Aunque no es la primera vez que Cristina Tamborero presenta sus colecciones en la Barcelona Bridal Week, la diseñadora se presenta como una de las revelaciones en el terreno de la moda nupcial y de fiesta. Algo que, en realidad, no sorprende. En poco tiempo Cristina se ha labrado un hueco en el sector con una identidad propia, esa que dirige sus diseños a mujeres que buscan un estilo actual y romántico al mismo tiempo. Algo que la ha llevado a imaginar vestidos que encuentran la diferenciación en los detalles. También trata de capturar la feminidad de la mujer y expresarla a través de tejidos delicados, de cortes limpios y de superposiciones -a veces de plumas o de abalorios-.
Tal vez por eso la flor del cerezo se ha convertido en la principal protagonista de la colección Hanami -que toma su nombre de la tradición nipona de observar las flores de los jardines-. Por eso los vestidos de novia están llenos de una fragilidad que se traduce en escotes cuidados y cinturas marcadas. El tono rosa palo y color champagne se cuelan entre los diseños que, en su mayoría son bancos. Diseños que se elaboran en tules o crepes de seda y se llenan de vuelo para potenciar y remarcar la silueta femenina. El encaje, como la pedrería o las transparencias, se cuelan tímidamente en los diseños, adornando sobre todo escotes, mangas o tirantes.
Para su colección de fiesta, englobada bajo el nombre de Ixia, e inspirada en este caso en un paisaje de orquídeas rosas y cielos azul celeste, la diseñadora ha elegido líneas igualmente minimalistas. Las siluetas fluidas se han llenado en este caso de tonos turquesas y rosados, con algún que otro guiño al anochecer que se dibuja en verde esmeralda o negro. También hay bordados, inspirados en este caso en los cuadros de Martin Johnson, que se crean sobre sedas y tules.
Pero si algo tienen en común todas las piezas que confecciona Cristina es que se han convertido en un reflejo de la filosofía de su firma. La diseñadora ha encontrado en los acabados pulidos un modo de enseñar que su trabajo es mucho más que un oficio, que se ha convertido en una especie de fantasía convertida en realidad; y en los tejidos nobles, que inundan siempre sus colecciones, que la mejor forma de demostrarlo es superándose año tras año.