'Pale wrap dress', el vestido de novia de Carolina de Mónaco que triunfa 35 años después
En su boda civil con Stefano Casiraghi en 1983, la Princesa confió en un diseño cruzado en tonos 'nude' de Dior que encaja con las propuestas nupciales actuales
Tras un matrimonio fallido con Philippe Junot y un tocado de novia que sigue triunfando después de 40 años, Carolina de Mónaco encontró al que muchos afirman que fue el verdadero amor de su vida. Era Stefano Casiraghi, un joven multimillonario que más tarde se convertiría en padre de sus tres hijos, Andrea, Carlota y Pierre. El 29 de diciembre se cumplían 35 años de la boda civil que celebraron en una cálida mañana de 1983, en el salón de los Espejos del Palacio Real monegasco. De nuevo, y al igual que ocurrió en su primer enlace, confió en la maison Dior para pasar a la historia con un vestido de novia corto que perfectamente se podría adecuar a los cánones nupciales de hoy en día.
Si en su primera boda religiosa eligió un conjunto de falda y blusa, al igual que han hecho recientemente novias tan icónicas como Marta Ortega, en esta ocasión convenció con un vestido de corte wrap, una tendencia candente de la época que puso sobre el mapa la diseñadora Diane Von Furstenberg unos años antes, al posar con él por primera vez en 1976 para la revista Newsweek. Se trata del Pale Wrap Dress, un diseño en tonos nude que Marc Bohan, el modisto de Christian Dior por aquel entonces, ideó para la Princesa. Era un vestido envolvente, confeccionado en crepé de seda y con un largo por debajo de la rodilla, perfecto para ceremonias civiles. El juego de drapeados, el cinturón que enmarcaba su silueta y una suerte de mangas murciélago, conseguían hacer especial un diseño tan sobrio como elegante que encaja con las tendencias actuales.
Aunque este diseño fue un regalo de la propia maison Dior para la hija mayor de Grace Kelly y Rainiero de Mónaco, su precio está calculado en 250.000 de las antiguas pesetas. Por otro lado, como accesorios llevó un pequeño ramo de flores y un lazo a tono del vestido anudado a modo de diadema. Este detalle tan característico de la década de los 80 ha llegado con aires renovados a las novias actuales, triunfando en los peinados nupciales de 2018. De nuevo, la princesa Carolina huyó de los estilismos ostentosos y de las tendencias nupciales de una época en la que imperaba el exceso.
Actualmente, el mundo nupcial ha marcado un hito de estilo al reescribir la tendencia del vestido corto para novias que quieren lucir piernas y no solo en ceremonias civiles. Hoy son muchos los diseñadores que amplian su abanico de propuestas y ceden un lugar privilegiado a este tipo de diseños. Tenemos el ejemplo reciente de Sara Lage en su última colección, que reinterpretó el vestido wrap incorporando la tendencia blazer en las solapas y unas mangas globo que promete hacer del conjunto el objeto de deseo de las novias de 2019, tal y como ocurrió con el conjunto de Carolina de Mónaco en la década de los 80.
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