Preveer que las últimas décadas del siglo pasado dejarían a su paso grandes lecciones de estilo era un hecho que cualquiera podía imaginar. La tendencia bohemia de los 60 y de los 70, la extravagancia absoluta y rompedora de los años 80 o los básicos de los 90 formaron un tándem estilístico cuya impronta no ha hecho más que recordarse desde que aparecieran en el universo de la moda, invadiendo la ropa que vino después en tendencias que han sido recordadas de manera reiterada, tanto sobre pasarelas, como sobre el asfalto.
Tras este auge del sector llegaron los 2000 y, con este cambio de página, vino una época oscura de la moda que la mayoría de los millenials de hoy tacharían de sus vidas (y de sus fotografías) si no fuera porque este año han vuelto a formar parte de la parrilla estilística que triunfa entre las expertas de moda de la generación Z. Si para unas este recuerdo estético es sinónimo de nostalgia, para otras, en cambio, ahora es novedad y tendencia.
Que lo Y2K ha venido para quedarse, al menos una temporada, es una evidencia clara. La lencería a la vista, las zapatillas grandes y llamativas, las siluetas extra cortas... Todo lo que reinó en los looks que protagonizaban los collages de las paredes que decoraban las habitaciones hace un par de décadas, ahora vuelve a formar parte de lo que viene siendo su equivalente en el contexto social que nos encontramos: las búsquedas de Google y las redes sociales.
Paralelamente, lo que apenas se recuerda y lleva meses también haciendo una entrada triunfal en las pautas de estilo a seguir, según TikTok, es la estética indie sleaze, una nueva versión que homenajea a la indie que también reinaba por aquel entonces.
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Para entender esta corriente hace falta echar la vista atrás y recordar a ese grupo de chicas que se resistían a caer ante los encantos de los looks de famosas como Ashley Tislade, Hilary Duff o Misha Barton. Ellas pasaban de Britney Spears y de Christina Aguilera, no veían películas como Chicas Malas o Una rubia muy legal y tampoco se empeñaban en ser las más populares de la clase, sino, más bien, permanecían al margen. Porque las chicas indie escuchaban bandas de música como The Libertines (liderada por Peter Doherty, exnovio de Kate Moss) y vestían como Alexa Chung, o lo que es lo mismo, como las grupies de las bandas de música británicas que, iban primero a un festival y, luego, alargaban la noche hasta altas horas de la madrugada en las discotecas.
Reconocerlas no era difícil: camisetas vintageo de grupos de música, pantalones pitillo, medias altas, botas militares, amigos artistas o músicos y, a menudo, el pelo aparentemente alborotado. Una imagen que podía parecer descuidada, pero que, en cambio, guardaba inspiración de varios de los conjuntos que previamente cada una de ellas había visto en plataformas como Lookbook y en atuendos de Mary-Kate Olsen, Sienna Miller, Lilly Allen o, incluso, Cory Kennedy y cualquiera que pudiera haber asistido, tanto a un concierto de música alternativa, como a una fiesta GOA de electrónica.
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De la discoteca al asfalto
Ahora son muchas las Zoomers que han reinventado esta estética y han hecho popular el indie sleaze desde principios de año, una versión exagerada de esa imagen post-grunge que también apuesta por fingir el efecto trasnochador, caótico y desenfadado, como si se hubiera pasado toda una noche de fiesta sin dormir de afterparty, pero vistiendo ropa de marca y pocas veces repitiéndola en las elecciones diarias. Se trata de lograr una imagen desenfadada sin renunciar a la opulencia. Como una chica rebelde de familia de bien.
Siguiendo sus claves, las camisas de cuadros desabrochadas pueden llevarse con camisetas de bandas de música debajo, abrigos de pelo XXL y pantalones rotos, faldas de tablas estilo collegeo siluetas plisadas y de encaje- a lo Whimsigoth- sobre medias con carreras. O sea, si quieres ser una indie slaze podrás ponerte casi todo lo que encuentres en el armario que recuerde a esta época, pero no lo primero que encuentres, ya que aquí todo está estrictamente pensado.
¿De dónde viene el término y por qué su éxito?
La primera en ponerle nombre ha sido la tiktoker Mandy Lee (@OldLooserInBrooklyn). Como experta en adelantarse a las novedades, lanzó su predicción en su red social definiendo este término como una respuesta actual a una demanda estilística que busca recuperar el interés que tenía la comunidad indie hace años por el arte y la cultura. O que al menos, la que a través de su estética, parecía tenerlo y lo hacía saber.
Sin embargo, aunque ella fue la que lo acuñó, cuando Hedi Slimane tomó el cargo de director creativo de Saint Laurent en 2012 ya hizo evidente su afán por echar la vista atrás y continuar con algunos de los códigos que, si bien vimos a Jenny Humphrey en Gossip Girl o a Effy en la serie Skins, ahora personajes de Euphoria nos han creado la obsesión por traerlo de vuelta. Las referencias son inmensas y, aunque no las apreciábamos lo suficiente, siempre han estado presentes en las propuestas de muchos de los diseñadores más alabados del sector del lujo.
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Si quieres ser una chica indie sleaze lo tienes fácil. Da igual si has salido o no de fiesta, si te gusta el grupo de música que llevas estampado en la camiseta, si le has cogido la camisa de cuadros a tu padre, te has vuelto a poner esas medias que se rompieron el primer día que las estrenaste o, si por la lluvia, se te ha corrido el rímel. Todo está permitido siempre y cuando presumas de ello.