Cualquiera que haya visto Novia a la fuga (1.999) seguro que recuerda aquellas escenas en las que Julia Roberts vestido de novia de escote redondo y apliques de flores por tirantes, convirtiéndose en uno de esos modelos que ha pasado a la historia del cine y que muchas mujeres han tratado de emular por su sencillez. Un vestido que diseñó Amsale Aberra, que falleció el pasado domingo a los 64 años en el hospital Memorial Sloan Kettering Cancer Center de New York tras haber sufrido un cáncer de útero. Pero este inolvidable vestido no ha sido el único que ha formado parte de la trayectoria de la diseñadora de Etiopía que también participó en la elaboración de las creaciones más románticas de Algo prestado, American Pie o la serie Anatomía de Grey. Y fue al encaragada de diseñar el vestido que Hilaria Baldwin, la última esposa de Alec Baldwin, lució el día de su boda.
Como la de tantos otros amantes de la moda, la historia de Amsale empezó de la necesidad, cuando se acercaba la fecha de su boda y no entraba un vestido que se adaptara a lo que buscaba. Eran los años ochenta, la moda nupcial se había llenado de excesos y ella quería un vestido minimalista, por el que no pasara el tiempo. Ese fue el empuje definitivo para abrir un pequeño negocio de ropa a medida que, con el tiempo, llegó a convertirse en una de las empresas mejor valoradas del sector nupcial, con una tienda propia en la avenida Madison, en pleno Manhattan.
A Amsale, que creció en Adís Abeba y a los 19 se trasladó a Estados Unidos para estudiar -primero ciencias políticas y luego moda el Fashion Institute of Technology-, muchos le atribuyen la invención del vestido de novia moderno. Ese de siluetas limpias y clásicas, minimalista y purista a partes iguales, con el predominio del blanco más puro sobre el resto de tonalidades. Diseños sencillos, llenos de belleza pensados para todas las mujeres que buscan la naturalidad para el día de su boda.
Como ella misma explicaba en su blog sentía una sensación “difícil de describir” cada vez que veía a una novia feliz y resplandeciente caminando con sus diseños hacia el altar. Y aseguraba que nunca se cansaría de la emoción de realizar esos diseños, ni del blanco, ni de la tradición, ni de los velos. Tal vez ha sido la pasión, no solo por el trabajo bien hecho sino por el mundo de las novias el que llevó a aquella chica que nunca pensó “que trabajaría en moda, y menos aún que sería diseñadora de vestidos de novia” a convertirse en todo un referente.