Tiene dieciocho años, habla cinco idiomas, estudia en la escuela de negocios McDonough de la Universidad de Georgetown, toca el piano, la guitarra y canta de forma espectacular. Ella es Irini Fournier, la hija del empresario madrileño Antonio Fournier y de la naviera griega Ioanna Vardinoyannis; una joven con alma curiosa y estilo propio, que nos sorprende como modelo de excepción en este reportaje de moda que respira un aire bucólico, naíf y cargado de romanticismo. La moda le fascina .
Posa como si lo hubiera hecho siempre y es que, como ella misma asegura, “a mi generación, una cámara no nos impone nada”. Y, como podemos comprobar, una entrevista, tampoco. Irini Fournier responde, con seguridad y firmeza:
-¿Cómo te definirías?
-Alguien con muchísima curiosidad y ganas de perseguir sus ambiciones.
-¿Eres una estudiante aplicada?
-Suelo sacar buenas notas. Aunque tampoco creo que tener todo sobresalientes sea algo necesario. Perseguir el perfeccionismo en un ámbito de la vida te puede alejar del conocimiento que puedas adquirir en otros. También creo que se aprende mucho de la vida misma, de salir a la calle, relacionarse, hacer cosas distintas y vivir experiencias.
-¿A qué te gustaría dedicarte en el futuro?
-Tengo un especial interés en las energías renovables y, por supuesto, en cómo cambiará el mundo del bunkering (aprovisionamiento energético marítimo). Pero, con 18 años, pienso más en crear mis propias cosas, en emprender.
“En el colegio siempre se burlaban de cómo vestía. Me gritaban: ‘el cole no es una pasarela’, y yo les respondía que la mismísima vida lo era. Me gusta combinar un abrigo vintage con vestidos supermodernos”
-Mitad española, mitad griega, ¿de dónde te sientes?
-Me siento tanto española como griega, tengo la cultura y el idioma de los dos países muy interiorizados, pero es verdad que, al vivir más en España, tengo arraigada la vida aquí.
-¿Te gusta la moda?
-Muchísimo. En el cole siempre se burlaban de cómo vestía. Me gritaban: “El cole no es una pasarela”, y yo les respondía que la mismísima vida lo era. Me gusta combinar un abrigo vintage con vestidos supermodernos. Soy muy coqueta, me encantan los accesorios (dan personalidad) y, en ocasiones más vestidas, las joyas. Aunque digan que son para señoras mayores, las maneras en las que las puede lucir una chica joven son muy especiales. Todos estamos cómodos con un chándal, pero cultivar la elegancia exige disciplina, cuidarse, quererse y valorarse. En definitiva, es muy sano mentalmente y para el equilibrio personal y el de los demás, que, por supuesto, te ven.
“Todos estamos cómodos con un chándal, pero cultivar la elegancia exige disciplina, cuidarse, quererse y valorarse. En definitiva, es muy sano mentalmente y para el equilibrio personal y el de los demás, que, por supuesto, te ven”
-¿El mejor consejo que te ha dado tu padre?
-Me ha enseñado la importancia de relacionarse con todo tipo de gente y abrir la mente a todas las opiniones.
-¿Y el que te ha dado tu madre?
-Sé tú misma, acuérdate de las cosas importantes en la vida y que los amigos de verdad se cuentan con una mano.
-¿Eres muy familiar?
-Los Fournier somos una piña y, al vivir en Madrid, es más fácil verlos a menudo.
-Y de amores, ¿qué tal?
-Tengo la suerte de tener a Santi, le conocí hace un año.
-¿Qué tiene que tener un chico para conquistarte?
-Que me haga reír, pero que tenga inquietudes culturales, sea culto e interesante, no un pasmado sin conversación. Que sea elegante e intelectual tanto como divertido. No creas que es fácil esa combinación.