La información desvelada era escasa y no incluía, ni mucho menos, el diseño del vestido de novia. Los detalles sobre la boda de Carlota Casiragui y Dimitri Rassam, el acontecimiento del año en la Casa Real de Mónaco, se han mantenido prácticamente en secreto hasta que hoy, sábado 1 de junio de 2019, los salones del palacio Grimaldi acogían este esperadísimo enlace. Tras dos años y medio de relación y un hijo de en común, Balthazar, la nieta de Grace Kelly se ha casado con el productor de cine francés, y lo ha hecho con un vestido de novia que confirmaba la gran apuesta: Carlota sorprendería en este día tan especial. Según se ha podido ver en una imagen filtrada en las redes sociales, primero, y en la única fotografía oficial, horas después, el diseño elegido -firmado por Yves Saint Laurent- dista mucho del estilo minimalista de Carlota. Sin embargo, esta elección tendría una potente razón de ser: su look podría estar inspirado en el traje de chaqueta y falda que su abuela Grace Kelly lució en su boda civil con Raniero de Mónaco en 1956. De esta forma se cumpliría otro vaticinio, el que apuntaba a que Carlota homenajearía en su boda a la inolvidable princesa.
Han sido numerosas las ocasiones -véase desfiles, fiestas y alfombras rojas- en que Carlota Casiraghi se ha coronado como una experta en moda y una de las royals europeas más elegantes. El estilo innato que impera en las mujeres de su familia junto a su estrecha relación con los modistos más relevantes, del desaparecido Karl Lagerfeld al vanguardista Anthony Vacarello, le confieren a menudo el título de mejor vestida, aunque no siempre se adapte al dress code clásico. Precisamente uno de esos diseñadores que pueden llamar "amiga" a Carlota (y que ha firmado muchos de sus mejores looks últimamente) ha sido el elegido para vestirla de novia y romper juntos varias tradiciones nupciales que, poco a poco, comienzan a desvanecerse, incluso en las casas reales.
Anthony Vacarello, director creativo de Yves Saint Laurent y habitual en el armario de la hija de Carolina de Mónaco, ha sido el artífice del look con el que Carlota ha pronunciado el 'sí quiero', de corto y sin velo, igual que hiciera en 1995 Estefanía de Mónaco. Yves Saint Laurent es una de las firmas de referencia de Carlota Casiraghi (quien, de hecho, es imagen de la casa) y el nombre de Vacarello, una de las apuestas que sonaban más fuerte para diseñar su vestido. Sin embargo, el estilo elegido poco tiene que ver con sus colecciones habituales y, en cambio, sí parece haber bebido de la inspiración Chanel.
El minivestido de manga larga, cuello caja y encaje en tonos crudos y beige está decorado con tres grandes lazos en la parte delantera, del pecho a la cadera. Tanto el vestido en sí como los lazos tienen aplicaciones brillantes en sus tejidos que confieren al diseño un toque rock, símbolo del estilo de Carlota y también de Vacarello. Los stilettos blancos anudados al tobillo y las joyas -discretas y elegantes- son los únicos elementos que sí se ciñen al look de novia tradicional. Su sencillísimo peinado -obra del peluquero John Nollet- dejan a la vista unos precioso pendientes de piedras rosas.
Para crear el vestido de novia de Carlota Casiraghi, Vacarello podría haberse inspirado en el traje que Grace Kelly lució en su boda civil con el príncipe Raniero de Mónaco, el 18 de abril de 1956, ya que las referencias son varias y muy claras. En esa celebración, la Princesa llevó un dos piezas de corte New Look hasta el tobillo firmado por la estadounidense Helen Rose, que entonces trabajaba para Metro-Golden-Mayer. Estaba confeccionado en tafetán rosa y beige bordado con motivos florales, creando un efecto similar al del vestido que hoy ha lucido Carlota; incluso los tonos elegidos son muy parecidos. Además, la discreta lazada que Grace lucía en el cuello habría sido transformada en unos llamativos y femeninos lazos, reinterprentando así, más de seis décadas después, el traje de novia de una princesa icónica.
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