Susan Boyle, Amy Winehouse, Robbie Williams... perdidos en el camino de la fama
Pese a que el éxito mina la moral de algunos artistas, otros renacen con más fuerza
Aplausos del público, legiones de fans que se emocionan con una nota, una melodía que suena en las radios de todo el mundo, millones de pinchazos en vídeos de Internet, estadios abarrotados… Estos son algunos de los síntomas de la fama. La cara dulce del triunfo convierte a la estrella de la música en un icono a seguir, admirado y perseguido por muchos, imitado por otros. Sin embargo, toda cara tiene su cruz y precisamente el ser tan conocido es, paradójicamente, la cara amarga de esta moneda: las críticas, la sensación de despegar los pies de la tierra y tener todo lo que se desea al alcance de la mano pueden pasar factura.
Los "juguetes estropeados" por la fama
¿Está preparada una persona anónima para soportar el peso del éxito? Eso es quizá lo que muchos se preguntan tras el reciente caso de Susan Boyle, una mujer desconocida con una vida sencilla en un pueblo escocés que dio la vuelta al globo tras salir en un programa de televisión de “cazatalentos”. En contra de todas las expectativas que la daban como segura ganadora, perdió la final y, horas después, fue trasladada a una institución mental con una crisis nerviosa y síntomas de agotamiento. “Sólo quiere volver a casa y ver a su gato” ha declarado su hermano Gerry, aunque su futuro, si quiere seguir adelante con su sueño, podría estar vinculado a los escenarios, ya que tendría planeada una gira por Estados Unidos y un contrato discográfico.
Ni siquiera los que están acostumbrados a la fama desde su juventud escapan a la presión del estrellato. La música está llena de “juguetes estropeados” que han acaparado tantos o más titulares por su extravagante estilo de vida que por su arte. Este se ha visto en ocasiones afectado por la pérdida de rumbo de sus artífices como en el caso de Amy Winehouse y Robbie Williams. La británica cambió con su peculiaridad la concepción moderna del soul, aunque sus adicciones confesadas han afectado a su evolución como artista. Robbie Williams también ha hecho público su pasado de excesos y abuso de las drogas, lo que afectó a una prometedora carrera pop en solitario (tras abandonar el grupo Take That). Sus rarezas le han llevado a aparcar momentáneamente la música por el estudio de la ufología, una afición que ha alimentado su fama de excéntrico.
El esfuerzo de renacer
Sin embargo, también se puede encontrar una luz al final del túnel tal y como les ha ocurrido a Britney Spears o Whitney Houston. La primera vivió uno de sus peores momentos cuando perdió la custodia de sus dos hijos, una razón de peso que la llevó a ingresar en una clínica de desintoxicación y abandonar sus salidas nocturnas. Con el incondicional apoyo de su familia ha relanzado una carrera musical que comenzó cuando era apenas una adolescente. Whitney Houston rompió también con un pasado marcado por su ex marido Bobby Brown, con el que protagonizó numerosos escándalos, y poco a poco ha retomado su lugar entre las grandes voces de la historia. Michael Jackson es el rey del pop y de las rarezas, pero sin duda es también el que acumula la legión más fiel de seguidores. Dejando en el pasado un juicio por abusos y afrontando en el presente los continuos rumores de enfermedad, se reencontrará con una banda sonora de leyenda dentro de unas semanas en Londres.