Son muchos los sectores que todavía viven sumidos en una gran incertidumbre y rodeados de dudas sobre cómo será esa vuelta a la "nueva normalidad" que todos esperamos. Todavía sin medidas claras en el horizonte, lo que sí parece cierto es que el distanciamiento social se tendrá que mantener vigente más tiempo del que nos gustaría. ¿Pero cómo afecta eso a las bodas, unas celebraciones que no se conciben sin besos ni abrazos? En las últimas semanas muchas parejas se han visto obligadas a aplazar la fecha de su enlace. Algunas, las que lo tenían previsto durante los meses de marzo, abril o mayo, por la situación excepcional que vive nuestro país; otras, las que habían fijado su fecha para junio, por la incertidumbre. Pero incluso hay quien como Pilar Quesada y Raúl Martínez, que tenían su boda prevista para el 4 de julio, ha preferido dejarla para 2021. "Creíamos que era la mejor opción ya que nos iban a poner límites de aforo y la gente tendría miedo", puntualizan. Y no se equivocaban.
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El pasado 16 de mayo, en la orden del Ministerio de Sanidad publicada en el BOE, se daban las primeras pistas sobre cómo serán las bodas del futuro. En el artículo 10 de la misma se indica que durante la fase 2 de la desescalada "las ceremonias nupciales podrán realizarse en todo tipo de instalaciones, públicas o privadas, ya sea en espacios al aire libre o espacios cerrados, siempre que no se supere el cincuenta por ciento de su aforo, y en todo caso un máximo de 100 personas en espacios al aire libre o de 50 personas en espacios cerrados".
Esto significa que las bodas, tal como estaban concebidas hasta hace unos meses, todavía no podrán celebrarse. Será necesario cuidar el distanciamiento social, así como una correcta higiene de manos –parece que los geles hidroalcohólicos serán un imprescindible en los bolsos de las invitadas–. Así mismo, las mascarillas podrían llegar al mundo nupcial. Un motivo que ha llevado a algunas firmas, como Miguel Marinero, a diseñar sus primeras opciones de novia, a juego con el vestido.
VER: Los consejos de las parejas que ya han aplazado su boda están llenos de optimismo
Mónica Muñoz Reina, Directora Comercial de Zalacaín La Finca & Zalacaín Catering, nos explica que ellos ya están tomando medidas para poder empezar a trabajar. "Esperamos poder realizar bodas para este verano, aunque entendemos que se tendrán que realizar con restricciones con las que no contábamos hace 2 meses. Por lo que el número de invitados se verá reducido y la forma de celebrarlo también cambiará. Tenemos que adaptarnos y ofrecer la mayor seguridad para todos. En este sentido, estoy convencida que sacaremos el mayor ingenio para llegar a soluciones creativas que faciliten que los invitados se sientan cómodos".
Nos explica que ellos están ultimando, entre otras cosas, un "protocolo de actuación higiénico sanitaria donde aseguremos la mayor protección tanto de nuestros trabajadores como de nuestros clientes, además de contar con espacios amplios ante la necesidad de contar con espacios mínimos de separación, adelantándonos a la normativa en este sentido". Y vaticina que, en los próximos meses, los espacios al aire libre van a cobrar una mayor importancia en la celebración de estos eventos, ya que se podrían utilizar de una forma más cómoda.
Celebrar lo que de verdad importa
Pero nuestra forma de pensar en las bodas, no solo de organizarlas, va a sufrir modificaciones. Eso es algo que Mónica parece tener bastante claro. "Nuestra escala de valores también va a cambiar en los próximos años, pasando a darle importancia a las cosas que realmente nos importan a todos. Importándonos menos si nos llueve el día de nuestra boda, por ejemplo, y centrándonos en compartir y disfrutar con nuestros invitados y creando pequeños detalles que se perciban más". Y es que si en algo coinciden varios expertos del sector es que, la situación excepcional que estamos viviendo, está haciendo que nos demos cuenta de qué es lo realmente importante. Una de esas frases que aunque puedan sonar a gurú o libro de autoayuda tiene mucho de ciencia y de verdad.
"Nosotras sí creemos que va a cambiar la forma de celebrar las bodas, pero porque la palabra celebrar va a tener más fuerza y más significado que nunca. Hasta ahora ¿quién se había planteado no poder abrazar a un ser querido? Creemos que el amor va a volver a ocupar el lugar que, en cierta manera, había perdido en una celebración como una boda. Se había perdido entre detalles, flores y adornos varios. Y realmente, el único motivo de la celebración de una boda es él, el amor". Las que hablan son Inés y Tania, wedding planners de Marketing for lemons. Una empresa de organización de bodas que, en estas últimas semanas, está buscando un plan B para los enlaces que tenían programados durante estos meses.
Aunque aseguran que no disponen de ningún tipo de información privilegiada sobre cómo serán las celebraciones que estén permitidas cuando esto empiece a pasar, piensan que "quizá de momento, en cuanto podamos salir, hagamos pequeñas celebraciones el día en que se iban a celebrar las bodas, por sacar un poquito la espinita a todas las parejas que se han quedado con las ganas de celebrar su amor este año y no han podido. Pero en cuanto podamos, volveremos a las bodas llenas de gente, de besos y de abrazos. ¡Y morimos de ganas por hacerlo!", añaden. También nos cuentan que muchas de sus parejas han preferido retrasar el enlace porque no quieren recortar invitados o plantearse unas distancias mínimas de seguridad entre los asistentes. Y que otras tantas que no tenían previsto contar con los servicios de una wedding planner las están llamando para que les ayuden con la organización de esas bodas aplazadas.
