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Hemos oído hablar de novias roqueras con botines dorados y de firmas que proponen los mules como alternativa perfecta a las sandalias de verano. Los zapatos con perlas también han hecho su aparición triunfal esta temporada para tomar el relevo de los diseños con lazos. Sin embargo, hasta hoy nunca habíamos visto a una novia atreviéndose a casarse en mocasines, un clásico tradicional del armario masculino que se ha reeditado con éxito arrollador a la horma de las mujeres. Elena supo adaptar esta tendencia de street style al mundo nupcial gracias a unos zapatos diseñados para un día en el que el tiempo no acompañó.
Que las novias necesitan ir cómodas en el día de su boda es un hecho que aleja cada vez más a las mujeres del umbral de los siete centímetros de tacón. Las novias quieren llegar a ese último baile, quieren disfrutar sin preocupaciones. Por ello, el calzado plano es una opción cada vez más recurrente en territorio nupcial. Nuestra protagonista de hoy confió en la innegable experiencia de Basaldúa para hacer realidad una obra de arte en forma de vestido de novia: una capa de terciopleo de seda natural cumplía las expectativas de las bodas de invierno y se superponía sobre un diseño de crepé mate con falda plisada en gasa. El colofón lo ponían unos botones-joya en azul zafiro con iniciales bordadas.
Y es precisamente en ese detalle, el color azul, en el que muchos diseñadores nupciales han puesto este año su punto de mira. Incorporar esta tonalidad al look nupcial simboliza la lealtad y la fidelidad a la pareja y son muchas las mujeres que se niegan a dejar de lado esta antigua tradición. Si antes era habitual llevar una pincelada azul en las prendas de lencería, hoy salen a relucir en forma de lazos, bordados o en los accesorios más originales. En este caso, unos mocasines de ante con hebilla dorada en el empeine, que siguen la tendencia de las novias que quieren romper el protagonismo del blanco nupcial con unos zapatos a todo color que focalizan la atención en un mismo punto.
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