Esperábamos una boda discreta, fiel a la personalidad de Carlota Casiraghi y Dimitri Rassam, y así ha sido. Únicamente han trascendido un par de fotografías oficiales del gran día de la pareja, pero, una vez más, las redes sociales han sido las encargadas de desvelar varios de los secretos mejor guardados. Horas antes de que el Palacio de Mónaco diera a conocer la primera instántanea de los novios, el mundo entero había visto (de refilón, eso sí) el vestido con el que la hija de Carolina de Mónaco le había dado el 'sí, quiero' al productor de cine. Corto, brocado y decorado con grandes lazos, el diseño resultaba totalmente adecuado para una ceremonia civil de día, y guardaba cierto parecido con el traje que Grace Kelly lució en su boda civil con el príncipe Raniero de Mónaco, el 18 de abril de 1956. Sin embargo, los homenajes no finalizaron con ese conjunto, puesto que, para la fiesta de noche, la recién casada se cambió a un look mucho más impactante y sofisticado que acompañó de una de las joyas más especiales de su abuela.
Varios de los invitados al enlace compartieron durante la noche vídeos e imágenes de la gran celebración al caer el sol, en la que la mayoría de asistentes decidió sustituir sus estilismos de día por elecciones más glamurosas, acordes a una fiesta de largo en palacio. Los novios no fueron menos, y ambos se coordinaron para vestir del impoluto blanco que no habíamos visto en los festejos de por la mañana. Carlota sustituyó su minivestido roquero por un diseño de cuento de hadas que evocaba a las impresionantes creaciones de los años 50. Eso sí, como era de esperar, añadió un par de detalles cañeros y originales con los que otorgaba su sello personal sin salirse de la elegancia requerida.
Tal y como nos muestra la segunda imagen compartida por el Palacio de Mónaco, la segunda de los hijos de Carolina de Mónaco y Stéfano Casiraghi apostó por una imagen clásica y atemporal inspirada en los fabulosos vestidos de la década del New Look. Se decantó por un vestido palabra de honor, de cuerpo entallado y falda voluminosa con abertura confeccionado en un tejido de acabado satinado que agregaba. El toque original lo aporta el juego de volúmenes que incluye en el escote, que logra una estética más vanguardista dentro de un look totalmente atemporal.
Se trata de un diseño personalizado de Chanel, basado en uno de los que se presentó como parte de la colección primavera-verano 2019, aunque se desconoce si Karl Lagerfeld pudo participar en su creación antes de su fallecimiento el pasado febrero. Con este gesto, se cumplen las apuestas que indicaban la posibilidad de que la joven rindiera homenaje al modisto, gran amigo de la familia, en una fecha tan señalada como esta. Si el vestido recuerda de por sí a la esposa de Raniero III, Carlota ha querido potenciar ese parecido con su look de belleza. Ha recogido su larga melena castaña en un falso bob ondulado, un peinado que definió a Grace Kelly tanto en su etapa como actriz como en su vida de princesa.
Además, este recogido ha permitido a la joven royal ceder el protagonismo a la gargantilla con la que ha rematado su look, una imponente joya que rescata del joyero de su abuela. Se trata de un diseño de inspiración art decó, con tres hileras de diamantes en talla esmeralda y brillante firmada por la casa Cartier que ha llegado a formar parte de exposiciones en museos a lo largo del mundo y que la recién casada ha querido tener con ella en su gran día. A modo de curiosidad, esta pieza es tan icónica que se replicó para que la luciera Nicole Kidman en la película en la que interpretó a la princesa.
El Armario de Carlota Cashiraghi analiza en larga duración el estilo de la sobrina del Príncipe Alberto de Mónaco, en la nueva plataforma online ¡HOLA! PLAY