La cineasta que tan sólo tiene 18 años comenzó su aventura en cine con tan sólo 8

Hana Makhmalbaf, la historia de una joven directora iraní ovacionada en San Sebastián

Bajo el titulo Buda explotó por Vergüenza, Hana narra magistralmente las secuelas que la guerra deja en los más pequeños

por hola.com

La joven iraní de apellido ligado al cine Hana Makhmalbaf de tan sólo 18 años ya es toda una directora de cine. Hana, hija del director Mohsen Makhmalbaf y hermana de la realizadora Samira Makhmalbaf, ha presentado su primer largometraje de ficción en la 55ª edición del Festival Internacional de Cine de San Sebastián. Bajo el titulo Buda explotó por Vergüenza, Hana demuestra la buena calidad del cine iraní, a medida que narra una historia en la que el espectador se traslada desde su butaca a otra cultura, a otro país y a otro pueblo. La joven iraní sitúa su filme, en un lugar que ella conoce muy bien, su país del que prefieres no hablar de él en cuestión política: “ Bastante problemas tenemos ya, mis ideas están en mi película. Es todo lo que puedo decir. Las interpretaciones no las tengo que hacer yo”. Bastante problemas tenemos ya, mis ideas están en mi película. Es todo lo que puedo decir. Las interpretaciones no las tengo que hacer yo”.

El filme se desarrolla en las cuevas excavadas en las montañas de Bamiyán aquellas que hace seis años estaban flanqueadas por dos estatuas de Buda que destruyeron los talibanes de Afganistán en 2001 y las cuales habían sido esculpidas hace más de 1.500 años. Allí es donde vive la protagonista del ‘cuento’ de Hana, una niña afgana de seis años, interpretada por Nikbakht Noruz, y su ‘aventura’ de ir al colegio en un país donde la guerra marca cada día. La pequeña vive rodeada de niños, donde algunos juegan a la guerra y donde otros intentan aprender a leer, ella prefiere los libros a las balas y por ello hace todo lo posible para encontrar un cuaderno que completará a modo de bolígrafo con un pintalabios de su madre. Una vez conseguido el ‘material escolar’ la pequeña comienza a buscar una escuela, y durante su trayecto a la escuela, la cámara de Hana se va deteniendo en los pequeños detalles, en la violencia de las calles, en como los niños juegan a ser mayores y juegan a la guerra. Una película conmovedora, que cuando menos te lo esperas te hace sonreír, que provoca temor y ante todo y sobre todo induce a la reflexión.

La vida de cine de una niña iraní
Hana Makhmalbaf vino al mundo no con un pan debajo del brazo, sino con una cámara y una claqueta, al trabajo cinematográfico de su padre y hermana, se suman el de su madre, Marziyeh Meshkini que es guionista, y el de su hermano Maysan, de 35, quien se ha encargado de la producción de la película y quien ha acompañado a su hermana en este viaje a San Sebastián. Como bien dijo ella en rueda de prensa: “Desde los ocho años hago cine, no sabría hacer otra cosa. Amo el cine por mi padre, él me enseñó todo lo que sé y él me inculcó su profundo amor por este oficio. No me importa reconocerlo: hago cine por él. Si mi padre hubiese sido panadero, yo hoy sería panadera". La joven directora iraní ya contaba con la experiencia que le dio presentar con tan sólo nueve años, en 1997, su primer cortometraje El día que mi tía enfermó en el Festival de Cine de Locarno. Esta experiencia se suma también a su vida nómada, ya que debido al trabajo de su familia y al suyo propio, tener una residencia fija es difícil, viajes que le han hecho abrir la mente y convertirse en una chica diferente aunque es muy consciente de las dificultades y las carencias que tienen las mujeres de su cultura y de su religión: “Aquí no lleváis pañuelos en la cabeza pero tampoco veo que muchas mujeres estén en puestos de poder. Aquí las mujeres también viven por debajo de los hombres. Lo mejor de las mujeres afganas e iraníes es que viven con un muelle bajo sus pies y el día que saltan van mucho más lejos. No estamos dormidas". Una chica despierta, con ganas de demostrar al mundo lo que vale el cine iraní, y lo que valen las mujeres de su país, por ello y por mucho más la película y su directora recibieron un enorme aplauso, ahora sólo queda esperar a ver si esta brillante iraní se hace con algún premio.

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