Son muchos los factores que influyen para que el vestido de una novia se haga viral en redes sociales. Debe tratarse de un diseño diferente, con detalles que lo hagan único –no necesariamente de tendencia– y muy especial; tiene que encajar perfectamente con la personalidad de la chica que lo lleva y combinar con el resto de elementos que componen el look nupcial. Luego está la felicidad que irradia la novia, y la elegancia, que en chicas como Patricia, hasta puede palparse. Patricia es una de esas novia que prefiere el invierno al verano, que apostó por un total look blanco con ausencia de color y que al emprender la búsqueda de su vestido nupcial tenía claras tres cosas: que Inés Martín Alcalde iba a ser la diseñadora, que llevaría capa y se quería casar con botas.
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"Conocía los diseños de Inés y me encantaban. Además busca algo diferente en mi vestido de novia, ser parte del proceso y para esto ella era perfecta. Desde el primer momento sentí que entendía la idea que tenía en mente, y no era fácil porque no tenía la idea del vestido muy definida. Solamente dos cosas que eran imprescindibles, tenía que llevar capa (sabía la forma que quería que tuviera la capucha) y me quería casar con botas altas. A Inés cuando le dije la idea de las botas en la primera entrevista le sorprendió, ¡pero a la vez le encantó la idea!", nos explica la novia madrileña.
Aunque cada vez son más las novias que se atreven a lucir botas o botines en su gran día –sobre todo cuando se trata de bodas celebradas en los meses más fríos del año– todavía siguen siendo muchas las que optan por otro tipo de calzado. ¿Los que ganan? Las sandalias –si el tiempo lo permite– o los clásicos stilettos, ya sean blancos o con toques de color. Pero como la misma Patricia nos comentaba, y como coinciden muchos diseñadores, lo más importante a la hora de elegir el vestido de la novia y, por tanto, el look nupcial es "que seas tú. El vestido tiene que reflejar lo que tú eres y quieres para ese día".
Patricia nos explica que no se inspiró en ningún otro diseño a la hora de plantearle a Inés Martín Alcalde sus ideas. La creación de su vestido fue totalmente a medida. "Participe en el proceso del diseño y también puede elegir las telas. Las telas me las regalo el mejor amigo de mi padre (son de Debscad Tejidos Haute Couture). Así que fue algo totalmente especial y lo más importante disfrute muchísimo. Fue de las cosas que más disfrute de todo el proceso de organizar la boda", explica. Y es que una de las ventajas de confeccionar un vestido a medida es que la novia puede formar parte, en todo momento, del proceso, expresar su opinión, hacer modificaciones… Eso sí, para que el resultado sea todo un éxito, como sucede con el look de la madrileña, la buena conexión entre novia y diseñador es imprescindible.
Sencillez en todos los detalles del look nupcial
El vestido de Patricia resultó ser un sencillo vestido recto, de manga larga, que favorecía especialmente su silueta. Sobre él llevaba una elegante capa con capucha y cola, una pieza ideal para el mes de su enlace –diciembre– y que se convirtió en el centro de todas las miradas de invitados. Y también de todas las expertas del sector nupcial –o enamoradas del mundo de las bodas– que tras ver su diseño en las redes sociales quedaron maravilladas. Una prenda que mantuvo durante buena parte de la celebración pero retiró para el baile.
La elegancia, la mayor parte de las veces, reside en la sencillez. Y eso es, precisamente, lo que define el look nupcial de Patricia. La madrileña prescindió de incluir colores en su estilismo. Ni siquiera cumplió con la tradición de llevar algo azul. "Sí algo nuevo, algo viejo y algo prestado… En mi vestido Inés me incluyó un búho que yo había encontrado en una tienda de Soller (Mallorca) en recuerdo a mi abuela Sweety. A ella le encantaban y para nosotros es un símbolo que nos recuerda mucho a ella. De esta forma me acompaña todavía más este día". Tampoco en el ramo incluyó tonos que no fueran blancos. "Al ser diciembre me casé con un ramo de flores de algodón, me encanta estas flores. Tengo siempre en mi casa. Se me olvidó el ramo al salir de la iglesia pero pude recuperarlo para darlo después de la comida". ¿Y para el peinado? Nada de velo, lógicamente, ni tocado. Al llevar capucha, Patricia se decantó por un moño sencillo, fácil de deshacer para el baile.
Una boda de invierno en Madrid
Patricia y Carlos se conocieron, como muchas parejas, gracias a amigos comunes. "Él vivía con dos amigos y yo con dos amigas. Una de mis amigas se iba a casar con un de sus amigos. Lo más curioso es que habíamos estado en la fiesta de pedida y no nos conocimos hasta 15 días después en otra fiesta", explica la novia. Un año después de empezar su noviazgo se fueron a vivir juntos, y tras dos meses de convivencia decidieron casarse. Celebraron su enlace en Madrid, la ciudad que los ha visto nacer a ambos, y ellos fueron los encargados de organizar todos los pormenores del gran día. "Elegimos el Real Club de la Puerta Hierro porque queríamos un sitio que tuviera un vínculo personal. Ahora cada vez que vamos nos recuerda nuestra boda".
Aquel día de diciembre, como se puede apreciar en las fotos, solo había felicidad. Por eso, cuando le planteamos a Patricia una de las preguntas más difíciles que hacemos a nuestras novias –¿qué fue lo mejor de aquel día?– es clara con la respuesta: "Todo. Fue el mejor día de mi vida, junto con el día que nació mi hijo. Suena cursi y muy tópico pero es verdad. Disfrute muchísimo del proceso y el día fue perfecto. Todo el mundo que participó en la organización de la boda desde el primer día pusieron lo mejor por conseguir que todo fuera bien y a nuestro gusto y fue así. Gracias a toda nuestra familia y amigos que también pusieron lo mejor de ellos para que fuera un ambiente tan especial".