Hay novias que, por diferentes circunstancias, han pasado a la historia. Algunas son actrices, el reflejo de un Hollywood dorado en el que eran consideradas divas. Otras son miembros de la realeza o mujeres con un estilo propio, capaz de sobrevivir al paso de los años. Pero si algo tienen en común todas ellas es que sus vestidos son inolvidables. Prendas llenas de color, sencillas hasta el extremo, atemporales o transgresoras. Diseños icónicos que siguen inspirando a las novias de hoy.
Grace Kelly
En 1956 Grace Kelly y Rainiero de Mónaco se dieron el 'sí, quiero', ante la expectación de los habitantes del principado. Su vestido, que tardó seis semanas en confeccionarse, estaba compuesto por una falda de seda y un cuerpo de encaje salpicado con perlas. Un diseño que, años después, sería comparado con la elección de la duquesa de Cambridge y que, todavía hoy, sigue inspirando a muchas novias. Este icónico vestido fue diseñado por la estadounidense Helen Rose que, en aquel momento, trabajaba para la Metro-Golden-Mayer.
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Elizabeth Taylor
Los ojos violetas de Elizabeth Taylor han pasado a la historia, igual que sus interpretaciones que la convirtieron, en los años 50, en una de las actrices más reconocidas del momento. Años en los que su vida sentimental también copó los titulares. La intérprete se casó ocho veces con siete maridos diferentes. Dejando bodas que han pasado a la historia, como la primera de ellas, con Conrad 'Nicky' Hilton, celebrada en mayo de 1950. Un evento al que acudieron más de 700 personas y en el que Elizabeth, a sus 18 años, deslumbró con un diseño de corte imperio obra de Helen Rose –sí, la misma que creó el de Grace Kelly–. El matrimonio duró poco, 9 meses después se separaron.
Elizabeth Taylor
Aunque la colección de vestidos nupciales de la actriz fue, como muchos pueden imaginarse, amplia y llena de prendas elegantes y muy especiales, fue el vestido que eligió para su enlace con Richard Burton el que merece una especial atención. Y no solo porque se casara dos veces con el actor británico al que conoció en la grabación de Cleopatra, sino por el tono elegido. Para su quinta boda, Elizabeth apostó por un diseño de organza amarillo, con silueta baby doll, diseñado por Irene Sharaff encargada de crear el vestuario de la película que había unido a la pareja. Una prenda que rompía cualquier protocolo y también con la superstición que muchas personas –especialmente los intérpretes- sentían hacia ese color.
Audrey Hepburn
Audrey Hepburn se casó en dos ocasiones, pero se vistió de novia en cinco. Dos de ellas en el cine y, la tercera, en una boda que no fue. Pero sin duda son los diseños de sus enlaces reales y celebrados los que han marcado un antes y un después en la historia nupcial. En 1954 la actriz se casó con el también intérprete Mel Ferrer. Fue una boda secreta, celebrada en Bürgenstock, a orillas del lago Lucerna, de la que pronto trascendieron las primeras informaciones. Entre ellas que solo acudieron unos poco amigos y que la actriz lució un sencillo diseño de corte midi, con manga larga y voluminosa falda, firmado por Givenchy, que acompañó con una delicada corona de flores.
Audrey Hepburn
Poco después de su separación de Mel, Audrey conoció a Andrea Dotti, un médico italiano que fue el padre de su segundo hijo. La diferencia de edad no importó a la actriz –que era casi 10 años mayor que él– y apenas dos semanas después de comprometerse, se casaron en Suiza. Quizá lo más llamativo del vestido que eligió para el gran día, también de Givenchy, es su tono. Aunque no todo el mundo lo sabe –las fotos que se difundieron eran en blanco y negro– para su segunda boda la actriz se decantó por un vestido de color rosa. Un diseño corto, que combinó con un pañuelo a la cabeza, que ha pasado a la historia.
Priscilla Preysler
Elvis y Priscilla se casaron en mayo de 1967 en la suite del hotel Aladdin de Las Vegas ante un centenar de atentos invitados en la que fue, como no podía ser de otro modo, uno de los enlaces más esperados. Priscilla, que en aquel momento tenía casi 22 años, lució un vestido blanco, con perlas incrustadas, que combinó con un velo de tul de un metro de largo y una bonita tiara. Un vestido que, aunque en aquel momento se dijo que había diseñado la propia novia, compró en los grandes almacenes Westwood, según reveló más tarde.
