Cuando un diseñador sale de la mano de una modelo al final de su desfile, queda claro que cada modisto tiene a su modelo favorita, y viceversa: cada modelo cuenta con una lista de diseñadores de cabecera. A veces estas amistades se transforman en sinergias, con las tops convirtiéndose en el rostro de un perfume famosísimo firmado por su diseñador favorito, o simplemente pasan de ser parte del elenco de maniquíes en sus desfiles a recibir la categoría de musas.
Por eso, cuando las modelos pasan por el altar, muchas acaban haciéndolo con un vestido de novia hecho personalmente para ellas, a menudo firmado por grandes nombres couture que ni siquiera se dedican al diseño nupcial, pero no pueden resistirse a vestir de blanco a su musa. Este papel, que en los últimos años también han ocupado actrices y socialités a medida que las celebs iban protagonizando cada vez más y más campañas y editoriales de moda (por ejemplo, todas las novias que ha vestido Valentino Garavani en los últimos años, y que abarcan desde aristócratas a royals o actrices), nos deja un buen número de modelos con vestidos de novia que son de auténtica princesa.
Aunque quizá la más popular de todas en años recientes haya sido Kate Moss, que dio el 'sí quiero' a Jamie Hince en un diseño de color champán con lentejuelas doradas, creado exclusivamente para ella por John Galliano, y que fie diseñado el mismo año que el modisto fue expulsado de Dior. La top decidía hacer caso omiso a la 'ola' de críticas encabezada por otras firmas de moda, modelos y actrices (muchas incluso renunciaron a lucir los diseños del modisto y por extensión también de la maison), y se casó con un vestido inolvidable, que ha acabado pasando a la historia y es uno de los vestidos de novia más icónicos de todos los tiempos.
En España, son dos las firmas que encabezan los bestseller nupciales, y quizá sea por eso que las dos hayan vestido a dos de las novias modelos más populares que se han casado este año: Alba Carrillo elegía no uno ni dos, sino tres diseños de Rosa Clará para darle el 'sí quiero' a Feliciano López, mientras que Eva González hacía lo propio junto a Cayetano Rivera con un disño confeccionado para ella en los talleres en Barcelona de Pronovias.
Otra de las supermodelos que ha pasado por el altar recientemente con un vestido de novia que ha dado muchísimo que hablar ha sido Hilary Rhoda, que se casaba hace solo unas semanas, el pasado 11 de octubre, en los Hamptons, en Nueva York. La modelo, rostro de Estée Lauder durante tres años, elegía un vestido único de Carolina Herrera, con silueta tipo columna de diseño minimalista en color blanco, que recuerda un poco al de Eva González, con la particularidad de cambiar el escote clásico por uno tipo halter que incluía un panel de color esmeralda y una cincha negra, con espalda al descubierto.
Igual de popular, o más, fueron las dos bodas de Poppy Delevingne el año pasado, la primera urbana en pleno centro de Londres, la segunda en Marruecos. Aunque Poppy no comparte el mismo caché de modelo que su hermana pequeña Cara Delevingne, está fichada por la misma persona que se encargó de descubrir a Kate Moss en un aeropuerto en los años 90, y además de ser una de las musas de Marc Jacobs, es una de las embajadoras oficiales de Chanel. Karl Lagerfeld parece tener a las hermanas Delevingne entre sus favoritas -Cara es poco menos que su ojito derecho-, y de ahí que la socialité se casase con un diseño customizado de Chanel, un modelo de la colección Alta Costura de la firma presentado cinco años antes en París, y al que el kaiser añadió delicados bordados de pedrería del escote a los pies. El seguno vestido de novia de la modelo, en su boda en Marrakech días más tarde, lo firmaba Peter Dundas para Emilio Pucci.
Una novia a la antigua usanza que hemos visto pasar por el altar este mismo verano, también con nombre de top, ha sido Frida Gustavsson, que se casaba en junio con el fotógrafo Hjalmar Rechlin en su Suecia natal. Frida ha sido una de las 'novias Valentino' del año, con un diseño con transparencias y bordados de encaje que combinaba con zapatos planos, aunque sin duda la mejor pista bridal que nos ha dejado la modelo es su peinado: una corona trenzada estilo milkmaid, con diminutas flores blancas. Otra novia salida directamente de los talleres de la maison parisina ha sido la también sueca Sara Blomqvist, que elegía Valentino para casarse en julio de 2014. Tanta coincidencia nos hace pensar que el vestido de novia que Valentino Garavani creó para la princesa Magdalena de Suecia, que se casó un año antes en Estocolmo, ha creado más tendencia de lo que pensábamos entre los países nórdicos: la modelo elegía un diseño de costura de la maison customizado por sus directores creativos, Maria Grazia Chiuri y Pierpaolo Piccolo, con una suave falda de tul plisado y cuerpo de encaje.
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