Si uno observa con detenimiento la imagen que encabeza este artículo lo primero que ve es a una pareja feliz. Acaban de darse el 'sí, quiero' y esa alegría se refleja en sus rostros. Después la mirada reposa en los detalles. Primero descubrimos que la novia no lleva un vestido, sino un mono; que ha prescindido del velo; su peinado es una bonita y sencilla trenza a modo de corona; los labios están maquillados de rojo; y el ramo es de flores silvestres. No podríamos definirla como clásica, pero tampoco cae en ningún tipo de exceso. Ella se llama Bo, es actriz y modelo; él, James. Se conocieron hace 8 años, cuando las aplicaciones de citas no existían. Pero su boda no se viralizó por ninguno de estos motivos, sino porque ella eligió un mono de Asos para su gran día. "Creo que esta elección demostró que no solo los vestidos de novia súper caros pueden verse maravillosos. ¡La cantidad de personas que no creyeron de dónde era el diseño!", apunta Bo.
De Londres a Mallorca: las bodas de Bo y James foto a foto
Ella, como Camille, la novia francesa que nos desveló su historia, tuvo dos bodas. La primera se celebró en Londres y fue una ceremonia civil; la segunda, religiosa, tuvo lugar en Mallorca. "Lo único que, desde pequeña, realmente quería para el gran día era un clima cálido, soleado y buena comida. Por eso elegimos la isla española", explica. Y aunque para la celebración religiosa sí llevó un vestido –un diseño de tirante fino, falda de tul y pequeñas flores en 3D de Julita London, una conocida firma nupcial de la capital británica– le costó mucho encontrar el look perfecto para su primer enlace. "Había estado buscando algo especial durante mucho tiempo. Incluso pensé en no llevar un traje de novia, solo algo blanco de un diseñador que me gustara. Me encantó el look nupcial de Rime Arodaky, pero me di cuenta que mucha gente lo llevó ese mismo año. Mi dama de honor Jenny encontró el mono de Asos y me enamoré de inmediato. No podría ser más perfecto y especial", nos explica Bo con mucho entusiasmo.
Los monos son un ejemplo más de que los diseños que triunfan entre las invitadas suelen convencer también a las novias. Si hace algunas temporadas esta prenda era la pieza clave de muchos looks de boda, ahora cada vez son más los diseñadores que la reinterpretan en sus colecciones nupciales. Firmas como Berta Bridal, Lela Rose o Rime Arodaky lo han convertido en un imprescindible dentro de sus diseños. Pero Bo no eligió este modelo porque fuera tendencia. Aunque es modelo y actriz asegura que no es una esclava de la moda. "Trato de llevar solo ropa con la que me siento cómoda". Y el día de su boda no fue una excepción. "En mi opinión, lo más importante es sentirte segura. No escuches lo que opinan los de alrededor, escúchate solo a ti misma". Un consejo con el que suelen coincidir la mayoría de diseñadores, que apuestan por elegir un vestido de novia que, además de favorecer la silueta, represente la personalidad de la mujer que lo lleva.
Seguir sus instintos no solo llevó a Bo a elegir un mono en lugar de un vestido. También a apostar por el rojo en los labios. Aunque muchos expertos aconsejan elegir un maquillaje muy natural para el gran día, cada vez son más quienes se atreven con colores llamativos. Sobre todo si se trata de tonalidades que favorecen especialmente a la novia y que suele llevar en su día a día. Pero no solo los maquilladores, y muchas mujeres, han caído rendidos ante los encantos del rojo. En las imágenes de lookbook de su última colección, Marchesa eligió el rojo para maquillar las uñas de sus novias, y Beba's apostó por este tono para los labios. "Alguien me sugirió que quizás los labios rojos no eran la mejor idea. Estoy muy contenta de no haberlo escuchado. Me encanta ese color, me hizo sentir fuerte y poderosa. Además, creo que un toque de color puede cambiar por completo el look", añade Bo.
Y aunque ella optó por dar un toque llamativo a su estilismo al maquillar los labios de rojo, apenas incluyó color en el resto de elecciones, solo detalles especiales, como un medallón que lució en su muñeca o un ramo de flores silvestres. "Creo que el mono era tan perfecto que no necesitaba mucho más. Un accesorio que sí debía llevar era una moneda que mi abuela me compró cuando era pequeña. Aunque era un medallón con una cadena decidí ponerlo alrededor de mi muñeca. Significó mucho para mí porque falleció hace mucho tiempo". La historia del ramo también es llamativa. Bo no supo cómo era hasta el último momento, cuando su suegra se lo entregó. "Lo compró por sorpresa y no podría haber elegido mejor. Todo eran flores silvestres. Me encantó".
El 18 de mayo Bo se puso su mono. Aunque sabía que todavía quedaba la gran boda, esa a la que asistirían varias decenas de invitados –y que tuvo lugar el 15 de junio–, estaba algo nerviosa. Estaba viviendo un momento muy especial. "La ley nos obligaba a hacer la ceremonia civil en Londres, ya que no somos ciudadanos españoles. Estoy muy contenta de haber tenido que hacerlo de esa manera. Realmente disfruté la ceremonia civil aún más, ya que fue menos presión y solo tuvimos 12 invitados. Pero la boda de Mallorca también fue mágica. Dos ambientes muy diferentes. En Londres, después de la ceremonia fuimos a tomar champán, luego almorzamos tarde y seguimos con más cócteles", concluye. Una celebración a la altura.