Jackie Kennedy
El 12 de septiembre de 1953 Jackie y John F. Kennedy se dieron el 'sí, quiero'. La ceremonia tuvo lugar en la Iglesia de Santa María en Newport y, después, los 1200 invitados se trasladaron a la finca Hammersmith Farm para la celebración. Ella, considerada un icono de estilo, lució un vestido que su madre, Janet Auchincloss, encargó a la creadora Ann Lowe. Un aprenda que no seguía el estilo minimalista que ella tenía en mente, pero que, sin duda, marcó una época. Se trataba de una prenda con escote barco y un corpiño decorado con pequeños drapeados entrelazados del que partía la voluminosa falda, que agregaba plisados y flores de cera. Fueron necesarias más de 8 semanas de trabajo y se emplearon 45 metros de tafetán de seda para confeccionarlo. Un look nupcial que completó con un velo que pertenecía a su abuela.
VER: Jackie Kennedy es noticia: una foto inédita desvela nuevos detalles de su look nupcial
Bianca Jagger
La Riviera francesa se convirtió, en mayo de 1971, en el escenario de una de las bodas más icónicas de todos los tiempos la de Bianca y Mick Jagger. La modelo y el cantante se casaron cuando ella estaba embarazada de 4 meses en un evento muy mediático que dejó, para el recuerdo el diseño que eligió para su 'sí, quiero'. Bianca, que tenía 26 años, eligió un traje compuesto por una chaqueta de sastre, de Yves Saint Laurent, y una falda satinada hasta los pies, que combinó con una original pamela de tamaño XL. Una mezcla ganadora que muchas novias han copiado con el paso de los años.
Mia Farrow
La gran diferencia de edad que separaba a Mia Farrow de Frank Sinatra –ella era 29 años menor– hizo que su matrimonio fuera mirado por muchos con recelo. Sin embargo, en julio de 1966 la pareja de casó y aunque dos años después decidieron separarse, su enlace también es considerado icónico. La actriz eligió un sobrio traje de chaqueta con falda cortada a la rodilla, que inspira a muchas novias para su boda civil. Pero quizá, lo más llamativo, fue su cambio de look. Mia sorprendió el día de su boda con un radical corte de pelo, obra de Vidal Sassoon, que llamó la atención de los reporteros que cubrían el enlace y no gustó demasiado al cantante.
Diana de Gales
El 29 de mayo de 1981, Diana de Gales y el príncipe Carlos celebran su boda en la Catedral de San Pablo, de Londres, frente 3.500 invitados. Una boda que no solo pasaría a la historia por ser uno de los enlaces más seguidos del mundo, sino por el sorprendente vestido que lució la novia. La prenda, obra de David y Elizabeth Emanuel, contaba con unas llamativas mangas farol adornadas con volantes, un cuerpo encorsetado y una falda llena de volumen. El diseño, confeccionado con tafetán de seda y encaje, estaba decorado con bordados a mano, lentejuelas y 10.000 perlas, que se disponían en forma de corazón. Una creación que, según contaron los diseñadores, además de contentar a Diana buscaba ser "adecuadamente dramático con el fin de causar sensación".
Carolina de Mónaco
La princesa Carolina se casó en 1978 con Philippe Junot. Sorprendió con un elegante diseño de Marc Bohan para Dior de corte evasé y elaborado en encaje. Un sencillo conjunto de falda y blusa que parecía rendir homenaje al New Look, aquella silueta que el diseñador francés presentó en 1947 y que resulta especialmente favorecedora para las mujeres que buscan remarcar su cintura. Muy comentado fue también su tocado lateral de flores blancas del que prendía un sencillo velo de tul. Una creación que algunas firmas actuales han querido reinterpretar.
Carolina de Mónaco
En 1983, Carolina de Mónaco se casó con Stefano Casiraghi, al que muchos califican como su gran amor. Para su boda civil volvió a confiar en Dior aunque, esa ocasión, en lugar de un dos piezas optó por un vestido. Se trabaja del Pale Wrap Dress, un diseño envolvente y muy favorecedor, en tonos nude, que Marc Bohan creó para la Princesa. Para adornar su cabello se decantó por una delicada cinta, del mismo tono que el vestido, que lució a modo de diadema.