Existe una tradición no escrita en las bodas que consiste en obsequiar a los invitados con un pequeño detalle como muestra de agradecimiento por compartir juntos un día tan especial. Lejos de los clásicos regalos que acaban relegados al olvido, existen múltiples alternativas para sorprender a los asistentes de una boda. La clave está en el mimo por el detalle, en personalizar unos regalos a los que podamos dar utilidad y buscar propuestas cargadas de simbolismo con una historia detrás, tal y como ha ocurrido en algunas de las bodas más mediáticas del año como en la de Marta Ortega y Carlos Torretta.
La hija de Amacio Ortega obsequió a sus selectos invitados con un original regalo que, además de ecológico, guardaba connotaciones solidarias, ya que cada regalo repartido en la boda suponía un suministro de 100 litros de agua en Togo por cada invitado. En concreto, se trataba de un estuche de cuero que contenía un pintalabios recargable de color rojo, firmado por la Bouche Rouge. La filosofía de esta firma combina el arte, la innovación tecnológica y la artesanía tradicional de la manera más ecológica posible, libre de plásticos y 100% sostenible y humanista, consiguiendo una gama de productos que oscilan entorno a los 160 euros la unidad. Además, llevaba grabado las iniciales "MC" con la leyenda "Love Marta".
Otra de las bodas virales del año, la de Chiara Ferragni y Fedez, se caracterizó por no dejar ni un solo detalle al azar. Bajo el hashtag #theferragnez, la influencer y el cantante consiguieron personalizar desde los vuelos de Alitalia, la aerolínea italiana que fletaron para transportar a sus invitados, hasta los propios obsequios que les regalaron durante la ceremonia. Con una temática basada en un parque de atracciones, los regalos fueron tan originales como divertidos.
Entre ellos, destacaron desde un par de zapatos con sus nombres grabados para descansar durante la fiesta, hasta unas tazas en las que se recreaba una de las imágenes más icónicas de la boda de los duques de Cambridge, pero personalizada con sus propias caras. Además, cada uno de los 400 asistentes tuvo la oportunidad de jugar a las clásicas máquinas de las ferias en las que, por medio de un gancho, puedes hacerte con muñecos o peluches. En este caso, y como no, fueron los muñecos personalizados de la pareja italiana.
Por su parte, aunque no ha trascendido si Meghan Markle y el príncipe Harry regalaron algo o no a sus invitados, sí quisieron agradecer a las personas que se congregaron en las inmediaciones del la Capilla de San Jorge con un kit nupcial confeccionado en yute y con las iniciales de la pareja inscritas en azul, junto a la fecha y el lugar del enlace. La bolsa contenía en su interior una moneda de chocolate gigante, una lata de galletas de mantequilla, una botella de agua, un imán y un vale del 20 % de descuento para la tienda del castillo de Windsor. Además, se completaba con un plano de situación y un programa para seguir al boda al detalle. Aparentemente, aunque son detalles que a simple vista no parecen muy costosos, hay quienes han querido sacar rentabilidad, poniéndolo a la venta en diversas plataformas online tan solo 24 horas después del enlace. Sin duda, todo un objeto de deseo para muchos fans acérrimos de la pareja que han llegado a pujar por ella hasta 4.500 euros en eBay. Para algunos vendedores, se trataba de “una oportunidad única en la vida de poseer una pieza de la historia de Gran Bretaña”.
Lo mismo ocurrió meses después en la boda de Eugenia de York y Jack Brooksbank. En este caso, las bolsas de tela en color burdeos con las iniciales de los novias impresas, incluían en su interior una moneda de chocolate, galletas de chocolate, una botella de agua mineral, un impermeable y un imán conmemorativo. Este kit se repartió entre los 1.200 curiosos que se acercaron al castillo de Windsor y, muchos de ellos, parece que quisieron sacar partido a este "trozo de historia contemporánea", tal y como rezaban las descripciones de Ebay. Así, se subastaron a precios que ascendían en muchos casos a mil libras.
Por su parte, Alessandra de Osma y Christian de Hannover cuidaron hasta el más mínimo detalle para que todo resultara perfecto durante los tres días de celebraciones que tuvieron lugar en Perú. La aristocrática pareja preparó diversas actividades para el disfrute de sus invitados. Así, pudieron asistir a clases de surf o volar en parapente en el distrito de Miraflores. Para los que no deseaban poner a prueba sus habilidades físicas, se podía optar por una ruta por la gastronomía local, asistir a las tiendas más especiales o a museos en los que contemplar desde colecciones de arte precolombino a la obra del fotógrafo Mario Testino.