Que 2020 vaya a ser recordado como el año del baby boom entre las supermodelos y celebridades no es sinónimo de que la ropa premamá se haya convertido en la primera opción para ellas. Dispuestas a mantenerse fieles a su estilo, incluso en la recta final de su embarazo, la mayoría de ellas han optado por aprovechar las propias prendas de su armario, como era el caso de María Fernández-Rubíes, o apostar por compras que, tras el parto, podrían seguir incluyendo en sus looks. Es una estrategia que permite que expriman al máximo su vestidor, sí, pero también que planten cara a una de las industrias más contaminantes. María Pombo también pertenece a este grupo de premamás, ya que los diseños que ha lucido hasta la fecha son modelos a los que podrá darles una segunda vida en el caso de que, dentro de unos meses, quiera seguir llevándolos.
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Hasta hace poco, las expertas en estilo tenían una postura muy clara en lo que a ropa premamá se refería: nada de prendas demasiado ajustadas o largos mini. Su recomendación era la de usar anchuras relajadas y largos intermedios para estilismos más elegantes (y preferiblemente sin estampados o colores claros, que terminan por aportar más volumen). Sin embargo María Pombo no está de acuerdo con este dress code -como le pasó a Meghan Markle en su día- y prefiere romperlo con sus looks, llevándoselo a su terreno. Sus combinaciones de entretiempo no podrían ser un mejor ejemplo de ello. En uno de sus últimos paseos por Madrid, un diseño boho chic en blanco con bordados negros era la elección de la influencer. Una prenda que combinó con sus imprescindibles botines negros de estilo cowboy, un complemento que lleva todo el año.
Punto ajustado, pero no demasiado
En otra de sus últimas apariciones fue la otra recimendación de las expertas la que se saltó, ya que apostó por un vestido liso tipo tubo. Aunque, a diferencia de los ceñidísimos modelos de punto que están utilizando maniquís como Elsa Hosk o Romee Strijd, María prefirió una prenda más holgada. Su look de largo midi alcanzaba la mitad de la pierna con la falda. Y, ya que se trataba de una prenda en color negro, actuó a modo de lienzo, lo que permitió añadir otros básicos y complementos de impacto. De esta forma, la elegida por la influencer fue una cazadora vaquera, otro de los imprescindibles del armario. El plato fuerte corrió a cargo de los botines. Un diseño anaranjado de punta cuadrada y caña slouch que reclamaba todas las miradas.
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Premamá en clave festiva
No solo en sus combinaciones de street style María se deja llevar por su gusto personal llegando a contrariar los desfasados códigos de estilo. También para su última cita laboral, la que tuvo lugar en el plató de El Hormiguero, siguió la misma estrategia. Ni anchuras sueltas ni cortes imperio. La influencer se atrevió con un little black dress de la firma Ba&Sh que escogió poco antes de salir en el programa. El modelo, que fue bautizado por la firma como Kina, es una pieza de la colección otoñal (290 euros). Además de sentarle de maravilla, le permitió marcarse unos bailes con Pablo Motos sin renunciar a la comodidad, ya que el ceñido tejido se adaptaba a su nueva silueta de embarazada como una segunda piel.
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