Casi dos meses después del matrimonio de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam, Mónaco vuelve a estar de celebración con motivo de la boda entre Louis Ducruet, hijo de Estefanía de Mónaco, y su novia, Marie Chevallier. Como es habitual en la familia real monegasca, se han celebrado dos enlaces diferentes, uno civil, que tuvo lugar el viernes, y el religioso del sábado por la tarde en la catedral de Nuestra Señora Inmaculada. Por lo tanto, Marie ha seguido el ejemplo de otras novias del príncipado, desde Beatrice Borromeo hasta Tatiana Santo Domingo, y ha llevado más de un look nupcial. El más esperado, sin duda, era el que ha elegido para dar el 'sí, quiero' por la Iglesia, ya que, tal y como reveló el propio novio, se trata de un diseño creado por Pauline Ducruet.
Gracias una vez más a las redes sociales, pudimos descubrir el secreto mejor guardado de la novia que mantiene la estética de su primer modelo pero otorga un aire más romántico. El diseño de ayer, obra de la española Rosa Clará, huía de los convencionalismos al crear un original y sofisticado vestido-pantalón elaborado en crepé de seda y bordado con encaje en la zona de la cintura, con escote en 'V' y espalda al descubierto. Sin embargo, con su nuevo estilismo Marie ha preferido apostar por una imagen más clásica y tradicional mediante un vestido de corte princesa, que cuenta con escote barco al más puro estilo Meghan Markle o Charlene de Mónaco, cintura entallada y una voluminosa falda con cola. Esta pieza posee, además, cuerpo cuajado de motivos florales que se dispersan con un efecto degradado.
Esta fabulosa creación es obra, como decíamos, de su ya oficialmente cuñada Pauline Ducruet, aunque la joven princesa ha trabajado mano a mano con el Atelier Boisanger, un taller que le ha ayudado a confeccionar su primer diseño nupcial y desde el que han compartido los bocetos del mismo antes de que se publicaran las imágenes oficiales de esta ceremonia religiosa. Tal y como mostraban estos dibujos, Marie ha agregado un largo velo con remate de encaje, consiguiendo una imagen más clásica y totalmente royal.
Como materiales, se emplearon seda zagar en la base y encaje chantilly en los bordados, lo que conseguía un delicado juego de texturas. Como explican desde el Atelier Boisanger, se requirieron 3000 horas de 'bordados, paciencia y pasión' para su confección. La nueva princesa de Mónaco completó con una gargantilla de brillantes y discretos pendientes a juego.