Asfalto, gasolina, neumático y cuero; ese es el olor que impregnaba las colecciones del próximo otoño-invierno. ¿Los responsables? Guantes y cazadoras en Christian Dior, monos en Diesel o Balmain y chaquetas perfecto en Saint Laurent, Alexander McQueen, Versace. El escepticismo entre la crítica de moda era inevitable: tras años de comfywear, athleisure y normcore, ¿quién estaría dispuesto a enfundarse en ropa de moto, tan rígida y vistosa? La respuesta fue Rosalía. Su álbum Motomami abrazó la estética motocross, pasada por un filtro otaku, captando la atención del gran público. Te lo advertimos: con o sin moto, pronto te sorprenderás con tejidos técnicos y accesorios de seguridad; solo es cuestión de tiempo.
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Tampoco sería la primera vez. ¿Acaso no adviertes reminiscencias de la equipación de esquí, equitación o yoga en tu fondo de armario? La moda femenina vive un idilio con el deporte desde principios del siglo pasado, cuando las mujeres comenzaron a montar en bici y precisaron unos pantalones que les facilitaran la labor. Más tarde, el auge de las actividades al aire libre impulsó la confección de pantalones cortos durante los años 30. Y así, hasta nuestros días. Pero como ahora todo está inventado, la moda evoluciona por otros motivos. 'Motomami' es el nombre de la empresa familiar de Rosalía, sí, pero la cantante prefiere hablar de la dualidad que encierra esta palabra: agresividad y vulnerabilidad, y esta dicotomía obsesiona a los diseñadores de moda.
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Sobran los motivos
"Hemos vivido fuertes restricciones vitales, como encerrarnos, y cuando el ser humano cuando sufre presiones así, automáticamente después precisa de la máxima libertad y de exhibiciones de protesta. Esto se une a que la lucha por la igualdad está cada vez más arraigada en la sociedad; y la reivindicación de mismas oportunidades, con la exigencia del respeto a la individualidad, está encima de la mesa", continúa. "Solo nos faltaba la guerra: el detonante para que la sociedad diga '¡basta ya!'. La sociedad precisa una nueva interpretación de la vida, y de alguna manera, eso es lo que muestran las tendencias transgresoras", señala esta estilista y coach personal de algunas celebridades.
Más allá del 'rock'
Que no te engañe tanta modernidad: el bikercore ya tiene casi un siglo de vida. Su primera expresión tuvo lugar en 1928, cuando un motero encargó una chaqueta específica a los hermanos Schott. Estos se limitaron a actualizar la bomber de cuero que usaban los aviadores de la Primera Guerra Mundial, y le dieron el nombre de su marca de puros favorita: perfecto.
Marlon Brando y James Dean la elevaron a icono de chicos malos en los años 50; y de ahí la prenda cayó en gracia entre diversas tribus urbanas. La chaqueta ya era un fetiche para los músicos de rock para cuando Vivienne Westwood e Yves Saint Laurent la incorporaron a sus colecciones en los 60. Era todoterreno, elegante, canalla y tan incombustible que cuando ahora la versionan Simone Rocha, Versace o Saint Laurent, aún logran que sus propuestas parezcan innovadoras.
Sobre ruedas
Pero el bikercore es mucho más que la chupa de cuero. Este año, las pasarelas se confunden con pistas de motocross, salpicadas de chalecos, medias, guantes y botas. Maria Grazia Chiuri aludió al acercamiento entre moda y tecnología para justificar su presencia en Dior (junto a la habitual sastrería; pura provocación). Por su parte, Olivier Rousteign se lanzó a explorar en Balmain el concepto de ropa como protección, que configura la inspiración de diversos uniformes y equipaciones fuera del ámbito deportivo.
Pero no temas sus siluetas y colores: las grandes cadenas de moda rápida se encargarán de adaptar el bikercore al gran público. Piluka de Echegaray predice que "gozará de una buena acogida entre los más atrevidos y los que crean necesario decir algo", y aunque no llegará a erigirse como tendencia global, "sin duda, su estela tocará aunque sea un poquito a toda la sociedad". Eso sí, los complementos arrasarán: "Son lo más fácil de adaptar: botas, bolsos, chaquetas... Algunas despuntan desde hace temporadas, otras solo acaban de llegar, pero se pueden adaptar con facilidad a todas las fisonomías y combinar con distintos estilos".
Por último, ten presente que el bikercore se asienta sobre los estilos rocker y punk, "que tienen la intención mostrar transgresión, inconformismo social", nos advierte la estilista. Recuerda que la moda es una herramienta de expresión: quizá no tengas moto, pero algo que decir, seguro, y ahora se presenta la ocasión perfecta.