Aunque no todas las mujeres embarazadas se sienten igual de cómodas con ropa ajustada, lo cierto es que cada vez es más común encontrar colecciones premamá que incluyen vaqueros skinny (en tejidos elásticos, y adaptables en la cinturilla), crop-tops y vestidos que marcan curvas. Éste es precisamente uno de los dilemas al que se enfrentan muchas futuras mamás a la hora de acudir a una boda una vez superado el primer trimestre de gestación, cuando la silueta comienza a cambiar de forma más evidente y nos estrenamos con nuevas tallas en el pecho, la cadera y la cintura. Los vestidos maternity clásicos, más holgados y a menudo con corte tipo saco, han pasado a estar out en los últimos años, en favor de prendas que no esconden la barriguita premamá, sino que la ensalzan.
Una experta en prendas ajustadas, con o sin embarazo, es Kim Kardashian, que ha hecho de los vestidos, faldas y tops ceñidos un modo de vida. A ella le debemos el resurgir de siluetas como el péplum para mujeres curvilíneas, o los vestidos bodycon que redefinen la línea de la cintura y cadera. Hace unos días, la socialité acudía a la boda de unos amigos junto a su marido Kanye West, y convertía su paso por la ceremonia (con teléfonos móviles restringidos, de ahí que su único selfie fuese a las puertas del enlace), a una nueva alerta de tendencia: guapísima en su tercer trimestre -sale de cuentas en diciembre-, y vestida con un diseño con capa de Valentino en crepe de seda con cuello redondo, y falda larga que se prolonga a los pies. El modelo, que tiene un valor de 3.980 €, pertenece a la colección regular de Valentino: es decir, a pesar de haber sobrepasado ya el sexto mes de embarazo, Kim sigue vistiendo prendas de líneas regulares, demostrando que la moda premamá es más adaptable y flexible que hace unos años.
COMPLEMENTOS CON COLOR: 1. Vestido con capa en crepe de seda, de Valentino. En color negro y con largo a los pies (3.980 € en mytheresa.com). 2. Pumps modelo Iriza en ante de color rojo, con cut-out en el lateral interior, de Christian Louboutin (580 €). 3. Clutch en color magenta con cierre joya, de Oscar de la Renta (1.365 €). 4. Pendientes en forma de flor en blanco y amarillo, con cristales y metal lacado, de la colección otoño-invierno 2015 de Miu Miu (250 € en Net-A-Porter). 5. Salones en hot pink con puntera con apliques de cristal de colores, de Sophia Webster (463,87 €). 6. Vestido negro en crepe de seda, sin mangas y con cuello cerrado con un 'falso-collar' en hilo de oro, cristales y perlas, de Alessandra Rich (2.615 € en Net-A-Porter)
La pregunta, en este caso, no está tan centrada en las formas del traje, sino en el color: en negro noche, a juego con el traje de Haider Ackermann de Kanye West, que optaba por acudir sin corbata, dando ya una pista del protocolo o etiqueta establecido por los novios. En España, la tradición dicta que las invitadas a una boda no vistan de blanco, para no restarle protagonismo a la novia, ni de negro, ya que es un color asociado al luto. Si bien es cierto que este tipo de cuestiones protocolarias concernientes al color de los vestidos aún están vigentes en las bodas más tradicionales, hoy en día es más común acudir a ceremonias con una etiqueta más relajada, más acorde con las nuevas tendencias en bodas, que ofrecen un abanico de posibilidades dependiendo del lugar en que se celebre la ceremonia, el número de invitados o la personalidad de los novios.
De hecho, Marina Fernández, directora de Relaciones Institucionales del Grupo Escuela Internacional de Protocolo, ya nos explicaba este verano algunas de las guías para entender el protocolo en España: el protocolo que suele usarse en las bodas se deriva en realidad de la etiqueta de los actos oficiales, que marcan, como regla principal, que las mujeres que asistan a un evento se vistan acorde a la etiqueta establecida para el caballero. Es decir, varían los largos de los vestidos en función de si a ellos se les exige chaqué, esmoquin o frac. Las bodas, además, entrarían dentro de la categoría de eventos privados, por lo que el dress code depende exclusivamente de lo que marquen los novios que se casan, a pesar de que aún siga respetándose en muchas ocasiones la norma del blanco y el negro, más por una cuestión de estilo o incluso cortesía para con la novia.
INVITADAS 'BLACK': 1. Vestido de fiesta minimalista en lana y satén de seda de color negro, con largo midi y cuello con reverso, de The Row (3.410 € en Net-A-Porter). 2. Barra de labios en color Russian Red, de MAC. 3. Clutch en forma de labios con cierre de imán, de Lulu Guinness (299,95 € en Zalando). 4. Pendientes estilo ear cuffs, con detalles de incrustaciones imitando cristales y perlas, de Topshop (11,59 €)
¿Son habituales los looks de boda como el de Kim Kardashian? En España no mucho, aunque teniendo en cuenta que las opciones de fiesta para premamás son más reducidas, y que el negro es un color que se puede 'reciclar' y que además suele sentar bien, los vestidos negros se convierten en una posibilidad muy jugosa a la hora de decidirse por un diseño de fiesta premamá. Una manera de llevarlo acomodando la tradición es evitando el total look black -a pesar de que en este caso la socialité apuesta fuerte por esta tendencia, con una única nota dorada en la gargantilla-, ya sea con un vestido con apliques de pedrería, por ejemplo en el cuello, o bien con complementos en colores intensos que alegren el modelo, y eviten ese efecto 'luto'. Indagando en las nuevas colecciones para este otoño-invierno, además del diseño con capa de Valentino, encontramos otros vestidos de colección que también valen para mamás, premamás y toda suerte de invitadas, con dos grandes ganadores: los diseños imperio y los de línea campana con cut-out en la espalda.
¿Irías de negro a una boda?