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Ernst August de Hannover y Ekaterina Malysheva se dan el 'sí, quiero' en la boda real del año

La ceremonia religiosa se celebró en Hannover y entre otros invitados, acudieron parte de la familia Casiraghi


8 de julio de 2017 - 12:09 CEST

El príncipe heredero de Hannover, Ernst August Andreas Philipp Constantin Maximilian Rolf Stephan Ludwig Rudolph, Duque de Brunswick-Lüneburg y Príncipe de Gran Bretaña e Irlanda se ha casado este sábado a las 12:00 horas con su novia, Ekaterina Malysheva, en una ceremonia religiosa que tuvo lugar en la iglesia del Mercado de Hannover, en la que se ha convertido la boda real del año.

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La novia, Ekaterina Malysheva, lució un radiante diseño hecho a mano de encaje chantilly y pedrería inspirado en su Rusia natal y que ha supuesto tres meses y medio de trabajo. El vestido fue el tercero de las tres creaciones que su gran amiga, Sandra Mansour, que lo diseñó para ella con motivo de los festejos de su enlace.    En el paseillo del coche a la iglesia, donde entró acompañada del brazo de su padre, tuvo a seis amigas y familiares- entre las que se encontraba Alejandra de Hannover, la hermana del novio- ayudándole a lucir perfectamente su majestuoso vestido.    Fotografía: HAZ/ jeweiliger Fotograf
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Los recién casados ya habían celebrado este jueves un enlace civil en el Nuevo Ayuntamiento de Hannover, a la que acudieron una treintena de invitados y el viernes por la tarde celebraron una divertida fiesta preboda en una conocida cervecería de la ciudad a la que no faltó la familia Casiraghi.

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Los recién casados, a la salida de la iglesia tras la ceremonia religiosa que se celebró en la iglesia del Mercado de Hannover. El enlace tuvo lugar a las 12:00 horas, el cual se ha convertido la boda real del año. Los recién casados ya habían celebrado este jueves un enlace civil en el Nuevo Ayuntamiento de Hannover, a la que acudieron una treintena de invitados y el viernes por la tarde celebraron una divertida fiesta preboda en una conocida cervecería de la ciudad a la que no faltó la familia Casiraghi. 

Ante una gran expectación, y muy puntual, llegó el novio en un coche junto a su madre, Chantal Hochuli, a quien esta boda le ha servido para vivir un momento de felicidad en una de las épocas más duras de su vida, pues, Nick Scott, su pareja de más de 15 años, falleció el pasado mes de mayo durante un viaje que realizó a la India. Chantal eligió para esta ocasión un elegante traje de chaqueta en tono gris perla. Ernst August apostó por el siempre acertado chaqué. Los hermanos Casiraghi - Andrea, Pierre junto a Beatrice Borromeo, y Carlota- fueron de los primeros invitados en llegar y tras ellos, el hermano del novio, Christian de Hannover y su prometida Sassha de Osma. También acudió la pareja de Alejandra de Hannover, Ben-Sylvester Stautmann, que esperó a su novia dentro de la iglesia. La joven que prontó cumplirá 18 años lució un precioso vestido en color rosa claro con flores bordadas y acompañó a la protagonista hasta su entrada en el templo.

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Alejandra de Hannover, quien lució un precioso vestido en color rosa claro con flores bordadas- acudió al enlace junto a su pareja, Ben-Sylvester Stautmann, quien esperó a la joven dentro de la iglesia pues, esta estuvo con la novia, su cuñada, hasta su entrada en el templo.    Alejandra de Hannover, la hija menor de Carolina de Mónaco cumplirá 18 años el próximo 20 de julio, pero ya el pasado fin de semana celebró la mayoría de edad por adelantado con una puesta de largo que duró no uno, sino dos días, y tuvo lugar en Niza y Mónaco. 
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Los hermanos Casiraghi - Andrea, Pierre junto a su esposa Beatrice Borromeo, y Carlota- fueron de los primeros invitados en llegar. Y es que los hermanos Casiraghi, a pesar de no ser familia directa del novio, tienen en común una hermana, Alejandra de Hannover, fruto del segundo matrimonio de Ernesto de Hannover con Carolina de Mónaco y una gran amistad. Sin embargo, los grandes ausentes del enlace fueron Ernesto de Hannover, padre del novio y su todavía mujer -aunque expareja- Carolina de Mónaco, quien a pesar de la buena relación que mantiene con el novio no pudo acudir a este día tan especial. 
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Sassha de Osma, que acompañó a su prometido Christian de Hannover, ha lucido para esta ocasión especial un vestido color bugambilia y coloridos bordados florales de la firma Temperley London colección pre-fall Autumn 2017, zapatos color fucsia modelo Heart Breaker de la firma Aquazzura y ha completado el look con 'clutch' color naranja y detalles dorados modelo Layla de la firma Yliana Yepez. Alessandra ha confiado en la estilista Cristina Reyes el 'outfit' de este día especial.

La ceremonia la ofició el sacerdote Horst Hirschler, obispo de Hannover y abad del monasterio de Loccum, amigo de la familia del novio desde hace años. Durante el servicio religioso, un coro de niños interpretó piezas de Handel entre las que se encontraba el famoso Aleluya del compositor germano. El libreto musical también incluyó, como no podía ser de otra manera, obras que hacían referencia a las raíces rusas de la novia.

