Cuando diseñadores nupciales y wedding planners hablan de esas cosas que hay que tener en cuenta para lograr una boda ideal suelen coincidir en que la personalidad de los novios debe quedar reflejada en cada detalle. Tal vez por eso todos los que han visto las imágenes de María F. Urbaneja, más conocida en redes sociales como Meriurba, y siguen con frecuencia las publicaciones de esta influencer, coincide en que tanto su vestido como su boda eran un reflejo de ella –y de Fer, no nos olvidemos del novio–. Quienes la conocen saben que hay dos adjetivos que definen a María por encima de todo: naturalidad y espontaneidad. Por eso su enlace está lleno de anécdotas y, por el mismo motivo, su look nupcial carece de todo tipo de artificios.
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- Foto a foto, la boda de María y Fer en Madrid
María siempre tuvo claro el tipo de vestido que quería llevar en su boda. Cuando, al poco de prometerse, imaginaba la prenda de su gran día, pensaba un vestido con escote en la espalda, con pico en la parte delantera y que pudiera lucir con su melena rubia recogida en una bonita coleta. Algo que corrobora la diseñadora Adela Alfaro, creadora de Adela Alfaro Atelier, firma que se encargó de confeccionar el vestido, y amiga de la novia. "Desde el primer momento María tenía claro el estilo de vestido y algunos de los detalles que quería. Como todas las novias, durante el proceso fue dudando, cambiando, mezclando… pero al final, volvimos a la idea inicial y le dimos forma. Como María es una persona ampliamente conocedora del mundo de la moda, los detalles técnicos son los que más se le escapaban. Es algo muy común también entre nuestras clientas, normalmente saben lo que buscan pero no saben cómo explicarlo o materializarlo, y nuestro trabajo se basa en entenderlo y darle forma".
Un vestido a medida para una novia especial
El resultado fue un magnífico vestidos con mangas abullonadas, escote a la espalda y una sobrefalda con una imponente cola. Una pieza que, como apunta la diseñadora, María se quitó para poder estar más cómoda y disfrutar de la celebración. "Este concepto fue una de las primeras cosas que tuvimos claras ambas partes cuando empezamos a trabajar. Queríamos un vestido desmontable para poder unir la magnitud de una cola tan imponente con la comodidad que todas las novias buscan para disfrutar de ese día tan importante. Elegimos este sistema, después de barajar muchos otros, porque nos gustaba la idea de que no se apreciara a simple vista que la cola no formaba parte del vestido. Al final conseguimos el efecto deseado, y para la mayoría de los asistentes fue una gran sorpresa".
- Vestidos de novia sencillos, pero inolvidables
Aunque todas las diseñadoras suelen sentirse orgullosas de los vestidos que crean para sus novias, el vestido de María, para Adela, tiene un significado muy especial. "Ha sido una de las experiencias más emocionantes de mi carrera profesional. María y yo nos conocimos cuando me mudé a Madrid para estudiar diseño de moda. Vivimos juntas en el colegio mayor, ella es dos años mayor que yo, y fue una veterana excepcional. Nos unió la pasión por la moda y fue la primera persona a la que utilicé de modelo en mi proyecto final de curso. Es muy emocionante echar la vista atrás y ver cómo hemos evolucionado las dos, desde aquella sesión de fotos con un vestido de cartón, a la mañana de su boda. El conocerla me ha permitido no dudar en muchos momentos, y hemos conseguido lo más importante, un vestido que era 100% Meriurba", asegura.
