¿Cuándo es el mejor momento para cambiarse de vestido de novia (si llevas dos)?
La novia con dos vestidos es la tendencia del año, pero ¿cuándo exactamente hay que dar el cambiazo?
Cuando los lectores de HOLA.com eligieron sus tendencias favoritas para las novias de 2016 hubo una clara vencedora: la novia con dos vestidos, que da la campanada con un segundo look después de la ceremonia. Aunque es una tendencia que ha ido cogiendo carrerilla en los últimos años, y casi todos los diseñadores incluyen opciones de vestidos 2x1 en sus colecciones -por ejemplo, con las colas, tops y faldas de quita y pon, o los separates y estilismos de novia en dos piezas-, el cambio radical de vestido, con un traje completamente diferente, ha ganado aceptación celeb al convertirse en la 'táctica' de muchas de las novias famosas que se casaron el año pasado. La pregunta es, ¿cuándo es un buen momento para cambiarse?
La respuesta depende sobre todo del tipo de traje que sustituya al vestido principal, aunque es importante intentar hacerlo en un momento donde el cambio se vea con naturalidad: por ejemplo, al pasar de un espacio a otro (ceremonia-cóctel; cena-pista de baile; entrada-salida), para dejar que los tiempos de la boda fluyan con fluidez. La opción más económica, y también la más fácil desde un punto de vista logístico, es el vestido de novia que se transforma: es decir, al que se le añaden o quitan cosas para que parezca diferente. Un vestido tubo o sirena con corte de fiesta puede transformarse en traje de novia durante el día añadiendo una falda con capas de tul que se ajustan mediante un cinturón. El efecto night gown se puede subrayar cambiando los zapatos: unos salones en verde joya, amarillo limón o incluso rojo, o cambiando el velo catedral por uno estilo fifties.
En los vestidos que admiten twist con facilidad, el cambio de look puede suceder en cualquier momento, aunque resultan especialmente útiles durante el cóctel. Justo después de la sesión de fotos con los novios a solas, la novia puede dar el cambiazo y reaparecer para saludar a sus invitados en un look más sencillo y menos aparatoso, que le permita moverse con comodidad, dar abrazos y besos y sentarse a la mesa sin estar pendiente de las dimensiones de la falda. Si el lugar que hayas elegido para la sesión lo permite (lo mismo que el timing), puedes cambiarte entre una foto y otra, y así tener fotografías con los dos vestidos. Es posible que tengas que alargar el cóctel unos minutos más si decides cambiarte de traje en este momento del día.
Curiosamente, la segunda 'ventana' o break en el que se suele llevar a cabo el cambio de look no es inmediatamente después de la cena, sino después del vals de los novios, especialmente si el vestido principal es muy pomposo y quieres preservar el efecto de la falda hasta esos primeros minutos en que los novios bailan solos. Una vez el resto de invitados comiencen a llenar la pista de baile, es momento de buscar un sitio donde cambiarse: en estos casos, funcionan sobre todo los vestidos de novia de fiesta con líneas sencillas, por ejemplo un slip-on de seda en una tonalidad off white que no sea estrictamente banco, que deje claro que ya hemos entrado de lleno en la fiesta pero sin renuneciar completamente al look de novia.
El motivo por el que estos vestidos sean sencillos y fáciles de poner y quitar es puramente práctico: cada minuto que pasas cambiándote de traje, es un minuto que le restas a la celebración de la boda; y aunque muchas novias agradecen poder hacer un paréntesis, los vestidos muy articulados pueden 'rascarle' más minutos de lo que imaginas a tu día. Asegúrate de llevar contigo todo lo necesario, incluida la bolsa del traje de novia, además de maquillaje para retocarte después del cambio, desodorante, un juego de medias o incluso lencería, dependiendo del soporte que necesite el corte del nuevo vestido.
El tercer y último momento para cambiarse de vestido no está relacionado con la entrada de los novios en el espacio, sino con la salida, cuando nos despedimos de los invitados rezagados: muchas novias renuncian a la idea de abandonar la boda vestidas con pantalones vaqueros, y la opción de meterse en el coche con el traje de novia no siempre es viable, ni tampoco la más cómoda. Cuando la fiesta ya se ha dado por terminada, puedes optar sin tapujos por el vestido de novia corto, blanco o con color, o incluso por el dos piezas de falda o pantalón, que te permita reinventar el look más adelante con los complementos adecuados. Añade unas flats al minidress de novia, ¡y listo!
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