual al que vestía en el día a día.
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Un enlace secreto que dura hasta nuestros días
No existen registros fotográficos accesibles que dejen ver el look de boda que escogió Bardot en su la ceremonia que la unió a Bernard d’Ormale. Ambos muy reservados, decidieron casarse en secreto en agosto de 1992 y mantienen una discreta relación. Aunque la figura de la actriz continúa siendo todo un fenómeno que a día de hoy inspira novias e invitadas por igual.
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