¿Qué es el 'prêt-à-couture' de novia?
El vestido de novia es la confección que más se acerca a la Alta Costura: se crea a medida para la mujer que lo va a llevar, o se modifica durante varios meses siguiendo un diseño de 'prêt-à-couture'
La colección de Schiaparelli para la próxima primavera desembarcó en París el pasado septiembre bajo la etiqueta de prêt-à-couture: un tipo de confección a medio camino entre el ready-to-wear y la Alta Costura, y que para la firma se convertía en un pequeño pasito hacia una producción más asequible. El término en realidad lleva en uso ya unos diez años, y es precisamente eso: la evolución natural del diseño de moda que se crea a medida y para una única persona, hacia una creación enfocada a las series limitadas que admiten ajustes a medida de la mujer que las va a llevar.
Si cogemos esta teoría y la trasladamos al terreno de las novias, esta fórmula es prácticamente lo que define el tipo de confección de muchas de las firmas más conocidas dentro del territorio nupcial. Pronovias o Rosa Clará, dos de los grandes bestseller en la moda de novia 'para llevar' no elaboran el vestido a medida sino que han invertido el proceso: los diseños que vemos en pasarela se producen en serie, y una vez llegan a las tiendas se ajustan a las medidas de las novias, admitiendo pequeñas modificaciones en escotes y mangas, y muchas veces intercambiando las piezas de un vestido por otro. Un paso más allá estarían los couturiers con producciones limitadas, y que también adaptan sus diseños a las novias que vienen a pedir consejo a su taller.
Pero, ¿cuáles son las líneas que separan el ready-to-wear de las creaciones de taller y de este prêt-à-couture en la mente del diseñador? "Desde mi punto de vista, es el tiempo y la dedicación con la que se desarrolla una prenda, porque en prêt-à-porter no tienes el tiempo de poder disfrutar con la creación", puntualiza Armiche Rodríguez, el diseñador detrás de la firma Nihil Obstat, que dirige el proceso de creación de todos los vestidos de novia que salen de su taller de Madrid, dividiendo su atención entre costura a medida y diseños 'para llevar'. "Sin embargo, en el prêt-à-couture el desarrollo de la prenda es más elaborado, dando más importancia a la costura y esos detalles que hacen que la prenda sea única".
Una pregunta habital que viene a la mente de cualquier mujer que se debate entre la opción del diseño de raíl y el elelaborado a medida, es si se puede apreciar o no la diferencia entre uno y otro. Si podemos 'ver' o tocar la calidad de un tejido simplemente con pasar la mano por un dobladillo, u observando de cerca los detalles de una manga. Una pista para poder identificarlos: "lo primero son los acabados externos como el patrón, los tejidos y la confección. Después podemos comprobar el interior de la prenda, que tiene que ser exquisito; las prendas tienen que tener las costuras francesas a 3 mm., abotonadura de ojal de vivo o de presilla, los bajos a mano. Y si lleva algún tipo de incrustación, que sea handmade".
Una de las muchísimas lanzas que se pueden romper en favor de la costura es que este tipo de vestidos suelen reunir lo mejor de dos facetas muy distintas de la novia: la novia contemporánea, con un diseño actual, o una clásica con un modelo vintage. Los diseños que se elaboran en taller pueden fusionar estas dos caras con más facilidad. "Normalmente, las líneas de una novia clásica precisan de una estructura mayor que las contemporáneas, que buscan vestidos más relajados y etéreos", explica Armiche. "En este proceso nos apoyamos en el uso de tejidos más estructurales o con mayor gramaje para conseguir ese efecto; sin embargo, en el desarrollo de la línea más jovial se intenta enfatizar el diseño de proporciones, descontextualizarlas, dándoles un uso más actual".
Lo que sí que cambia significativamente son los tiempos de producción entre un tipo de costura y otro. "El tiempo mínimo de confección en el taller es de seis meses en vestidos de dificultad media; pero en el caso de algunos vestidos de encaje este tiempo llega a ser de un año".
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