Un ejército de 'It-Brides' recorre los rincones más icónicos de Nueva York
Las cuatro 'influencers' americanas elegidas por Pronovias protagonizan una de las campañas de novia de la temporada, fotografiadas en los rincones más 'trendy' de la ciudad de los rascacielos
Pronovias tiene muy clara su 'conquista española' de Nueva York: además del flagship store que abrieron hace unos años en Manhattan, un primer paso que ya dio Manuel Mota en su día, tras la llegada del nuevo director creativo, Hervé Moreau, a la firma, el efecto New York se ha vuelto mucho más potente. En octubre, la firma presentó por primera vez sus colecciones en la edición de otoño de la New York Bridal Week, junto a los grandes del circuito, como Oscar de la Renta, Marchesa y Carolina Herrera. Al frente del casting: uno de los Ángeles de Victoria's Secret, la supermodelo Romee Strijd, que tomó ese día el testigo de Karolina Kurkova, la top encargada de abrir y cerrar los desfiles de Pronovias en Barcelona.
En el front-row de aquella primera incursión de la moda española en la bridal week neoyorquina se sentaron tres caras que a este lado del charco no suenan tanto, pero que se han encargado de protagonizar algunos de los 'momentazos' fashion de Pronovias en los últimos meses: las influencers norteamericanas Danielle Bernstein, bloguera de We Wore What, Rumi Neely, de Fashion Toast, y Jennifer Grace, de Native Fox. Un racimo de it-girls que han tenido el honor de convertirse en las primeras It-Brides oficiales de Pronovias, siguiendo los pasos de la incombustible Chiara Ferragni, la bloguera que 'nunca para', que ya se visitó de novia unos meses antes, además de la actriz y editora de moda Whitney Port, que también forma parte del 'ejército' de chicas-it que están tomando el universo nupcial por sorpresa.
Lo que sorprende de una campaña protagonizada por It-Brides son en realidad los pequeños detalles. Por ejemplo: ninguna de ellas es modelo profesional, aunque sí que es cierto que el objetivo de muchas blogueras rookie es llegar a protagonizar editoriales de moda, ya sea con su estilo propio o vestidas por un equipo de estilistas profesional. Además, para la mayoría de las influencers de la temporada ésta es la primera vez que se visten de novia (Whitney Port se casó en noviembre, con un vestido asimétrico de diseño customizado), vistiendo un total de doce vestidos elegidos por ellas mismas. En el caso de Chiara, además, la elección de los accesorios corrió a cargo de la propia bloguera, famosa por arriesgar con los complementos, y poniendo de moda la cazadora de novia después de elegir una vaquera de Levi's como prenda de abrigo.
La otra particularidad son las localizaciones: si Pronovias quiere que las novias neoyorquinas se enamoren de sus vestidos, el resto del mundo se enamorará de Nueva York sólo con ver las imágenes. Algunos de los lugares más emblemáticos de la City ponen el telón de fondo a las cuatro sesiones fotográficas organizadas con las bloggers. La más reciente, la protagonizada por Jennifer Grace, sitúa a la novia de espaldas a la cámara frente a frente con el edificio Flatiron, un rascacielos centenario de planta triangular, que se cuenta entre los más icónicos de la ciudad, y que colinda con las calles de Broadway y la Quinta Avenida. El vestido elegido para la ocasión: un diseño de encaje de la colección Atelier para 2016, con cola de varios metros y espalda con malla ilusión y detalles de encaje tatuados.
El paseo de Jennifer por Nueva York vestida de novia no es el único: la sesión fotográfica con la influencer Danielle Bernstein nos lleva por algunos de los escenarios más bonitos de Central Park (probablemente el escenario soñador por muchísimas novias de todo el mundo para su propio book de boda), con un impresionante vestido de novia con capa de crepe en blanco puro. Rumy Neely por su parte pone el acento industrial a la sesión, encaramada a lo más alto del skyline de Nueva York. La más urbanita de todas: Whitney Port, atravesando el puente de Brooklyn, una de las áreas más trendy de Nueva York, con el pelo recogido en una trenza lateral y un vestido de encaje sobre fondo nude, una de las pocas veces que Pronovias se ha atrevido a intrducir una nota de color en sus trajes de novia.
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