Podría parecer que son muchos los motivos que llevan a una novia a decantarse por un diseñador o una firma concreta para su vestido: que a la chica le fascinen sus diseños, tengan un estilo similar, haya un buen entendimiento entre ambos… Pero en realidad se podría resumir con algo mucho más sencillo –y también más complicado de entender–: que haya eso que muchos denominan un flechazo. Amor a primera vista. Eso es precisamente lo que le sucedió a Belén Mª Caro Martínez con Fernando Claro. "Me encantaba, pero jamás pensé que podría vestir uno de sus diseños. Lo veía demasiado para mí. Llevaba tiempo siguiéndolo en redes sociales y me gustaba mucho. Fuimos a su atelier en Sevilla el primer día de la operación búsqueda de vestido y me quedé locamente enamorada. Mi gran sorpresa fue ver a Fernando ese mismo día. Fue un gran descubrimiento, una familia increíble que cumple sueños con tela y mucho amor. Recuerdo cada día de prueba de vestido con mucho cariño. Ojalá pueda vestir otro diseño suyo en otra ocasión". Y es que, el que llevó en su gran día, un mono plisado y desmontable, no tardó en hacerse viral y en encumbrarla como una de las novias anónimas más elegantes de la red.
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Así fue la romántica boda de Belén y Manolo en Palma del Río
Belén es maestra y psicopedagoga, tiene 33 años y se define como una persona "cabezota, indecisa y bastante insegura, pero a la vez cariñosa, perseverante y creativa". Tal vez por eso no tenía muy claro el tipo de diseño que quería para su gran día, pero sí que necesitaba algo diferente, con lo que sentirse cómoda, guapa. Y sí, una prenda que también la definiera. "Creo que un vestido tan especial también describe tu personalidad, y mi vestido era para mí". Esta cordobesa, natural de Palma del Río, nos explica que tenía guardad una carpeta llena de captura de pantalla de vestidos de novia preciosos, diseños que le encantaban, pero que no eran para ella. "Me probé un vestido clásico muy bonito, pero no me aportaba nada. Fernando Claro hace magia y creo que él es pura inspiración. Su diseño hizo realidad el vestido que jamás podría soñar", apunta.
Ese vestido que Belén jamás había soñado era, en realidad, "un mono plisado muy bonito que parecía un vestido y súper cómodo". Un diseño que favorecía especialmente la figura de la novia y que contaba con una sobrefalda con cola de la que se desprendió cuando iba a comenzar la fiesta. Una elección con la que se sumó a la tendencia de los vestidos que evolucionan a lo largo de la celebración y que pronto se viralizó en redes sociales. "Creo que se debe a que con él marqué la diferencia. Hoy en día hay vestidos preciosos, pero muchos son muy parecidos y ya no nos sorprenden tanto. El diseño de Fernando Claro es diferente a lo que estamos acostumbradas a ver. Puede gustarte mucho (como me pasa a mí) o no gustar nada, pero llama la atención", argumenta la cordobesa. Aunque puede que el hecho de que el diseñador reinventara las tendencias para adaptarlas totalmente a la novia, también ayudara.
En un momento en el que las mangas han cobrado un gran protagonismo en los looks nupciales, Belén y Fernando apostaron por un diseño que, aunque lleno de volumen, escapaba de las omnipresentes mangas abullonadas. Las sustituyeron por unos maravillosos volantes plisados que, además de marcar los hombros de la novia, ayudaban a dotar la prenda de personalidad. También dijeron sí a los cinturones, un truco de estilista con el que lograr estilizar en segundos la silueta, pero añadieron una hebilla tipo joya, sorprendente en este tipo de creaciones, aunque igual de efectiva que los modelos totalmente lisos.
Diferentes y especiales fueron también el resto de elecciones con las que Belén culminó su look nupcial. La cordobesa quiso llevar un total look blanco que solo rompió con el tacón de madera de sus zapatos y el ramo, un pequeño bouquet silvestre, obra de Andaluflor, con toques de celeste. Para el pelo, una coleta alta y con ligeras ondas, un peinado de tendencia que cada vez convence a más chicas y que, aunque parece sencillo, tiene un secreto. "No me veo bien con otro tipo de peinado, cuando me he hecho un recogido más marcado me veo disfrazada. Lo que más me gusta es llevar coleta o pelo suelto y ese día tenía que ser yo. Parece una coleta sencilla, pero no lo es. El peinado, elaborado por Spa Maru, estaba muy estudiado. Tengo muchísimo pelo y tuvieron que hacer dos coletas para unirla en una sola. El lazo de tul que la adorna lo tenía claro desde el principio. Me parece sencillo y bonito", nos explica.
Una boda con sabor a sur
Belén y Manolo se conocieron un Jueves Santo de hace bastantes años, aunque ella bromea asegurando que unos meses antes él ya se había convertido en su amor platónico. ¿Qué cuanto llevaban juntos cuando decidieron dar el paso y casarse? "Siempre me he tenido que parar a pensar cuántos eran, porque cuando estás bien el tiempo pasa demasiado rápido. Con su ayuda puedo decir que llevábamos quince años. Media vida y mogollón de recuerdos que hacen que con solo mirarnos nos entendamos". En realidad, lo de casarse no entraba en los planes de la cordobesa, pero después de escuchar a una amiga que había cambiado de opinión y le explicó que el día de la boda es un día increíble, empezó a planteárselo. "Y fue entonces cuando Manolo me sorprendió. Hemos viajado a muchos lugares y siempre dije que sería yo quien le pediría matrimonio a él. ¡Pero se adelantó!". Jamás imaginó que le haría tanta ilusión.
Se casaron en Palma del Río, un pueblo cerca de Córdoba del que son ambos. Y ellos, con la ayuda de sus familias y de María, del catering Dávila, organizaron todos los pormenores del gran día. Una tarea llena de nervios y mucho trabajo que les dejó un sinfín de recuerdos. "Tenemos una colección maravillosa: hacer las invitaciones, hacer las tarjetas con una merienda con mi familia, días de piscina y costura, viajes a Sevilla, comidas organizando cada detalle, momentos de estrés que ahora recuerdo con una sonrisa…", rememora Belén. Pequeñas grandes tareas para conseguir que aquel día todo saliera como ellos habían esperado.
Belén asegura que aquel día no podían parar de sonreír estaban felices no solo por el paso que daban en su relación, también por estar rodeados de todas esas personas que son importantes en la vida. "Fue una boda sin compromisos, en las que solo estaban los que queríamos y nos querían. Por ello dimos a cada invitado un sobre celeste con un collage de fotos de momentos vividos con cada persona y escritos los motivos por los que no podían faltar". Un detalle de los que nunca se olvidan.