Estampados y color: la solución de la novia que huyó del blanco en el día de su boda
Caitlin Mociun nunca quiso vestir como el resto de novias y encontró en un diseño de Carolina Herrera New York la mejor alternativa para construir su perfecto look nupcial
Cada vez es más habitual pasar por alto esa norma no escrita que incide en que la novia debe vestir de impoluto blanco. A día de hoy, las mujeres se atreven a añadir notas de color a sus joyas, sus zapatos e, incluso, a los tradicionales velos. También es común introducir elementos como lazos o detalles bordados que jueguen con el contraste de los tonos neutros. Aunque parezca que el color nupcial por excelencia ha de estar presente de un modo u otro, siempre hay novias dispuestas a romper los cánones más tradicionales para provocar un efecto wow en toda regla. Es el caso de Caitlin Mociun, una diseñadora de joyas que no quiso vestir de blanco y apostó por el color y los estampados de Carolina Herrera para celebrar su perfecta boda italiana.
Puglia, al sureste de Italia, fue la región escogida para exprimir al máximo la esencia del país. Para ello, tanto la propia novia como las invitadas, siguieron a modo de dress code la norma de estilo de las insiders italianas: apostar por la explosión de color y las siluetas inesperadas. En este caso, Caitlin eligió un diseño de Carolina Herrera New York que pertenecía a la colección Resort 2018, donde la venezolana ideó una selección de diseños sofisticados y cargados de color que se inspiraban en Los Jardines de la Vega, su finca familiar. Estampados como este, de rayas XL, se encargaban de vestir maxi vestidos que, desde luego, no fueron pensados para una novia... hasta que llegó Caitlin.
Los maxi-cinturones fueron una constante en aquella colección de indiscutible acento veraniego. Enmarcaban cinturas de esencia setentera, gracias a las hebillas XL. En este caso, la propia novia sustituyó el de la propuesta original por una cinta de terciopelo en tonos burdeos, y añadió como toque personal un pañuelo de seda estampado que prendía del propio cinturón. Un mix de elementos que, sin duda, funcionaron. Este vestido de escote en 'v', tanto por delante como por la espalda, se completó con unos volantes en las mangas y unos accesorios muy especiales.
Tanto que ella misma diseñó sus propias joyas, que también incorporó en su peinado, obra de su amigo Owen Gould. Para ello, colocó extensiones de cabello y las peinó en una larga trenza de la que prendían pequeños detalles ideados por ella misma. Como colofón, unas sandalias doradas y un maquillaje muy natural. Su marido, Tammer Hijazi, diseñador de muebles y cofundador de Bower Studios, siguió el mismo mantra y se alejó de los tradicionales chaqués masculinos para enfundarse en un traje de chaqueta de mohair en color verde botella, unos mocasines con hebilla y unos divertidos accesorios.