Desde el punto de vista del invitado, todo el encanto de una boda comienza al abrir el buzón y descubrir la invitación, una antesala de la personalidad de los novios y del estilo de su celebración. Un formalismo impreso que ha sobrevivido, actualizándose en cuanto a creatividad se refiere, a la era digital. Aunque, por protocolo, las invitaciones se deben enviar entre 2 y 3 meses antes de la boda, merece la pena comenzar con el diseño con 5 meses de antelación. Decantarse por un estilo, recopilar las direcciones y caligrafiarlas, lleva su tiempo. Al valorar las diferentes opciones, hay que tener también en cuenta las tarjetas de agradecimiento, los misales, el protocolo de mesas y los menús, para que haya un hilo conductor coherente en la papelería de la boda. Pero antes de hacer el encargo, tienes que descubrir las cuatro tendencias más aclamadas para las bodas de verano.
1. No hay novios que se resistan a los estampados con motivos botánicos. Las flores tropicales y las palmeras, por sus colores vibrantes, son el último grito impreso.