VER: Invitaciones de boda digitales, la mejor alternativa para las parejas que han aplazado su boda
Bodas más sostenibles
Hace ya varias temporadas que en el sector nupcial se habla de sostenibilidad. Aunque se trata de una decisión que parece haber llegado con la intención de permanecer mucho tiempo y ser más un nuevo estilo que una tendencia pasajera, algunos expertos del sector opinan que la vuelta a la normalidad acarreará un aumento de este tipo de celebraciones, en la que el respeto por el entorno y la propia naturaleza primen. "Los enlaces sostenibles ya son parte de nuestra rutina. Como empresa comprometida con nuestro entorno, tratamos de evitar el plástico en nuestras bodas desde hace tiempo. Las pajitas de bambú, papel o comestibles hace tiempo que sustituyeron a las de plástico, los cepillos de dientes como amenities de bambú también; el confeti ha sido sustituido por flor seca ideal y biodegradable… Creemos que esto es algo muy importante, ya lo era, pero ahora la vida y la propia naturaleza nos ha dado un buen toque de atención, y debemos hacerle caso. El planeta en el que vivimos, merece todos nuestros respetos y en nuestras manos está no destruirlo", puntualizan Inés y Tania.
Pero no son las únicas. Desde la firma nupcial L'Arca creen que después de esta situación, la sostenibilidad se impondrá también en los vestidos de novia, un sector en el que el slow fashion tienen cada vez más espacio. "Todavía hay mucha incertidumbre sobre el impacto en el mundo nupcial. Todo apunta en que va a cambiar nuestra forma de consumir y también de pensar los eventos. Nos enfrentaremos a los actos de consumo con menos frivolidad y con más conciencia medio-ambiental. La moda sostenible se asocia al cuidado del medio ambiente, pero es mucho más. No solo los tejidos y materiales deben ser respetuosos con el planeta. También se conserva el comercio de proximidad y los talleres locales mantienen su producción artesanal. Se valora la producción ética que mejora la vida de las personas", explican desde la firma. Y apuntan que aunque ellas trabajan sobre todo con piezas vintage, los diseños nuevos también pueden reunir estas condiciones. Solo es cuestión de querer hacerlo.
Con ellas también está de acuerdo la diseñadora Teresa Helbig, quien asegura que las novias "seguirán apostando por vestidos que les hagan muchísima ilusión y que les hagan sentirse ellas mismas, pero seguro que a partir de ahora tendrán en cuenta más de lo que se hacía hasta ahora, otras realidades como el origen del vestido, de los tejidos y cómo ha sido su proceso de elaboración. O sea, que su vestido se haya hecho de una forma sostenible y más personalizado y adaptado a cada novia más que nunca".
José María García, director creativo de Ze García, explica que en estos momentos confiar en firmas que trabajan con vestidos de novia a medida tiene ciertas ventajas, ya que se ofrece un servicio personalizado sobre el que se pueden hacer modificaciones que, en estos momentos "nos está ayudando a solventar de manera ágil y rápida todas las dudas y problemas de última hora. Nos mantenemos en contacto con cada una de nuestras novias y weddings planners para conocer al detalle sus necesidades, en qué fase se encuentra su boda y cuando será la nueva fecha del enlace. Por ejemplo, tenemos novias que se casaban en marzo y ahora se casan en noviembre y, obviamente, hay que hacer cierta reestructuración en sus vestidos para añadir alguna manga larga o alguna capa o abriguito. En estos momentos estamos recibiendo muchas solicitudes de novia que se han quedado sin su vestido por cierres de producción y fronteras. Por eso, en mi opinión, la producción local, sostenible y artesanal es más importante que nunca. Y es a dónde debería dirigirse en un futuro la tendencia, a un consumo responsable y controlado", apunta.
El regreso a lo esencial
Celebraciones con la atención centrada en las relaciones humanas, eventos en los que la sostenibilidad importe. El tercer pilar de este nuevo modo de concebir las bodas estaría en el regreso a lo esencial, y no solo como hilo argumental, también como tendencia. "Es probable que la tendencia gire entorno a la vuelta a la esencia, a la tradición, a la atemporalidad, a lo auténtico, al verdadero significado de las cosas. Volveremos a la intimidad, a lo personal, a resguardarnos en nuestros imprescindibles. Primará el aquí y el ahora, el vivir las cosas como si nunca más las fuésemos a vivir, con vitalidad, inquietud y pasión. Pero sin excesos, sin derroche y con sentido común, esta experiencia ha sido un aprendizaje. Las novias celebrarán que son ellas, jurándose un compromiso eterno de amor, ternura, respeto y lealtad con su persona amada. Y seguirán siendo ellas, igual de reales, igual de soñadoras e igual de felices, solo que con una dosis extra de realidad, sabiduría y experiencia", concluye Teresa Helbig.