La pasión de María por la moda no solo se refleja en su vestido, una prenda clásica y atemporal que sigue dos grandes tendencias nupciales –las mangas abullonadas y el minimalismo–. También en los accesorios que completaron su look. La novia se enamoró de unos pendientes dorados de M de Paulet que fueron un regalo. A partir de ahí decidió que todos sus complementos serían dorados. María lució unas maravillosas sandalias de la firma Javier Gonzalo y una bonita corona Tocados Belén Antelo. En realidad, como desveló ella en sus redes sociales y corrobora Cartu Calderón de Aguinaga, wedding planner de Flamintgo, tenía una segunda diadema (de Carmen Sánchez de Ventura) prevista para después de la comida, pero los nervios del gran día y lo bien que se lo estaba pasando, hicieron que se le olvidara cambiarla. La novia combinó este accesorio con una coleta con ondas, realizada por Mayca y cuyo brillo debía a los cuidados de Ma Belle Salón, y un maquillaje natural y muy favorecedor obra del make up artist David Frances, de Elizabeth Arden. ¿Y el ramo? Un bouquet de aspecto silvestre de Flores Búcaro.
Una boda adaptada a los nuevos tiempos
María y Fer, como muchas otras parejas, han estado pendientes de las últimas medidas aprobadas por la Comunidades Autónomas para saber qué hacer con su boda. "Han tenido la suerte a diferencia de otros de nuestros novios de mantener la fecha inicial –5 de septiembre– y poder celebrarla, a pesar de la incertidumbre y las medidas legales y restricciones. Es cierto que han sido muy colaboradores y comprensivos con la situación y la verdad que hablar con Mery siempre me daba energía porque todo eran buenas palabras, facilidades y sonrisas y la verdad que eso se agradece muchísimo", nos explica Cartu Calderón, la wedding planner encargada de organizar la boda de la pareja.
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La pareja se casó en la Iglesia Catedral de las Fuerzas Armadas, en una ceremonia emotiva en la que estuvieron acompañados por sus familiares y amigos y que transmitieron en directo para que todos aquellos que, por unos motivos u otros no pudieron asistir estuvieran también un poquito más cerca. Después se trasladaron a la finca En El Regajal. "En las bodas, en la fecha en la que se casaron, había una restricciones muy concretas y nuestra principal preocupación era poder garantizar la seguridad a todos los invitados, al mismo tiempo que hacer felices a los novios y ayudarles en todo lo que estuviera en nuestra mano. En cuanto a medidas pre boda, todo nuestro equipo se hizo pcr para trabajar ese día. Los invitados la mayoría también traían pcr hechos por lo que hubo cambios hasta el ultimo momento pero así nos asegurábamos hacer todo lo posible por que no surgieran problemas. Montamos muchas más mesas en el cóctel de lo habitual para que todo el mundo pudiera estar sentado y cómodo en cualquier momento sin formar grupos grandes de invitados. Una de las cosas que nos dio mucha pena fue no poder hacer las mesas largas estilo italiano de amigos ya que teníamos que acomodar a los invitados en mesas de un máximo de 10 personas, pero quedo precioso igualmente”, añade la organizadora.
Cartu asegura que va a echar de menos las quedadas con María para organizar todos los detalles del evento. "Organizar la boda de María y Fer ha sido duro con todo lo que está pasando, las medidas cambiando cada semana y sin saber cómo iban a ser las cosas a 3 semanas vista. La verdad que ha sido complicado, pero Maria y Fer son encantadores y súper organizados, siempre colaborando y con las ideas claras de que querían celebrar su boda y ser felices ese día", apunta.
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Un amor a medida
Hablar del inicio de una historia de amor nunca es fácil porque definir el comienzo jamás resulta sencillo. En el caso de María y Fer tal vez podríamos empezar con una chica que llegó a Madrid desde Málaga, dispuesta a comerse el mundo. De una niña que fue madurando lejos de casa. Y que, en la universidad, conoció al que sería su futuro marido. Y de un chico que se enamoró no solo de una rubia de sonrisa eterna, sino de una chica cariñosa, positiva, con la que enfrentar los momentos más complejos de la vida es mucho más fácil. Por eso no sorprende que después de 4 años juntos decidieran que querían estarlo toda la vida y que 5 años y casi 3 meses después de su inicio dieran un paso más en su historia con un 'sí, quiero'.