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Después de cuatro exitosas temporadas, Succession (HBO) llega a su fin. Este drama sobre una familia disfuncional, dueña de Waystar Royco, un imperio de medios audiovisuales, nos permitió adentrarnos en las peripecias de los ricos que son tan ricos que no salen en revistas ni ofrececen entrevistas. De hecho, los Roy son tan ricos que apenas puedes distinguirlos cuando caminan a tu lado por la calle, a menos que seas uno de ellos. Era la misión de Michelle Matland, diseñadora de vestuario de la serie, cuando se propuso vestir a este billonario clan bajo los códigos que solo ellos saben aplicar: gorras de lana sin logo alguno, jerséis de cachemira, trajes oscuros y perfectamente entallados, zapatos naúticos y un mar de tonos neutros.
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La jerarquía que marca el traje
El diseño de los trajes masculinos es un punto clave para definir dinámicas de poder en Succession, aunque no sea fácil percibirlo a simple vista. Logan Roy, el patriarca, viste piezas personalizadas y a menudo forradas con pañuelos de Hermès, confeccionados por Leonard Logsdail, un sastre británico que trabaja con Spielberg, Scorsese, entre otros. En contraste con los oscuros trajes de los herederos, las elecciones de Tom, marido de Shiv, son ridiculizadas constantemente por su estética nouveau riche: llamativos trajes italianos con toques de color o tejidos modernos que nos sitúan lejos del linaje de Savile Row.
El lujo silencioso
Otra de las billonarias familias en la serie, los Pierce, sirve para ejemplificar esa misma sencillez. Su matriarca siempre luce una camisa blanca impecable y un solo collar de perlas, tándem que atestigua una riqueza heredada por geenraciones. “Los Pierce no son ostentosos” -explica Matland- “Uno de los hijos lleva el jersey que usó su abuelo hace veinte años. No tienen absolutamente nada que probar”. Se visten para proteger lo que tienen, no para regodearse en ello, de tal forma que el alcance de su fortuna solo reconocible para ciertas personas en círculos exclusivos.
Rechazo tajante a los logos
Rara vez encontramos en sus armarios prendas de Gucci o Versace, con sus vistosos logos, pedrería o estampados coloridos. En su lugar, priman los jerséis de Ralph Lauren, los trajes de Loro Piana, Giorgio Armani o Hugo Boss, y los vestidos de punto de Gabriela Hearst. Queda claro desde la primera temporada, cuando Kendall se calza unas zapatillas nuevas de Lanvin para reunirse con unos inversores de Silicon Valley y es rechazado por su imagen 'hortera', contraria al lujo silencioso de los magnates del Big Tech.
La cachemira, un tejido eterno de la mejor calidad
Sus protagonistas visten con sedas, cachemira y otros tejidos lujosos, ignorando cualquier fibra sintética. "Si buscas calidad, siempre valdrá la pena" -dijo la diseñadora de vestuario en una entrevista para Town & Country. "No es la etiqueta de precio lo que miramos sino la textura sutil, el patrón, el brillo. Lo siento, pero la cachemira siempre se podrá distinguir de una mezcla de poliéster". Que tanto Gigi Hadid como Brad Pitt hayan lazado sus propias firmas de ropa de cachemira recientemente podría ser una señal.
La transformación de Shiv
De todos los hermanos, ella era la rebelde, la única que se había constuido un camino fuera del negocio familiar. Para resaltar su distanciamiento del mundo de la empresa, Matland le dio a Shiv una estética suave, femenina, compuesta por delicados conjuntos en tonos pasteles. Según especulan los seguidores de la serie, su look a lo largo de la primera temporada se inspira en el de Ivanka Trump durante la campaña presidencial de su padre, otra rica heredera que pasa a trabajar codo a codo con el jefe.
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El power dressing más minimalista
Una vez que Shiv decide introducirse en los entresijos de la fortuna familiar, trabajando de la mano de su padre, siente la presión de mimetizarse con el entorno: hombres adinerados, soberbios, enfundados en sus trajes perfectamente entallados. Por ello deja de lado sus femeninos vestidos midi por un repertorio sartorial incluso más sobrio, en tonalidades de beige, gris y azul marino. Además, reemplaza su larga melena ondulada por un corte 'bob'.
Qué es el recessioncore, la moda de las crisis económicas
Una encuesta realizada por el Foro Económico Mundial dicta que dos tercios de los economistas creen que nos dirigimos hacia una recesión en 2023. La moda y nuestros hábitos de consumo no son ajenos al fenómeno. El término recessioncore se refiere al declive de los looks 'vitamina' o 'dopamina' que han arrasado tras la pandemia, la logomanía y la ostentación. Este mismo estilo festivo y sensual precedió a la recesión de 2008, que luego condujo a una era de minimalismo en los primeros años de la década de 2010. ¿No nos crees? Ya las pasarelas han confirmado todas las predicciones.
Así vestiremos el próximo invierno
El buscador de moda Tagwalk analizó 1.243 looks de las pasarelas Otoño/Invierno 2023 para descubrir, como esperábamos, que en el 49% de ellos destaca el color negro. Otras gamas predominantes para los próximos meses serán el blanco (21%), el gris (13,6%) o el beige (7,8%). ¿No ocurre esto siempre que llega el invierno? Tagwalk realizó el mismo estudio con 8.192 looks de la temporada Otoño/Invierno 2022 y comprobó que, hace un año, solo un 35% de los looks eran de color negro.
Ausencia de joyería en las alfombras rojas
Podemos estar de acuerdo en que un collar de diamantes jamás pasará de moda, pero llevarlo en ciertas circunstancias puede traer consigo reacciones indeseadas. Esta temporada de premios, notamos una particular ausencia de gargantillas en los looks de las mejor vestidas: Ana de Armas, Daisy Edgar Jones, Selena Gomez, Jessica Chastain... todas prescindieron de la Alta Joyería en sus apariciones, una táctica que, según indica la historia, busca adaptar la glamourosa imagen de las actrices al nuevo contexto socioeconómico.
Retrocedemos 15 años
Las grandes casas de moda se ajustaron para la temporada Otoño/Invierno 2009 al clima de austeridad que ameritaba aquel crítico panorama, el mismo que se ve reflejado en Succession. Tanto Prada como Miu Miu, ambas lideradas por Miuccia Prada, se rindieron al traje de lana, mientras que Dries Van Noten eligió el eterno abrigo camel como símbolo de la moderación y Saint Laurent cambió las lentejuelas por la raya diplomática.
Al igual que en 2009, cuando casas como Lanvin o Balenciaga optaron por bucear en sus archivos para replicar looks con décadas de historia, vemos la tendencia en las pasarelas de Otoño/Invierno 2023 de afianzar las identidades de marca, en lugar de incitar a la compra de nuevos estilos. En su momento, fue Celine quien salió más beneficiada con el fichaje de Phoebe Philo, que consolidó a la firma con un innovador minimalismo deportivo hasta su repentina salida en 2018. Pero es que, por si necesitasemos más evidencia, la diseñadora acaba de anunciar que volverá con un sello homónino en septiembre de 2023, justo a tiempo para el inicio de este otoño gris.