Desde comienzos de la historia, la moda ha servido, y sirve, como medio de expresión. Decir que se trata de uno de los sectores que mejor y más reflejan los cambios socio-políticos por los que atraviesa el mundo es una obviedad que podemos contrastar repasando su trayectoria. Por ejemplo, en la Segunda Guerra Mundial supuso un agente de cambio y empoderamiento femenino, en los años 70 las tendencias bohemias reflejaban la conexión con la naturaleza y el rechazo a la violencia, y ahora, la moda parece estar involucrada en mostrar todos los intereses que, sobre todo, la generación Z reclama cada día: feminismo, sostenibilidad, individualidad y otros tantos que repasamos a continuación. Presta atención, porque desde este mismo momento podrás afirmar, con total rotundidad, que en la moda nada es banal.
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Fuera restricciones
Hace años la ropa femenina se empeñaba en sexualizar el cuerpo, ciñiéndose a las siluetas. Ahora el sector, sobre todo a raíz de la Covid-19, ha abierto sus fronteras y, en plena convivencia con las piezas más ajustadas, incluye entre sus opciones otras más cómodas como los joggers o el chándal. El propósito está claro: que cada una se sienta bien y segura vistiendo lo que desee, sin regirse a ningún estereotipo.
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Siempre innovando
La innovación es parte del ADN de las nuevas generaciones. La mayoría de ellas es nativa digital, algo que encuentra reflejo en las nuevas y rompedoras maneras que las firmas están llevando a cabo a la hora de confeccionar sus prendas. Complementos 3D, vestidos spray como el que Coperni presentó sobre el cuerpo de Bella Hadid en Paris Fashion Week o, simplemente, rellenos de plumíferos de tejidos reciclados. Lo que los millennials veían como parte del futuro es, cada vez más rápido, el presente.
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Mensajes con poder
Una de las corrientes de estilo que más protagonismo está teniendo, sobre todo desde las pautas Y2K regresaran a nuestras vidas, es la de ejercer el activismo a través de diferentes mensajes estampados o bordados en camisetas. Estas prendas parecen ser ahora una pancarta de concienciación en la que ningún mensaje se escapa. Lo hacen por todo lo alto: en frases, iniciales o dibujos.
Agente de democratización y justicia social
Los guantes de ópera, que siempre fueron atribuidos a galas de renombre y a personas de alto poder adquisitivo ahora se han democratizado y se encuentran, también, entre las propuestas de las tiendas más asequibles. Al igual que este complemento, son otras muchas las prendas que, si bien podían atribuirse solo antes a aristócratas y personas de standing económico, ahora invaden los armarios de todas las fashionistas, independientemente de su bolsillo. Un ejemplo de justicia social y lucha contra la diversidad de clases que ayuda a lograr la diversidad.
Sin fronteras
A pesar de que hay prendas que representan tradiciones culturales y la indumentaria propia de algunos países, lo cierto es que el mix de estilos es cada vez mayor y las fronteras culturales se encuentran cada vez más diluidas entre las opciones que encontramos en tiendas. Ya no hay que estar en Japón para vestir un kimono, ni en Gales para llevar una falda de cuadros. Del mismo modo, las tallas también parecen aumentar cada vez más sus opciones sumándose al body positive.
Poder genderless
Del mismo modo que las marcas parecen hacer ímpetu en la inclusión de referencias culturales en sus propuestas, también está esforzándose en romper con los códigos de género y combinar en sus colecciones tendencias que ya no diferenciar entre vestuarios femeninos y masculinos. Corbatas, esmoquines, zapatillas, camisetas oversize o chalecos. Deconstruir para, precisamente, construir (valores).
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Preocupación medioambiental y cruelty free
Stella McCartney fue una de las marcas pioneras en lanzar sobre pasarelas diseños sostenibles y respetuosos con los animales. Tras la apuesta de esta diseñadora, fueron otras muchas las que decidieron unirse a confiar en prendas que prescindieran del uso de piel de animal, así como de tejidos que agoten demasiado los recursos naturales de los que disponemos. Encontramos algodones sostenibles, pelo sintético, pvc y un sinfín de materiales más respetuosos con el medioambiente que nos ayudan a cuidar el planeta.
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La mujer, contra toda censura y cliché
No es casualidad que las tendencias naked hayan aterrizado con tanta fuerza desde hace un par de años. Como la moda viaja a la par que los reclamos sociales, estas han llegado para empoderar a quienes las visten y visibilizar el cuerpo femenino, exigiendo su respeto y alejándolo de prejuicios. Ya no importa el qué dirán, porque ahora, más que nunca, se lleva la ropa interior a la vista, los corsés que marcan el pecho, las transparencias o los frunces. El feminismo, sí, en parte era esto.