La polémica está servida. ¿Quién copio a quién? Ya han pasado cinco años desde que vimos por primera vez el vestido de novia de la Duquesa de Cambridge que diseñó Sarah Burton para Alexander McQueen. Pero, es ahora, cuando otra diseñadora reclama su autoría. ¿Qué ha pasado?
Una diseñadora británica, Christine Kendall afirma que en noviembre de 2010 envió a la duquesa diferentes bocetos de vestidos inspirados en los años 50. Tras esto, recibió una carta de agradecimiento desde la oficina de los príncipes Guillermo y Enrique: "Catalina Middleton me ha pedido que le dé las gracias por su carta del 18 de noviembre", escribió uno de los empleados. “A la señorita Middleton le interesó mucho su trabajo y apreció que se tomase la molestia de escribir".
Hasta aquí todo bien. El problema llegó cuando Christine vio el diseño nupcial de la duquesa y su similitud a uno de sus bocetos. Por este motivo, la modista inglesa ha emprendido acciones legales para reclamar su propiedad intelectual, aunque su abogado mantiene que la denuncia no se ha efectuado contra Kate Middleton.
Por su parte, en Alexander McQueen, que pertenece al conglomerado de lujo Kering, dicen estar “totalmente desconcertados” por las acusaciones, que la diseñadora ya les hizo llegar un año después de la boda de los duques de Cambridge. “Sarah Burton nunca vio los diseños de Kendall, y no la conocía antes de que se pusiera en contacto con nosotros. La reclamación es ridícula”, mantiene la firma británica en un comunicado. ¿Cómo se resolverá el asunto?
Así era su diseño
El vestido de la Duquesa de Cambridge ya se ha convertido en un icono y más de una novia se inspiró en él para su boda. Concretamente, se trataba de un diseño, valorado en unos 50.000 €, de color marfil y blanco satinado con escote corazón y cuerpo de encaje francés de manga larga que ha sido realizado a mano por la Real Escuela de Costura. La falda, con mucho volumen y una cola de tres metros de largo, también llevaba apliques de encaje y algunas flores de seda color marfil. El corpiño de satén, estrecho en la cintura y acolchado en las caderas, se basa en la tradición victoriana de corsetería y es un detalle que caracteriza a los diseños de Alexander McQueen. La parte trasera tenía un acabado en gazar y botones forrados de organza sujetada por lazos. La enagua era de tul de seda con adornos de encaje de Cluny. Los zapatos fueron hechos a mano por el equipo de Alexander McQueen que utilizó satén marfil con encaje bordado a mano por la Real Escuela de Costura.
- Así es el vestido de novia de la Duquesa de Cambridge