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El traje, de manga larga, falda de gran volumen, escote redondo, mangas semitransparentes abullonadas y una larga cola, se acompañó de un velo a juego con el mismo encaje y pedrería que el resto del diseño. El majestuoso traje de Ekaterina se completó con una espectacular tiara familiar y un bello ramo realizado únicamante con flores blancas. Un look imponente acorde a la Casa Real de Hannover a la que ya ha entrado a formar parte. Sin emabrgo, la novia prescindió de pendientes, seguramente para no restar ni un ápice de protagonismo ni a la diadema ni a su vestido. Su característica melena rubia la recogió en un moño bajo con raya y optó por un maquillaje luminoso y bastante discreto. 

Tras el emotivo 'sí quiero', los novios se han dirigido en coche de caballos hasta la galería Herrhausen, que cuenta con frescos venecianos, donde están ofreciendo una recepción a sus 400 invitados que, según la etiqueta del evento debían vestir chaqué o traje oscuro para los varones y traje de día con sombrero opcional, en el caso de las mujeres. Por la noche la fiesta se trasladará al imponente castillo de Mariemburg, propiedad de la Casa Hannover. 

De esta manera tan majestuosa el príncipe, de 33 años, y su ya esposa, de 31, han puesto el broche de oro a su relación que empezó hace más de cinco años. Para esta celebración Ekaterina lució el tercero de los tres vestidos que su amiga Sandra Mansour diseñó en esclusiva para ella desvelando así el mejor secreto de la boda.

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La ceremonia la ofició el sacerdote Horst Hirschler, obispo de Hannover y abad del monasterio de Loccum, amigo de la familia del novio desde hace años.  Fotografía: HAZ/ jeweiliger Fotograf
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Durante el servicio religioso, un coro de niños interpretó piezas de Handel entre las que se encontraba el famoso Aleluya del compositor germano. El libreto musical también incluyó, como no podía ser de otra manera, obras que hacían referencia a las raíces rusas de la novia. 

Aunque la ya Duquesa de Brunswick-Lüneburg nació en Rusia se crió en Praga y con su matrimonio entra a formar parte de una de las dinastías más importantes de la realeza europea. Sin embargo Katya, -como la conocen sus allegados- cuya madre es actriz de teatro y cuyo padre ha ocupado puestos de responsabilidad en la industria del petróleo y el gas en Moscú, seguirá ejerciendo como diseñadora de moda al frente de su firma, EKAT, una de las favoritas de Sienna Miller o Poppy Delevingne. Por su parte, el heredero, que estudió en Londres y en Nueva York, lleva cerca de doce años gestionando el patrimonio familiar y el castillo de Marienburg, escenario de los festejos nupciales y la joya de la corona de la Casa Hannover.

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Ya casados, los novios quisieron ofrecer a las decenas de ciudadanos que se agolparon a las afueras de la iglesia de Mercado el esperado beso de los novios. 

Una boda muy esperada

La pareja se comprometió hace algo más de un año durante unas vacaciones en Grecia. Fue, concretamente en la paradisíaca isla de Spetses, donde Ernst tuvo el arrojo de pedir la mano de su chica. Un compromiso muy esperado ya que la pareja ya estaba viviendo junta en Londes y llevaban un lustro de noviazgo.

Los novios han querido tener un detalle solidario en su gran día. Aunque ya advirtieron a sus invitados que su presencia "en nuestra boda es el mejor regalo que nos pueden dar", mostraron su solidaridad pidiendo que los presentes de su enlace se trasnformaran en donaciones caritativas para los refugiados de Hannover. 

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Los novios salieron de la Iglesia del Mercado y se fueron en coche de caballos hasta la galería Herrhausen, que cuenta con frescos venecianos, donde se ofreció una recepción a sus 400 invitados que, según la etiqueta del evento debían vestir chaqué o traje oscuro para los varones y traje de día con sombrero opcional, en el caso de las mujeres. Por la noche la fiesta se trasladará al imponente castillo de Mariemburg, propiedad de la Casa Hannover. 

Ekaterina celebró su despedida de soltera en Sevilla donde disfrutó de una gran fiesta flamenca con sus amigas y sus ya cuñadas, la princesa Alejandra de Hannover y Sassa de Osma. Se alojaron en el hotel Trasierra, un cortijo exclusivo del siglo XVI, propiedad de Charlotte Scott con decenas de hectáreas de olivos y naranjas.

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La familia y amigos de los novios posan en la fotografía oficial de la boda de Ernst August de Hannover y Ekaterina Malysheva

La felicidad de los novios tan solo se ha visto empañada por unas declaraciones que hizo Ernesto de Hannover, padre del novio, al periódico Handelsblatt, cuatro días del feliz acontecimiento, en las que se oponía públicamente al matrimonio de su primogénito en las que anunció que emprenderá medidas legales para recuperar todos los bienes que cedió a su hijo en 2005, entre ellos el mítico Marienburg, el castillo de Grünau en Austria, la presidencia de la Fundación Duque de Cumberland, y otras propiedades repartidas en Alemania y Austria. “No ha sido fácil tomar esta decisión porque también involucra a mi hijo. Pero me he visto obligado a hacerlo porque está en juego la preservación de los intereses de la casa de Hannover, incluidos valiosos bienes culturales que son propiedad de la Casa desde hace siglos”, dijo.  El príncipe teme que, en caso de un hipotético divorcio entre su hijo y Ekaterina, parte de dichas propiedades y bienes de la casa Güelfa queden en manos de la joven rusa. Esperemos que el recién matrimonio no tenga que verse en esa tesitura.

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