Con la bajada de las temperaturas llegan vestidos de novia que invitan a soñar. Diseños que se alargan con colas de varios metros y en los que el tul (capas y capas de este material) se convierte en uno de los tejidos principales. Prendas de aspecto más o menos liviano que se combinan con abrigos, en muchos casos con capucha, que consiguen recuperar un look sofisticado que recuerda a la época de los zares. También con capas imponentes que ayudan a la novia a deslumbrar y a causar un efecto wow entre todos los invitados. En los meses de invierno el velo queda relegado a un segundo plano gracias al juego de volúmenes que proponen los diseñadores. Y es que elementos que ayuden a dar carácter a la prenda se vuelven imprescindibles para lograr un look romántico y fresco. Un cuento de invierno que puedes descubrir en el nuevo número de ¡HOLA! Novias y en este vídeo de Bad Creative Studio.