El blanco es el color de las novias, pero ¿sabes que es una novia all white? Desde el bouquet hasta el dress code de los invitados o los tocados de las damas de honor. Hay novias que deciden casarse enteramente de blanco y llevar este detalle al extremo: el año pasado, Solange Knowles celebraba la boda más chic de la temporada de invierno con una troupe de invitados y braidsmaids vestidos completamente de blanco, a juego con sus tres vestidos de novia. El novio, también de blanco, lo mismo que Johannes Huebl en su boda a Olivia Palermo, en la que el único tono al margen de los marfiles y crudos fueron los Manolo's de la novia en color zafiro. También de blanco se vistieron las damas de honor de Kim Kardashian el día que le dio el 'sí quiero' a Kanye West en aquella maravillosa ceremonia en Florencia, frente a una pared cuajada enteramente de flores de color porcelana. O el vestido de dama de honor de Pippa Middleton en la boda de los Duques de Cambridge, diseñado a juego con el de la novia, como si se tratase de una extensión de la cola.
Hay muchas maneras de ponerle blanco a tu boda, y la temporada que viene se presta especialmente a esta tendencia, la más pura de todas las que podemos encontrar en el catálogo de color de cualquier decorador y wedding planner. La papelería de boda, manteles y marcasitios, la decoración de cristal con blondas de encaje, velas y candelabros... todos pueden jugar a este juego, aunque hoy nos vamos a centrar solamente en dos, el pastel de los novios y el bouquet. Dos elementos que cumplen diversos papeles: mientras que la mantelería o vajilla, por ejemplo, tienen bien definida su labor, el ramo de la novia es un accesorio, un símbolo que complementa el vestido, cuenta con fotos propias en nuestro álbum de boda y, al final del día, incluso atraviesa su propio ritual tanto si lo lanzamos al aire como si se lo entregamos a una persona muy querida. Lo mismo sucede con la tarta de bodas, que suele suponer un punto y seguido dentro de la celebración con sus propias tradiciones, simbolismo y rituales. De aquí que el color elegido para ambos tenga una importancia especial, más quizás que el resto de accesorios de la novia.
LA MAGIA DE LAS FLORES DE COLOR BLANCO
Elaborar un bouquet con flores exclusivamente de color blanco permite jugar sobre todo con las texturas, tamaños y composición de las flores, además de ser un arreglo tradicional, que nunca pasa de moda. El blanco sobre blanco funciona con algunas de las especies más populares entre las nuevas novias, como los tulipanes y las calas, dos tipos de flor de tallo largo, además de los lirios cerrados o las peonías de color marfil. También se pueden componer el ramo de color blanco en función de la estación, con flores exclusivamente de temporada, eligiendo siempre una de las tipologías de ramo más comunes: en cascada, tipo ramillete, el ramo clásico que se conoce tradicionalmente como bouquet, o el ramo de tallo largo, posado suavemente sobre el brazo.
Aquí te explicamos los diferentes tipos de ramo más de moda entre las novias
Algunas flores blancas que tener en cuenta a la hora de componer tu ramo de novia:
Anémonas: blancas con un acento de color verde en el centro.
Narcisos: con notas de melocotón y amarillo.
Gardenias: más bonitas si están cerradas, y perfectas para novias hiper románticas.
Nardos: de tallo larguísimo, y bonitas tanto abiertas como cerradas, aunque estas últimas suelen usarse para complementar otras flores abiertas.
Calas: blanquísimas y en forma de campana; mejor abiertas.
Ranúnculo: un bestseller nupcial que aparece en multitud de ramos, tanto blancos como de otros colores.
Jazmines: una de las variedades de flor blanca más fragantes, perfectos para combinar con el botonier de la solapa del novio.
Verónicas: trepadoras y perfectas para un ramo silvestre, o para complementar un tocado de flores naturales que también puedan llevar las damas de honor o las niñas de la boda.
En lo que respecta a momento de sentarse a la mesa y disfrutar del final del banquete, la próxima temporada veremos gran cantidad de creaciones reposteras que se inspiran directamente de las nuevas colecciones de novia, y más concretamente en la tendencia de los vestidos de tipo princesa, con falda amplísima y volada. Es precisamente en estos diseños, los de la novia clásica, en los que se han inspirado tradicionalmente los pasteles de boda: las nuevas tendencias nupciales mezclan ambos mundos, transformando detalles de costura en creaciones grastronómicas y viceversa. Las flores en 3D también aparecen en gran parte de las nuevas creaciones nupciales de las colecciones 2016 (de hecho, una de las tendencias que más veces ha desfilado en Barcelona y Nueva York ha sido la novia bouquet), con bordados que se escapan del tejido, y encajes que se ciñen al cuerpo sobre mallas invisibles, y que también recuerdan a las últimas tendencias en repostería nupcial.
Las más habituales: las flores tipo fondant, un tipo de cobertura dulce cuya consistencia es similar a la de la plastilina, con acabado suave y pulido; la pasta de azúcar, más tradicional en los hornos españoles antes de la llegada de los cupcakes a este lado del Atlántico; y el glaseado real, elaborado con clara de huevo, azúcar glas y zumo de limón, y que es protagonista de casi todas las composiciones dulces que incorporan flores tridimensionales hoy en día.
Las flores comestibles no son las únicas que se 'cuelan' en nuestro plato cuando llega la hora de cortar y servir la tarta: también las flores naturales, y que en este caso se ciñen estrictamente a la norma del all white, muchas veces combinando la decoración del topper con el propio ramo de la novia, o con el diseño de su traje.
Los diseños más populares entre los wedding cakes de este tipo son los de líneas puras y minimalistas, o los de aspecto rústico, con cobertura buttercream muy suave, con notas de vainilla y en blanco puro. También los detalles que permiten jugar con el 'blanco sobre blanco' gastronómico, como las flores comestibles y las flores frescas naturales; los detalles de encaje elaborados en azúcar y que producen un efecto relieve sobre la superficie, y los acabados en forma de ruffles, combinadas con lisos en las creaciones de varios niveles; las frutas naturales de color blanco, como las lascas de carne de coco que se pueden colocar a modo de topper, acompañando la figura de los novios; los detalles de perlas o imitando el bordado de plumetti de los tejidos de novia; o los elementos decorativos de fondant en diversas tonalidades de blanco, que vayan desde el marfil al crema, y que creen un efecto escalera o en degradé. El detalle final: coordinar el exterior con los rellenos, de bizcocho claro y nata, y que produce un efecto sorpresa cuando lo servimos sobre el plato.