Han pasado ya 6 meses desde que Joe Biden tomó posesión de su cargo como Presidente de Estados Unidos relevando a Donald Trump, quien había ocupado el cargo los últimos 4 años. Junto al magnate estuvo en este acto de despedida su mujer, Melania, quien también dio mucho que hablar durante su mandato. Sus looks fueron siempre objeto de debate, y es que hasta el último día recurrió a ellos para mandar meditados mensajes a través de prendas y accesorios. Ahora, ya alejada de la Casa Blanca, la que fuera primera dama de los Estados Unidos ha relajado su estilo y ha dejado atrás las faldas de tubo y los tacones de aguja en favor de conjuntos mucho más cómodos.
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Cambio de estrategia
Si hace unas semanas comprobábamos que Ivanka, hija mayor de Donald Trump, había transformado por completo su armario después de que su padre abandonara el cargo, abogando por prendas más marcadas y de tendencia que diferían de sus elecciones habituales hasta el momento, ahora es Melania quien sigue su ejemplo. En las últimas horas, las cámaras la han captado por las calles de Manhattan haciendo gala de un estilo depurado y minimalista pero mucho más práctico.
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Juego de contrastes
Uno de los looks con los que hemos podido verla es una combinación infalible en clave black&white que combina dos prendas básicas de fondo de armario: una camisa clásica con bolsillos frontales y pantalones entallados. Aunque cada vez son más las mujeres que deciden dejar a un lado los pitillo para apostar por diseños rectos o acampanados, Melania deja claro que sigue siendo fiel a los vaqueros entallados, puesto que ha lucido los mismos, en tono blanco y de tiro alto, dos días seguidos. Como decimos, una de las veces quiso jugar al contraste al sumarle blusa negra y bolso a tono, concretamente un modelo de Hermès por el que renuncia a sus adorados clutches. Otro punto a destacar de este conjunto es el calzado con el que ha completado, unas bailarinas de piel con puntera afilada.
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Mismos pantalones, dos looks
Unas horas antes, Melania había apostado por los mismos pantalones, aunque recurriendo a una paleta de color muy distinta en tonos neutros. Eso sí, se mantenía fiel a la elegancia minimalista con prendas sencillas pero muy estilosas como la blazer de lino, ideal para la temporada estival. De nuevo, completaba con un bolso de Hermès, en aquel caso blanco.