Tradicionalmente el color blanco se ha asociado con la pureza, una virtud que lo llevó a ser elegido el tono preferido de las novias. Sin embargo, sus atributos van mucho más allá. Dice la Psicología del color que, en Occidente, se relaciona con lo perfecto, aunque también es sinónimo de paz, serenidad y sinceridad. Tal vez por eso se ha convertido en uno de los tonos preferidos por las royals, que lo utilizan no solo en su día a día, sino en sus looks de invitada. Diseños con una marcada línea nupcial que, en ocasiones, han llegado incluso a superar las elecciones del día de su boda.
El mejor ejemplo lo encontramos en la duquesa de Cambridge. El pasado mes de diciembre, asistió a la recepción anual del cuerpo diplomático, una velada organizada por la reina Isabel II en el Palacio de Buckingham. En aquella ocasión Kate Middleton no solo optó por la tiara Lover's Knot, un regalo que recibió Diana de Gales por parte de la reina Isabel II en 1981 con motivo de su boda, sino que eligió un diseño de inspiración nupcial de la firma Jenny Packham. Un vestido salpicado de pedrería y cristales especialmente favorecedor.
Pero no ha sido la única vez que la duquesa de Cambridge ha sorprendido con un look que bien podría haber servido a cualquier novia. En los pasados premios BAFTA, celebrados en febrero, apostó por un vestido de cuerpo drapeado. Lo más llamativo del caso es que el vestido fue creado por Sarah Burton para Alexander McQueen, la misma diseñadora que ideó su look nupcial.
Máxima de Holanda es otra de las royals que, con cierta frecuencia, elige diseños de inspiración nupcial para sus looks de invitada. Una decisión muy acertada ya que, en los últimos años, cada vez que la esposa del rey Guillermo ha optado por un vestido de este tipo, se ha convertido en una de las mejor vestidas del evento. Algo que volvió a demostrar el pasado mes de abril en la cena posterior a la recepción al cuerpo diplomático en el Palacio Real de Ámsterdam. Y lo hizo con un diseño asimétrico de Stella McCartney, que gracias a que solo contaba con una manga de corte ancho, simulaba el efecto de una capa.
Aunque quizá uno de sus looks más aplaudidos por la prensa especializada fue el que lució en 2015 durante el concierto de Jubilee Gala en el Efteling Theatre de Kaatsheuvel. En aquella ocasión optó por un vestido palabra de honor de Donna Karan. Una opción minimalista que realzó con joyas de zafiros y diamantes.
El blanco se ha convertido también en uno de los tonos preferidos de Charlene de Mónaco para sus apariciones públicas. En los últimos años la hemos visto lucir todo tipo de diseños –desde monos a vestidos cortos– en este tono, pero han sido los de inspiración nupcial los que más han llamado la atención. Aunque durante los Laureus World Sports Awards en febrero de 2018 a ella también la hemos visto con el vestido asimétrico de Stella McCartney que, tiempo después luciría la reina Máxima, no ha sido la única ocasión. En la clausura del 58º Festival de TV de Montecarlo, la princesa eligió un vestido lleno de volumen, perfecto para aquellas novias que buscan diseños de líneas puras y clásicas. El modelo, con un favorecedor escote en V, escapaba del blanco más puro, para acercarse a los marfiles y rosados.
En los meses que han transcurrido desde su boda, Meghan Markle también ha sorprendido con un vestido que bien podría haberse convertido en su segundo look nupcial. Un modelo blanco que eligió, durante su viaje por Oceanía, en la cena ofrecida por el rey de Tonga en su honor. El diseño, que pertenece a la firma Theia Couture, un atelier especializado en vestidos de novia y de invitada, favorecía especialmente su figura al combinar la silueta lápiz con unas mangas de inspiración arquitectónica.
Es quizá doña Letizia la que menos elige vestidos de inspiración nupcial para los eventos a los que acude de invitada –hay que recordar que el tono fetiche de la Reina es el rojo–. Sin embargo, en el último viaje de Estado que los Reyes realizaron a Marruecos el pasado mes de febrero, para la cena de gala en Rabat, optó por un diseño de este tipo. Una vez más, doña Letizia volvió a confiar en su diseñador de cabecera, Felipe Varela, para sorprender con un vestido minimalista, sin grandes detalles, y una túnica cuajada de pedrería. Una elección que bien podría servir para las novias que eligen los meses más frescos para su gran día.