Vacaciones de verano + boda. Y todo lo que ello conlleva: helados, horchatas y sorbetes, brunch con amigos, cenas románticas, una paella en un chiringuito playero, terrazas... A la hora de hablar de nutrición preboda en plenas vacaciones de verano, y 'casarla' de algún modo con el fitting del vestido de novia, la atención recae casi exclusivamente en las bodas que se celebran en septiembre y octubre, justo después de la temporada alta y tras el fin de las vacaciones. Especialmente teniendo en cuenta que el principio del otoño es una temporada al alza para muchas parejas porque los precios de los proveedores bajan considerablemente una vez se finiquitan las bodas del mes de agosto, y es un momento del año en el que aún podemos disfrutar de días de sol cálidos y largos; incluso las fotos de boda se ven más bonitas por el ángulo más bajo del sol.
Entonces, ¿qué pasa si nos casamos nada más volver de las vacaciones? ¿Tenemos que restringir lo que comemos mientras estamos de veraneo? ¿Hace falta ponerse a dieta y cortar por lo sano? "Pasarse con lo que se come en verano es más habitual de lo que creemos", explica Victoria Lozada, dietista nutricionista y fundadora de Nutrition Is The New Black (@nutritionisthenewblack). "Es época de terrazas, y de mucho calor, así que tendemos a abusar de las bebidas alcohólicas y refrescos, que sólo nos aportan calorías vacías sin ningún nutriente. Además, solemos recurrir a los helados, que son hipercalóricos y tienen un aporte alto en grasas". Este tipo de alimentos y bebidas tan habituales de las vacaciones son los que consumimos sin pensar y van 'apilando' calorías, a veces sin tener en cuenta que existen alternativas igual de ricas y fresquitas con mucho menor aporte energético. "Lo mejor para la sed y el calor es el agua, el té frío, las limonadas, las sopas frías como el gazpacho o los zumos con frutas húmedas como la sandía o el melón" explica Victoria.
Tanto en las vacaciones de verano como en las de Navidad el cuerpo puede experimentar una ligera subida de peso que oscila entre los 2 y 5 kilos, dependiendo de los hábitos de vida, de si continuamos yendo al gimnasio o practicando deporte, de lo largas que sean las vacaciones y del conocimiento general que tengamos de los nutrientes de los alimentos, especialmente de los alimentos hipercalóricos. Aunque dos kilos de más no supongan un drama para nadie, sí que pueden complicar las pruebas del vestido, especialmente si hay que modificar las costuras que ya se ajustaron en su día.
"Volver al peso habitual suele depender del ritmo de pérdida de peso de cada persona, pero podemos perderlo en el mismo tiempo en que lo ganamos, o menos. Podríamos estar hablando de 2-3 meses, dependiendo de cómo se lleve la alimentación y ejercicio, pero no todos los cuerpos son iguales". Es en situaciones como estas en las que nos planteamos soluciones más rápidas que el retomar nuestros hábitos pre-vacacionales o pasar un par de veces más a la semana por el gimnasio. Especialmente con la popularidad de las dietas exprés o dietas detox: pongamos por ejemplo que la vuelta de las vacaciones es el 30 de agosto y la boda el 15 de octubre. Tenemos 45 días para volver al peso de siempre en lugar de los tres meses que aconsejan los expertos en nutrición.
MEJOR MANTENER EL PESO QUE GANARLO... O INCLUSO PERDERLO
"Personalmente no creo en ese tipo de dietas exprés. Quizás perdamos peso rápido al principio, pero lo volvemos a recuperar enseguida", puntualiza Victoria. Igual de problemático sería intentar perder peso en vacaciones, algo que ella misma define como 'inusal'; lo mejor sería planificar nuestra alimentación, no para perder peso sino simplemente para mantenerlo. "Así no sufriremos con el regreso a la rutina". Para evitar esta subida de peso en el momento mismo de las vacaciones, y no después (es decir, el 'prevenir antes que curar' pero aplicado a la báscula), lo mejor es llevar unos hábitos de alimentación saludables que sean fáciles de seguir, para no sentir que estamos cortando de raíz parte de la diversión de las vacaciones. Algunos tips que puedes poner en práctica:
1. La hidratación es vital en verano. "Sobre todo porque podemos confundir la sed con el hambre, y esto nos lleva a comer más".
2. "Si seguimos un plan de alimentación y comemos algo hipercalórico, lo ideal es retomar el plan después; o, en caso de encontrarnos muy llenos, comer algo ligero con proteína y verdura. Intenta consumir sopas y zumos fríos para tener un buen aporte de verdura y fruta. También podemos hacer helados caseros a base de fruta y yogur o leches vegetales", en lugar de las alternativas industriales.
3. Algo que nos puede ayudar si viajamos es "intentar caminar la mayor parte del tiempo, para mantenernos activos y no aumentar de peso".
4. Si se van a consumir bebidas alcohólicas, "es preferible comer bien antes y tomar un vaso de agua después de cada copa o vaso de alcohol; así nos mantenemos hidratados y probablemente nos llenemos más".
5. En definitiva, hay que intentar "no cambiar mucho nuestros hábitos alimentarios y no dejar de disfrutar de experiencias gastronómicas, sobre todo si viajamos a un nuevo lugar. Siempre hay opciones saludables fuera de casa".