La exclusiva luna de miel de Sophie Turner y Joe Jonas tras casarse en Las Vegas
La pareja se ha refugiado en un complejo hotelero para disfrutar de sus primeros días como recién casados
Después de un inesperado enlace en el que Sophie Turner y Joe Jonas se dieron el 'sí, quiero' en Las Vegas, la pareja ha dado el pistoletazo de salida a su luna de miel. Si la celebración fue una fiesta aparentemente casual e improvisada donde la espontaneidad de los actores hizo gala, ya que se casaron en una capilla por un maestro de ceremonias vestido de Elvis, sus primeras vacaciones como marido y mujer están a años luz. Y es que la actriz y el cantante, que gastaron poco más de 500 euros en la íntima boda estadounidense para que resultara legal -repetirán de nuevo su unión en Francia este verano-, se han ido a celebrar su recién estrenada vida de casados a un complejo hotelero privado de Hollywood, San Vicente Bungalows.
El lugar, solo al alcance de la élite de la ciudad del cine, tiene una clientela muy exclusiva entre los que se encuentran Leonardo DiCaprio, Jennifer Aniston, Taylor Swift o Lady Gaga, algunos de las estrellas más reconocidos que han pasado por sus habitaciones. Y es que lo que realmente tiene de especial el hotel es la férrea protección de la privacidad de sus huéspedes, lo que convierte el espacio en un lugar inexpugnable para los fans y alejado de los focos de los paparazzi, que se limitan a apostarse en la entrada del recinto captando los breves instantes en los que entran o salen los clientes del resort.
Para Sophie Turner y Joe Jonas este ha sido un factor fundamental, ya que ambos gozan de una reconocida fama. La actriz, que acaba de terminar su trayectoria en Juego de Tronos, está promocionando su última película, un filme de la saga X-Men, mientras que el cantante se ha reunido con la boy band que formó con sus hermanos, lanzando nuevas canciones para el deleite de los fans de los Jonas Brothers.
La estricta política afecta también a quienes se hospeden en el hotel, ya que se encuentran prohibidos los teléfonos móviles, las redes sociales o las fotos de cualquier tipo. Incluso deben aceptar un código de conducta que impide hablar de las personas que se encuentran alojadas durante su estancia. De esta manera, los clientes gozan de una ansiada privacidad mientras disfrutan del espacio con jardines privados, terrazas o piscinas en un lugar cuya decoración se ha descrito como si el antiguo Beverly Hills se encontrara con el estilo chic londinense.