¡La mascarilla! Ya no podemos salir de casa sin el bolso, las llaves, la cartera ni, por supuesto, la mascarilla. Con más o menos gracia, estilo y sofisticación, todos llevamos esta prenda, que se ha convertido en un complemento imprescindible sine die. Ahora, superado el trance de acostumbrarnos a ser “esclavos” de este accesorio, un nuevo fenómeno de moda rodea a este escudo de protección: la mascarilla-pañuelo.
Olivia Palermo, la influencer por excelencia, fue de las primeras en cubrir la suya con un carré de seda estampada mientras caminaba por la Quinta Avenida. A esta tendencia se han sumado otros icónicos trendsetters como el cantante y actor británico Harry Styles, Sarah Jessica Parker, Sienna Miller y Amber Heard.
Olivia Palermo, la ‘influencer’ neoyorquina por excelencia, fue de las primeras en cubrirse la boca con un ‘carré’ de seda estampada mientras caminaba por la Quinta Avenida
Para evitar la molestia de tener que colocar primero la mascarilla y después elevar el look con un pañuelo, Bárbara Pan de Soraluce se alió con la firma Kausi y convirtió esta barrera contra el virus en un elemento fashion . La pintora, que ya era muy conocida por Los Platos de Pan -las vajillas de porcelana que ella misma pinta a mano en el estudio que tiene en su casa de Madrid- , ya fue una de las primeras en embellecer la pandemia. Bárbara se alió con la mencionada firma _que en un principio creaba abanicos_ y trasladó sus característicos dibujos de “bichos” o “peonías” a mascarillas de tela homologada, creando unos diseños sencillos y elegantes que tuvieron una acogida abrumadora. Ya las hemos visto sobre el rostro de su íntima amiga Isabel Preysler, de Sofía Palazuelo, duquesa de Huéscar, y de Xandra Falcó, entre otras.
El paso siguiente fue la mascarilla-pañuelo, que la firma ha lanzado en dos diseños bajo el nombre de Olivia Poppy y Olivia Nuit by Los Platos de Pan, con los inconfundibles trazos de la pintora. Y en breve habrá otros dos estampados (bichos y limones) decorando este accesorio que cotiza al alza y se ha convertido en el preferido de las más influyentes en España, como Tamara Falcó, Eugenia Silva, Carolina Herrera hija, Fiona Ferrer y hasta de la delegada de Cultura del Ayuntamiento de Madrid, Andrea Levy.
La propia Bárbara Pan de Soraluce ha explicado a ¡HOLA!+ cómo se le ocurrió formar parte de este boom estilístico. “Fue gracias a Olivia Palermo. Lo digo tal cual”, confiesa. “Yo soy muy presumida y la mascarilla que hicimos me encanta, pero me faltaba algo: ese toque que lo convirtiera en algo más que una prenda obligatoria. Pensé que había que transformar lo obligatorio en bonito, que hiciera ilusión ponérselo”.
Bárbara creó primero fueron las mascarillas de tela homologada con delicados y elegante estampados, que hemos visto cubriendo el rostro, por ejemplo, de Isabel Preysler, íntima amiga de Bárbara
“Quería que fuera más que un escudo, un complemento, que tuviera otra función -añade la pintora-. Por ejemplo, cuando no la llevo sobre la boca y estoy en casa, la tengo puesta en el cuello como un pañuelo. Además, siempre me han encantado los pañuelos. Cuando se me ocurrió la idea, llegaba el invierno, es una prenda que te protege y, si te la bajas, te favorece”.
Empezando una nueva vida
Bárbara convirtió su gran pasión, la pintura, en su negocio. “Siempre me ha gustado pintar. Estudié Bellas Artes y Restauración, pero dejé aparcado el tema cuando tuve a mis hijos. Hace unos años me apunté a un curso en el taller de Carmen Muñoz, sin otra pretensión que divertirme. Fui reenganchándome y mejorando, y además, notaba que me apasionaba el tema. Mi entorno acabó por convencerme de que lo que hacía tenía cierta calidad”, admite esta amante también de los viajes, la decoración y, que como hija de diplomático, lleva “la vida social en la sangre”, como nos decía en una ocasión.
Ahora, mientras prepara la boda de uno de sus hijos, sigue imparable pintando platos, mascarillas “y con las mascarillas-pañuelo a tope”. Bárbara reconoce que es muy afortunada al haberse aliado con Kausi, “Nos hemos ayudado los dos, como dicen en Economía, todo es win win. Yo me siento halagadísima que alguien se dirigiera a mi. Siempre he dibujado bien, pero jamás me he considerado diseñadora. Sin embargo, ahora veo que lo mío realmente es el diseño. Creo que he dado un salto más y me ha venido muy bien, porque cumplí sesenta años el otro día y me veo empezando una nueva vida”.