Cómo organizar el 'sitting' de la boda (sin morir en el intento)
Distribuir quién se sienta con quién es una de las tareas que genera más estrés de todos los preparativos preboda. Te explicamos cómo empezar a hacerlo
Las ceremonias de boda más informales no siempre optan por sentar a sus invitados a la mesa. Algunos novios prefieren el buffet y el método del corner, con cenas o comidas ligeras más cercanas al cóctel, y donde cada uno puede elegir libremente los bocados que van a componer su plato. Suele ser una solución sencilla que se adapta a todos, ya que se pueden incluir con más facilidad más opciones para vegetarianos, niños o invitados con alguna alergia alimentaria. El popular food-truck, por ejemplo, sería una manera divertida de darle la vuelta al sitting tradicional.
A pesar de todo, la gran mayoría de parejas en España aún sigue optando por el menú a mesa y mantel puesto: es decir, todos los invitados sentados a la mesa, a menudo siguiendo un riguroso orden establecido a la entrada del espacio, con los novios presidiendo el espacio acompañados de sus padres, hermanos o amigos íntimos, ya sea en un extremo de la sala o en el centro. Incluso en bodas modernas con 'deco' un poco más alternativa se respeta este esquema, variando el estilo de la boda pero no el protocolo.
1. MESAS CON O SIN NOMBRE
Cómo van a organizarse los invitados una vez llegan al espacio suele ser precisamente el punto de partida de organización del sitting: 1. dejándoles a su libre albedrío, una práctica poco común pero que funciona si la boda es de dimensiones reducidas con invitados que son íntimos entre sí; 2. con mesa asignada pero sin asiento concreto, dejando que los invitados elijan a lado de quién sentarse en la mesa que les ha tocado; y 3. la opción más clásica, a la española, con mesas asignadas en una lista de invitados a la entrada y un asiento con nombre propio. En este último caso, los novios eligen, uno a uno, dónde va a sentarse cada uno de sus unvitados, ya sean treinta o trescientos.
La ventaja evidente de la segunda opción (mesa asignada pero sin asiento) es que supone muchísimo menos trabajo para los novios, que no sólo se ahorran el coste añadido de la denominación de los asientos sino que recortan a la mitad uno de los mayores quebraderos de cabeza de la boda: el puzzle de quién se lleva bien con quién, o más importante, quién no se lleva bien con quién. ¿Qué invitados se conocen entre sí? Y de los qué no, ¿quiénes tienen el potencial de hacer migas? ¿Es correcto jugar a la Celestina entre los invitados que están solteros? ¿Y si tenemos una pareja de amigos que ha roto recientemente?
2. PIENSA CON TIEMPO CUÁNDO MANDAS LA INVITACIÓN
El dilema se multiplica por 2 cuando tenemos en cuenta que el trabajo de disposición de las mesas depende exclusivamente de los novios (ni siquiera la wedding planner puede ejercer de hada madrina en este caso, especialmente si se trata de evitar que dos invitados mal avenidos se siente juntos), y que sólo tiene sentido ponerse manos a la obra una vez tenemos la confirmación de asistencia de los invitados: si las invitaciones se envían tres meses antes de la boda, calcula que tu sitting no estará listo del todo hasta como mínimo un mes antes. De ahí la popularidad del save-the-date.
3. EVITA SITUACIONES INCÓMODAS
Las variables para decidir cómo sentar a unos invitados junto a otros son infinitas, y si organizamos un sitting libre, donde cada uno elije su sitio ya sea en una mesa asignada o en todo el espacio, podemos ahorrarnos el tener que estar esquimatizando y haciendo conjeturas durante meses. Sin embargo, los inconvenientes de este sistema son igual de evidentes que las ventajas: si cada invitado tiene que elegir donde sentarse, es posible que las situaciones incómodas que te ahorraste durante la organización las vivas in situ, como por ejemplo personas que quieren sentarse en el mismo asiento, invitados indecisos que tardan más de la cuenta en decidir al lado de quién se van a sentar, amigos que se quedan aislados porque han acudido solos, o más grave aún, personas que tengan una necesidad especial y que tengan que vérselas con un mal asiento durante toda la velada; éste sería el caso de por ejemplo las mujeres embarazadas, las parejas con niños, las personas mayores o las personas discapacitadas que requieran estar situadas cerca del baño o de la salida. Tener un sitio asignado, además, permite a los camareros saber exactamente donde están los invitados con algún requirimiento fuera de lo común, incluidos los del menú.
4. CONFÍA EN LOS NÚMEROS PARES
¿Cómo sobrevivir entonces a la organización del sitting? Un buen punto de partida es buscar una app de organización de bodas que facilite este proceso al máximo posible, moviendo los nombres de los invitados con facilidad de una mesa a otra y dejándonos elegir entre diferentes tamaños y tipos de mesas. A saber: las mesas rectangulares, la mesa corrida y las redondas. La elección del tipo de mesa depende sobre todo de las dimensiones del espacio (en algunos sitios nos dejan mezclar varios tipos, una moda que va en sintonía con la decoración desparejada), y cómo queramos que fluya la conversación, intentando siempre que el número de sillas sea siempre par y que haya un equilibrio entre el número de hombres y mujeres, ya sea con un patrón hombre-mujer-hombre, o con dos mujeres al lado de dos hombres.
5. DIVIDE A LOS GRUPOS GRANDES SI TIENES MUCHOS INVITADOS QUE ACUDEN SOLOS
A la hora de elegir a quién sentamos con quién, siempre es buena idea que en cada mesa cada invitado conozca al menos a una persona con la que poder entablar conversación, y que también vea alguna cara nueva. Las mesas donde más claramente veremos esta dinámica desde un primer momento serán las compuestas por familiares y grandes grupos de amigos, mientras que las más difíciles será aquellas donde reunamos a gente que acude sola, parejas con niños y compañeros de trabajo, que por lo general suelen sentirse menos 'íntimos' que el resto.
En estos casos, intenta mezclar a los invitados sentándolos con otros en edades similares o con intereses comunes, en lugar de reservarles una mesa exclusiva. Se darán cuenta de que es la mesa de los 'solteros' o de las personas solas nada más sentarse, y puede crear un sentimiento incómodo entre los invitados. La misma regla, pero al revés, se aplica con las mesas donde todo son parejas: si no hemos respetado la norma de las mesas con asientos pares, es probable que nos encontremos con que nos sobra una silla. Mejor quitarla que sentar a una persona sola, o, simplemente, animar a esa persona a acudir con un +1 aunque no sea su pareja sentimental.
6. NO TE OLVIDES DE LOS INVITADOS 'BAJITOS'
Si los invitados acuden con niños, dónde sentarles dependerá sobre todo de la edad, y también de cómo hayamos dispuesto el espacio, incluyendo un 'territorio peque' especial para ellos o dejando que se integren en las conversaciones de los mayores. Si los invitados bajitos son muy pequeños, es mejor que se sienten con los padres, al menos mientras se sirve la cena, para que puedan tenerles bajo control; lo mismo si el número de niños es muy reducido (por ejemplo, solamente han participado en la boda los niños encargados de llevar las arras o flores). Si has invitado a varios niños, y son más mayores, pueden sentarse en una mesa aparte.