Corría el cambio de siglo, entre finales de los años 90 y principios de los 2000, cuando los adolescentes del momento dejaban su ropa interior a la vista. Los sujetadores con dibujos y colores llamativos o con marcas que se transparentaban bajo las camisetas eran cool en institutos y las braguitas y los tangas que se enseñaban por encima de los pantalones de tiro bajo, encabezados por nombres visibles como Calvin Klein, parecían ser indicadores que aumentaban el nivel de popularidad de cada compañera de clase. Además, cuando estudiabas en un colegio privado con uniforme, la tendencia era más difícil de conseguir, salvo cuando abandonabas las aulas.
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La visible underwear fue una corriente de moda teen que tuvo gran éxito entre las jóvenes, pero que al mismo tiempo generó opiniones encontradas por ser también considerada "de mal gusto", sobre todo, por los profesores y familias. De ahí, la polémica.
Sin embargo, no es de extrañar entonces que, ahora que la moda 'Y2K' regresa a nuestras vidas, la ropa interior a la vista sea otra vez un must de estilo. Si las tendencias que impulsan a enseñar la piel, conocidas como naked, han invadido las tiendas este año apostando por cut-outs, prendas transparentes y brocadas para sumar sensualidad a nuestros conjuntos, ahora los tangas siguen la estela de los bikinis y vuelven a ocupar protagonismo en los estilismos de la manera más temida: se llevan de tiro alto, situados sobre los oblicuos y con pantalones de cintura baja. Quédate con su nombre, porque dará de qué hablar: exposed thong.
De las pasarelas al asfalto
Celebrities como Christina Aguilera, Emily Ratajkowski o incluso Jennifer Lopez ya lo hicieron hace tiempo, pero ahora una de las primeras famosas de la generación Z en alertar sobre el resurgir de los tangas a la vista es Bella Hadid, modelo que capitanea como nadie la estética de los 2000. Así lo sentencia en muchas de las fotografías que comparte en sus redes sociales, donde posa con conjuntos en los que el tiro bajo de sus pantalones y faldas dejan al descubierto el hilo de sus tangas. Nada es casualidad, ya que esta lección la ha incorporado a sus looks urbanos desde que se subiera a la pasarela de Versace para presentar su colección de primavera-verano 2020 en la Semana de la Moda de Milán.
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Antes de que Bella Hadid fuera la elegida para sentenciar la vuelta de esta nostálgica y polémica tendencia, ya su compañera de profesión, Hailey Bieber, apareció en la gala MET 2019 enfundada en un vestido rosa de Alexander Wang con escote maxi en la espalda que dejaba ver un tanga, también rosa, con el logo de la firma. Y es que, sabido es que cada una de las apuestas que viste una referente de moda como ella se acaba convirtiendo en tendencia.
Si bien firmas, modelos y expertas en moda coincidieron por entonces en que esta sería una de las pautas a seguir, ahora las corrientes actuales ya han consolidado el tanga a la vista como aliado de los looks de las nuevas generaciones (y no tan nuevas). La cantante Dua Lipa posó también en varias ocasiones casual enseñando sus llamativos tangas sobre su cadera, la actriz Alexa Demie lo hizo sobre alfombras rojas, y el street style está incorporándolo entre los detalles capaces de elevar un conjunto sencillo y convertirlo en el más original de cualquier encuentro.
La moda, una potente arma de liberación
Para saber cómo se lleva esta tendencia basta con recuperar los álbumes de fotos de antaño o, si llegaste a tenerlo, repasar las imágenes de Tuenti. Acompaña a los pantalones de tiro bajo, pero también a las camisetas que enseñan el ombligo, a las zapatillas grandes y a cualquier otra prenda nostálgica dosmilera.
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Si no te atreves a llevar esta tendencia, puedes recurrir a la versión light que recuperó su legado y tuvo auge a principios de año, el de los pantalones midriff flossing. Escojas la que escojas, todo indica que la sensualidad descarada vuelve a la moda y sitúa el eterno debate de la hipersexualización de la mujer sobre la mesa. En una era en la que la moda parece ser más integradora y reivindicativa que nunca, los tangas a la vista también regresan a escena para reclamar la libertad femenina de vestir de manera sexy, pero también segura de una misma.