Si algo caracteriza a la moda es su capacidad de desafiar a las condiciones meteorológicas con las cambiantes propuestas de cada temporada. El boom del terciopelo el pasado verano fue la prueba definitiva de que las normas estilísticas conocidas hasta ahora están hechas para romperlas, algo que también ha afectado al color blanco, que traspasa su territorio primaveral típico para conquistar los mejores looks del invierno. Y lo hace acompañado de un tono muy cercano en la paleta cromática: el beige. Esta temporada, Laura Biagiotti los ha adoptado en abrigos acolchados y sombreros, Valentino y Jill Sander han combinado ambos tonos utilizando uno y otro en prendas y accesorios respectivamente, e incluso Chanel incorporó el dúo en su colección.
Pero la confirmación de la tendencia llega con el Street Style. La moda de la calle manda y crear un look mezclando blanco y beige se ha convertido en el estilismo ideal para quienes no saben qué ponerse para la oficina. Si tienes claros tus básicos para ir a trabajar, con estas combinaciones, además de ir elegante, podrás darle uso a complementos como cinturones o bolsos. Accesorios que añaden puntos de color haciendo que el binomio no resulte en ningún caso aburrido.
Vuelta a 1990
La estética de comienzos de los 90 ha vuelto a la moda como prueba el retorno del jersey de cuello cisne. Si ya de por sí esta prenda en beige es un acierto seguro para una jornada de trabajo, los pendientes XL consiguen un resultado muy sofisticado. ¿El pantalón perfecto para añadir al conjunto? Un vaquero blanco deshilachado como el que lleva Zina Charkoplia, una prenda que rebaja la formalidad sin restar ni una pizca de estilo.
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