Con perdón de la novia, la madrina es otro foco de atención durante la celebración. Además de acompañar al novio, la madrina habrá de destacar entre las demás invitadas y hacerlo con estilo y elegancia sin quitarle, ni por un momento, protagonismo a la novia. De acuerdo con nuestro protocolo, siempre que el novio luzca chaqué, la madrina deberá ir de largo -sea la boda de tarde o no- con tocado o mantilla española.
En la elección del vestido, se ha de renunciar a los estampados y a los escotes pronunciados, imperando por encima de todo la discreción, más aún si la ceremonia es religiosa. No hay reglas escritas para el color del vestido, pero es cierto que las tonalidades pastel suelen ser más apropiadas para las bodas de verano, sobre todo si la celebración es por mañana, y para las madrinas con un tono de piel más claro. Sobra decir que el blanco y el negro -salvo en casos de estricta y reciente viudedad-, están prohibidos. Sin embargo, la tan española y siempre elegante mantilla, debe ser negra para las mujeres casadas y blanca para las mujeres solteras, teniendo especial cuidado en este último caso de no coincidir con la novia en su estilismo.
“Mantilla, ¿sí o no?” Esta será la primera pregunta que cualquier diseñador con criterio te hará para empezar a esbozar el vestido perfecto. Y es que, para aquellas madrinas que escojan la mantilla española, es importante que tengan en cuenta que la elección de su vestuario girará en torno a ella. Un complemento que requiere cierto porte, seguridad, y que debe estar en sintonía con el estilo y personalidad de la madrina. Respecto a la peineta -preferiblemente de carey-, no hay una medida concreta, debe escogerse con sentido común y en función de la fisionomía de quien la luzca. Pero si hay algo a tener en cuenta sobre esta, la mantilla y el broche para recogerla, es que tan importante es saber lucirla como saber colocarla.
Los tocados también son aptos para la madrina. Un elemento distinguido para cualquier look que no debe sobresalir de los hombros ni ser el foco de atención. Pero no todas las madrinas deben de lucir adornos si estos no casan con su forma de ser, pudiendo interpretar perfectamente sin ellos el papel de forma elegante, discreta y sencilla.
Los complementos, más que nunca, serán la clave. Cuanto más importante es la ceremonia, más pequeño tiene que ser el bolso. Por eso, la cartera de mano debe de ser anecdótica y no necesariamente del mismo tono que el vestido. Los guantes, imprescindibles, siempre de piel o de ante, deberán ir a juego con los salones y una vez puestos, no se deberán lucir perfectamente estirados. Respecto a las joyas, después de que la novia haya hecho su selección, merece la pena lucir una sola pieza importante o un juego sofisticado, pero nunca todo a la vez. Madrinas elegantes, sofisticadas y discretas. ¿Has tomado nota?