Damas de honor vestidas de blanco, la decisión de las novias más chic
Novias mediáticas y anónimas han querido compartir protagonismo con hermanas y amigas el día de su enlace. ¿El resultado? Una puesta en escena inolvidable
Como otras muchas tradiciones que hemos incorporado a nuestra cultura, la figura de las damas de honor también la hemos exportado de Estados Unidos. Este cortejo, imprescindible en las bodas americanas y anglosajonas, se traslada a nuestro país, donde cuenta cada día con más adeptas. Son elegidas por la propia novia y suelen estar formados por hermanas, primas o íntimas amigas de la protagonista, que le ayudarán desde los preparativos hasta su camino al altar. El dress code también lo elige ella, teniendo en cuenta unas normas básicas de estilo: siempre tendrá que ser un vestido largo, sea una boda de día o de noche, y se deberá prescindir de los estampados. Aunque hoy en día predominan los tonos pastel en una gama que abarca desde el rosa (como vemos en la boda de Chiara Ferragni) hasta los verdes o los azules. Sin embargo, la tradición más purista establece vestir de blanco al igual que la novia, tal y como hicieron en su día rostros conocidos como Pippa Middleton o Cara Delevingne en las bodas de sus conocidas hermanas.
Suelen ser unos diseños vaporosos, en tonos empolvados, elaborados con encaje y tejidos como el georgette de seda. Lo ideal es jugar con los escotes, los cortes y diferentes siluetas para adaptar los diseños al estilo de cada dama de honor. Así ocurrió en la boda de ensueño de Poppy Delevingne, celebrada su Londres natal. Enfundada en un inolvidable vestido de Chanel, la socialité era escoltada entre sus 17 damas de honor vestidas de pulcro blanco, donde se encontraban sus hermanas Chloe y Cara. La modelo, también confió en Karl Lagerfeld eligiendo un vestido de gasa con capelina, a juego con los zapatos.
Una semana más tarde, la modelo volvió a contraer matrimonio una semana más tarde en una fiesta por todo lo alto que se prolongó durante tres días en la exótica Marruecos. De nuevo, sus damas de honor se visitieron de largo para mimetizarse con la protagonista, que lució un espectacular diseño de Peter Dundas para Emilio Pucci. Era una reinterpretación de uno de los diseños pre-fall 2014, cuajado de flores de colores cuidadosamente bordadas sobre un fondo de color blanco, con volante a la cintura, escote lace-up y mangas abullonadas. Por su parte, las damas de honor dieron rienda suelta a la imaginación con diseños tan dispares como trajes de chaqueta, dos piezas y vestidos con texturas y detalles de inspiración bohemia.
Sin embargo, la pionera en revolucionar este concepto nupcial fue Pippa Middleton. La hermana de la duquesa de Cambridge fue la primera en llevar un diseño a juego de la novia en el año 2011, con motivo de aquella inolvidable Boda Real. Al igual que la esposa del príncipe Guillermo, Pippa confió en las manos de Sarah Burton para Alexander McQueen, luciendo un vestido neutro con detalles de encaje, escote drapeado y botonadura que marcó un antes y un después.
Este gesto supuso un giro de 180 grados a la norma protocolaria que determina que ninguna invitada debería llevar, jamás, un vestido blanco que pueda eclipsar a la novia. Sin embargo, tanto en el caso de las hermanas Middleton como en el de las Delevingne y todas las mujeres que han querido seguir después esta tendencia (como vemos en la imagen), ha funcionado a la perfección, reforzando el lazo de unión entre la novia y las mujeres más cercanas de su vida.