Conocida por ser una de las mujeres más elegantes de España, no hay ocasión en la que Isabel Preysler no consiga entrar en la lista de mejor vestidas. Sus combinaciones, siempre favorecedoras y de tendencia, suelen cumplir los requisitos que las expertas en moda recomiendan: largos intermedios, escotes poco pronunciados y, por supuesto, la cantidad justa de complementos en vez de el 'menos es más', valores que habría transmitido también a sus hijas. En su última cita cultural, una noche en el Teatro Real a la que acudió con Mario Vargas-Llosa, volvió a conquistar a sus seguidoras con una mezcla perfectamente combinada, eso sí, con un cambio de estrategia muy notable. Si a principios de mes deslumbraba en el Auditorio Nacional con un wrap dress rojo, en esta ocasión se alejó del glamour digno de alfombra roja optando por una mezcla que sus fans encontrarían mucho más sencilla de imitar. Fue el jueves 13 de noviembre cuando no se perdió el estreno de Rusalka, una ópera clásica. Su look, ideado por Cristina Reyes, su estilista, era la prueba de cómo es posible pasar la prueba de estilo de una noche de gala con una composición en la que son los complementos los que marcan la diferencia.
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El vestido de Isabel bien podría aparecer también en el armario de Máxima de Holanda, quien hace un mes lució un modelo con el mismo estampado. Y es que la cachemira, esa forma de ameba que parece venir de la mano con el cambio de estación, es uno de los prints más utilizados durante el otoño y el invierno. En el caso del que lució para su cita en el teatro, era un original modelo vaporoso con transparencias y detalle de encaje en los puños, mangas y en el escote, potenciando el escote en forma de pico.
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El lado bohemio
Normalmente, Isabel Preysler suele apostar por mezclas ultrasofisticadas, pero en esta ocasión fue la estética bohemia la que se llevó el protagonismo de su mezcla. Algo que lograron las botas negras de caña slouch o arrugada, una tendencia que también parece pisar con especial fuerza esta temporada. El complemento, firmado por Etro, se convirtió en el mejor aliado de su prenda midi. Con esta fórmula, Isabel conectó con doña Letizia, quien también recurre a estos dos grandes básicos en los meses más fríos del año.
Complementos siempre a tono
Sin dejar un solo detalle al azar, como ya demostró en su velada en el auditorio jugando con los colores conectándolos entre sí (sobre estas líneas), Isabel aprovechó la tonalidad de sus zapatos para agregar un cinturón que marcara el talle y mascarilla a tono. Dos accesorios que se sincronizaban también con el abrigo, un atemporal diseño de inspiración masculina -de solapas XL y largo recto- firmado por Massimo Dutti. Uno de esos chaquetones que no pueden faltar en la colección de imprescindibles invernales. Para terminar, el modelo Loulou en terciopelo granate de Saint Laurent puso el toque final a la mezcla sumando puntos de estilo a la mezcla gracias al lujoso brillo del tejido.