La princesa Diana de Gales nos dejó un legado de estilo que 20 años después continua vigente. Sus estilismos rompieron las reglas de lo establecido entre las royals de la época y sentaron las bases de lo que hoy en día son las tendencias más vistas de la temporada. Las mezclas inesperadas, los accesorios arriesgados y aquellos guiños a la estética de los 80 y los 90 nunca faltaron en los estilismos que inspiraron a toda una generación. Hoy, en pleno resurgir nostálgico que está viviendo la moda, recordamos muchas de las prendas que Diana llevó y que bien podríamos tenerlas ahora en nuestro vestidor. Si alguna vez pensaste que el vestido blazer fue un invento del siglo XXI, te equivocabas: ella lo llevó primero y, además, en versión nupcial.
Adelantarse a su tiempo y a los dictados de pasarela fue un don innato que le hizo convertirse en un icono de estilo atemporal. Ocurrió en el año 1988 en localidad de Chambord, durante la visita oficial a Francia de la Princesa junto a Carlos de Inglaterra. Allí se ofreció una cena de gala en su honor y se produjo el encuentro inesperado de dos de las princesas con más glamour de Europa. Diana compartió confidencias con Carolina de Mónaco en aquella noche de noviembre y nos dejó para el recuerdo un look de inspiración nupcial que vuelve a ser tendencia candente entre las novias 30 años después.
Hombreras marcadas, botonadura cruzada, brocados en color hielo y bordados joya con la opulencia característica de la época. Sí, quizás hoy no lo podríamos visualizar en una versión tan recargada, pero esa silueta de corte masculino transformada en vestido de noche fue la idea que ahora conquista a celebrities, influencers y novias de todo el mundo. Y es que la industria nupcial ha reescrito una de las tendencias más recurrentes de las pasarelas en las últimas temporadas. La misma que puso de acuerdo a empresarias como Marta Ortega, actrices como Hiba Abouk o iconos de moda como Chiara Ferragni. El vestido-blazer abandonó por un momento su clásico color negro y los estampados de cuadros que lo lanzaron a la fama para adaptarse a la oleada minimalista que impera en el mundo nupcial de cara a 2019.
Hoy en día, las firmas bridal se han lanzado a hacer sus propias versiones, dando lugar a piezas versátiles como las que proponen Apparentia o Sara Lage en sus últimas colecciones. En el caso de esta última, su debilidad se encuentra en un diseño de líneas puras, de largo midi en otomán y con bolsillos. Debido a su estética minimal, la propia diseñadora gallega ha reconocido a través de sus redes sociales que ella misma se casaría así, 'de los pies a la cabeza'. El detalle de las solapas esmoquin se consolida como un puente entre presente y pasado que une a dos generaciones a través de la moda.