Llevar un ramo de novia camino del altar es una bonita tradición que se remonta siglos atrás. Su significado encierra historias que explican por qué se ha convertido en un hábito que perdura a través del tiempo. En su origen, las novias tenían la costumbre de portar hierbar aromáticas como el tomillo o el eneldo para ahuyentar a los malos espíritus y atraer felicidad a la pareja. Por otro lado, también era una forma particular de transmitir un mensaje a través de la elección de determinadas flores. Lejos de mitos y metáforas románticas, cada vez son más las novias que buscan una alternativa al convencional ramo o bouquet, inspirándose, sin ir más lejos, en las últimas tendencias de la moda, como fue el caso de la influencer Adenorah.
Un bolso de tamaño mini: La francesa celebró hace pocas semanas su boda civil con Edouard Moreau, luciendo un look de Pronovias dispuesto a romper los moldes más tradicionales. ¿Una novia con bolso? Sí, se puede. Sustituyendo al tradicional ramo de flores, Adenorah sujetaba un pequeño tote en color beige de Amélie Pichard. Se trata del modelo Baby Abag, un diseño mini con asa elaborado en rafia natural que tiene un cocodrilo dorado como único detalle sobresaliente.
Un clásico español: en cuestión de abanicos existe una arraigada tradición en España y Casa Diego es uno de sus referentes a nivel mundial, por lo que no es descabellado pensar en una novia made in Spain llevando uno de nuestros accesorios más icónicos. Esta empresa lleva dos siglos fabricando y vendiendo abanicos artesanales que no solo son reclamados para encargos de películas sino que se han puesto en el punto de mira de las casas reales. Tanto es así que desde Diana de Gales hasta la reina Letizia lucieron sus diseños en sus respectivas bodas reales.
La evolución del abanico: si aún queréis ir más allá, podemos indagar hacia la vertiente oriental de los paipáis. En el punto de mira actual está Lajuar, una empresa española que elabora de forma totalmente artesanal exquisitos diseños personalizados y pintados a mano. Son perfectos para repartir a las invitadas de la boda, pero sus dibujos y sus formas son tan especiales que encajarían bien, incluso, en cualquier look nupcial.
Al estilo años 50: Son los grandes olvidados, pero una novia con guantes puede asegurar en su estilismo grandes dósis de elegancia y sofisticación. Según el protocolo no escrito, en el caso de las ceremonias religiosas, se deberán quitar antes de entrar en la iglesia y se podrán poner al salir. Aunque ocurre lo mismo en el banquete, en la apertura y durante el baile se deberán poner de nuevo.
Reinventar las flores: Si te gustan las flores pero quieres dar un giro radical al ramo tradicional, una bonita idea es apostar por una sola flor de tallo largo o una pequeña cesta de mimbre con tus flores favoritas. Es una buena opción que podrán llevar a juego los pequeños pajes del cortejo nupcial.
Paraguas: Los parasoles y paraguas se convirtieron en un accesorio muy popular en la época victoriana y pueden ser unos buenos sustitutos del ramo de flores a la hora de entrar a la iglesia. Los más adecuados para un vestido de novia son los de pequeño tamaño, en color blanco o marfil, con textura de encaje o pequeñas borlas prendidas del mismo.