Los dos looks nupciales de Marie Prudon: cuando los accesorios lo cambian todo

Tanto en la boda civil en su Francia natal como en su ceremonia religiosa celebrada en Formentera, esta novia potenció al máximo sus estilismos gracias a unos complementos muy especiales

por María Calvo

Hay mujeres que eligen España para pasar por el altar a pesar de haber nacido fuera de nuestras fronteras. La semana pasada presentábamos a Karolina Jez, una canadiense que celebró en Sevilla su gran boda de carácter andaluz. Hoy, nuestra protagonista es Marie Prudon, una francesa que ha escogido la isla blanca de Formentera para celebrar una ceremonia de esencia mediterránea. Cuando se juntan en una misma boda el lugar con más encanto de Baleares y una pareja que desprende ese je ne sais quoi del que solo pueden presumir los nacidos en el país galo, nada puede salir mal. Marie, ha querido compartir con HOLA.com todos los detalles de su enlace con Jules Dangreaux, desde su historia de amor hasta el look nupcial más sencillo y especial que hemos visto en los últimos meses.

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Nos remontamos a 2009 y nos situamos en el intercambio universitario de esta pareja al otro lado del océano. Fue en México donde se concieron y se enamoraron. Este país que les unió para siempre también les cambió su forma de ver la vida. Quedaron atrapados por su cultura, sus colores y su estilo de vida, hasta tal punto que hoy Marie compagina su trabajo en la comunicación de un grupo de lujo con Grinchosa (@grinchosa_), una cuenta de Instagram destinada a promover este país latino. Con los años, descubrieron 'otro México' a tan solo dos horas de París, donde ahora residen, y lo encontraron en la 'pequeña Pitiusa'. Según nos cuenta Marie, 'Formentera nos pareció el lugar perfecto para tirarse al agua en septiembre de 2018', mes en el que contrajeron matrimonio.

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Y es que quien ha tenido la suerte de viajar a Formentera entiende por qué se la conoce como 'el último paraíso'. Allí, la vida pasa lentamente, invitándote a dejar atrás las prisas y las ataduras. Por eso, el vestido de novia que eligió Marie no pudo ser otro que un slip-dress, un diseño relajado que bebe de la tradición isleña y consigue mimetizarse con su atmósfera especial. Se trata de un modelo de seda con la espalda escotada y abotonada, creado por la firma española Jesús Peiro.

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Su sencillez se complementó con un velo corto prendido de un recogido sin artificios. Además, optó por unas sandalias en color nude de Kendall + Kylie y el accesorio capaz de transformarlo todo: unos pendientes desiguales de Rue Belle que compró en la tienda Blanc Creme de Marsella, ciudad donde ella nació. Uno era un aro dorado coronado por un charm y el otro una sorprendente flor blanca en formato XL que conseguía focalizar toda la atención del look.

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Su anillo de compromiso estaba firmado por Boucheron y era el modelo pensée de diamants. Tanto para el maquillaje y peluquería como para hacer realidad su bouquete, confío en las manos de expertos locales de Baleares. El primero fue obra de Jessie May, una estilista de prestigio en Ibiza, y el ramo de flores fue diseñado por El Atelier de Kentia, una empresa de arreglos florales y decoración de Formentera. La pequeña iglesia de San Francesc, uno de los pueblos principales de la isla, acogió este enlace que culminó con una celebración en Beach Club 10 punto 7, un lugar con encanto y espectaculares vistas al mar.

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Por su parte, tanto el novio como muchos de sus invitados, también apostaron por unos looks relajados que no por ello perdían ni un ápice de elegancia. Jules presumió del chic francés, prescindió de corbata y eligió un impecable traje azul con chaqueta cruzada de Nouvel Atelier, que completó con una camisa blanca de Hermès y unos mocasines de ante. Sin embargo, la inspiración nupcial de esta boda no queda aquí, ya que, como es habitual en Francia, antes de casarse con una ceremonia religiosa, lo hicieron unos meses antes por lo civil y, esta vez, en el municipio de Croix, al norte del país galo, donde nació Jules.

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Una vez más, Marie confió en los accesorios especiales para dar un giro a su look. Esta vez, un canotier decorado con flores y redecilla de Victoire Vermeulen se utilizó en sustitución al tradicional velo y fue el culpable de conseguir un look nupcial muy diferente a lo que hemos visto hasta ahora. Tanto que, además, eligió un dos piezas con un pantalón de Tara Jarmon y una blusa de Coosy en vez de clásico vestido blanco.

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El ramo de flores silvestres era de Pampa Paris y la sesión de peluquería y maquillaje corrió a cargo de Domitille. La celebración se hizo en casa de los padres del novio, Babeth y Olive, y se eligió la temática Garden Party que guió el dress code de los invitados. Ellas eligieron vestidos largos con flores y ellos, pantalones de lino.