La moda no solo sirve como expresión y reflejo de nuestra propia personalidad sino que, a su vez, tiene la capacidad de generar sentimientos fuertes de amor y aversión. Aún es temprano, pero ya las pasarelas y el street style nos han dado algunas claves sobre las tendencias que luciremos este año. Sin embargo, ¿quién mejor que una experta en el funcionamiento de la mente humana para sacarnos de dudas? La psicóloga Shakaila Forbes-Bell, especializada en moda y consumo, es la fundadora de Fashion Is Psychology, un espacio digital donde revela cómo nos relacionamos con la ropa en las circunstancias adversas que nos ha dejado el pasado año. ¿A qué tendencias nos acabaremos sumando y cuáles desecharemos definitivamente? La ciencia responde.
Testimonio de experta
Forbes-Bell afirma que las personas ya no están dispuestas a dejar de lado el confort que les han brindado sus nuevos conjuntos para trabajar desde casa, puesta este afecta positivamente a nuestra salud mental. No obstante, la psicóloga explica que, aunque abandonemos el taconazo de aguja y el adorno exagerado, no volveremos de lleno al llamado loungewear, pues nos hemos aburrido de la ropa excesivamente cómoda y casera. Trasladaremos nuestros estilismos de teletrabajo a la vida real, dando un giro a nuestros básicos, con la esperanza de, finalmente, pasar página.
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Básicos elevados
Los seres humanos anhelamos la novedad, por lo que la monotonía de nuestros uniformes pandémicos aviva deseos de cambio. De esta forma nace el concepto de los básicos elevados o renovados. Son piezas selectas que nos hacen sentir a gusto, sin por ello recurrir a un pijama o a un conjunto para hacer yoga en el salón de casa. Se augura que este año nos alejaremos un poco del chándal que tanto calor nos ha dado durante el confinamiento (y después) para abrir paso al cárdigan de colores, los pantalones de traje anchos y el calzado plano que en nada se parece a unas deportivas.
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Vestidos para la distancia social
Diversos estudios han demostrado que las personas se divierten tan solo participando en el acto de usar ropa fuera de lo común porque les permite experimentar la evasión. Los vestidos extravagantes y las siluetas voluminosas suponen un escape del ajetreo y el bullicio, que ahora asociamos con la ropa de casa y el teletrabajo. Las blusas de volantes y los vestidos pomposos seguirán en boga esta temporada de primavera-verano, sin recurrir a mucho adorno que pueda perturbar nuestro confort.
El calzado ugly en todas sus formas
Si hace un par de temporadas nos sorprendía la irrupción de las zapatillas 'feas' con suelas aerodinámicas y plataformas excesivas en el panorama de las tendencias no sabemos qué pensar de la aceptación general que han recibido las sandalias deportivas o los botines felpudos. Aunque se hayan consolidado como ugly shoes, la ciencia ratifica que aquel lema de "la comodidad es primero" ha influido mucho en la decisión. Marcas como Ugg y Crocs se han reinventado con fin de adaptarse sutilmente a los estilismos de calle de forma diferente a como lo hacían hace dos décadas, y tanto famosas como expertas en la materia han aceptado con gusto.
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Vintage cercano en el tiempo
Es casi imposible mirar hacia los años 2000 sin unas gafas en gran formato o con cristales de color rosa. La nostalgia es una de las muchas razones por las que la moda es cíclica. Sin embargo, gracias al acelerado ritmo del mercado actual, estos ciclos son cada vez más cortos, de forma que ya hemos pasado a recordar con añoranza el pasado no tan lejano de los años 2000, cuando hace unos meses aún mirábamos con recelo la moda de aquel tiempo. En 2022, se extiende el estilo Y2K (Year 2000), pues marcas low cost, como Bershka o Pull & Bear, ya se han apuntado a replicar el pantalón de tiro bajo, el vaquero bordado y la americana extra cropped.
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